PSOE: 125 años de historia
Hace 125 años, el PSOE nació como unpartido marxista que propugnaba la lucha de clases y laimplantación de la dictadura del proletariado. Sin embargo, adiferencia de sus homólogos inglés, francés o alemán, fue durantedécadas una formación insignificante. De hecho, aunque el PSOE dePablo Iglesias se autoproclamó representante de los trabajadoresespañoles, éstos no le evitaron una verdadera cascada de derrotaselectorales. No era de extrañar ya que el espacio de izquierdas loocupaban los republicanos y el de la lucha obrera, los anarquistas.Por si fuera poco, en aquellos primeros años, el único intelectualdigno de ese nombre que pasó por el PSOE fue Miguel de Unamuno, quelos abandonó calificando a los socialistas españoles de «fanáticosnecios de Marx, ignorantes, ordenancistas, intolerables, llenos deprejuicios...». En 1909, Iglesias llegó a un acuerdo con losrepublicanos para crear una conjunción electoral. Con todo, el 12de julio de 1910 afirmó que lo único que le movía a esa alianza era«derribar el régimen». Durante los siguientes años, ya convertidoen el primer y único diputado socialista, no perdería ocasión deintentarlo. Por ejemplo, el 7 de julio de 1910, amenazó con que elPSOE recurriría al «atentado personal» si Maura llegaba al poderpero también hizo todo lo que estuvo en sus manos para impedir queel liberal Canalejas pudiera llevar a cabo reformas que tenían comofinalidad mejorar la suerte de los trabajadores. Desde las Cortes,Iglesias clamó que su partido buscaba «la supresión de laMagistratura, la supresión de la Iglesia, la supresión del Ejércitoy la supresión de otras instituciones» ya que los socialistasestarían «en la legalidad mientras la legalidad les permitaadquirir lo que necesitan; fuera de la legalidad... cuando ella noles permita realizar sus aspiraciones». Durante los añossiguientes, Iglesias y el PSOE siguieron punto por punto sus planespara acabar con el sistema parlamentario e implantar la dictaduradel proletariado. Con el respaldo de algunos medios de comunicacióny el apoyo de personajes tan dudosos como Ducazcal, el creador dela famosa «banda de la porra», el PSOE prosiguió su actividadanti-sistema. Haciendo gala de un acentuado oportunismo, en 1917,intentó, junto a los nacionalistas catalanes, acabar con el sistemaparlamentario; y en 1922 decidió colaborar con la dictadura dePrimo de Rivera. No pensaba integrarse en el sistema como habíanhecho sus homólogos alemanes y como esperaba Primo de Rivera sinoporque deseaba privar de peso entre los obreros a la CNT y porquesoñaba con la caída de la monarquía parlamentaria. Durante aquellosaños, el PSOE medró a la sombra de la dictadura. Dirigentessocialistas como Largo Caballero, Cordero, Lucio Martínez oWenceslao Carrillo padre del futuro secretario general del PCEobtuvieron puestos en la Junta de subsistencias, el consejo deadministración de información telegráfica o el consejo interventorde cuentas. En octubre de 1924, Largo Caballero incluso fuenombrado miembro del consejo de estado del dictador. En diciembrede 1925, falleció Pablo Iglesias pero sus sucesores mantuvieron elguión. En 1930, se sumaron a un intento de golpe de Estado paraderribar la monarquía parlamentaria y en abril de 1931 lograron quese proclamara la república tras unas elecciones en que de lasvotaciones habían salido 5.775 concejales republicanos y 22.150monárquicos. Nunca en la Historia de España se había falseado tanescandalosamente un proceso electoral pero el PSOE, una vez más, seconsideraba hiperlegitimado para hacerlo. Durante el bienio de 1931a 1933 en que compartió el poder con otras fuerzas de izquierda, elPSOE buscó aislar a los anarquistas y empujar a la nación hacia unproceso que algunos socialistas sensatos calificaron debolchevización. En 1933, las derechas ganaron las elecciones y demanera inmediata el PSOE comenzó a fraguar un golpe de Estado quele permitiera recuperar el poder perdido en las urnas. En octubrede 1934, el PSOE y la Ezquerra catalana se alzaban en armas contrael Gobierno legítimo de la nación. El golpe fracasó en toda Españasalvo en Asturias, donde se llevó a cabo una revolución socialistacon su secuela de excesos, quemas de iglesias y asesinatos. Aquelgolpe fallido de 1934, a decir de Salvador de Madariaga,deslegitimó a las izquierdas para atacar el de julio de 1936. Peroen aquellos momentos, nadie pensaba en una sublevación de lasderechas. En 1935, el PSOE fue parte decisiva en la creación delFrente Popular y su dirigente máximo en el curso de una violentacampaña electoral dejó de manifiesto que su meta era instaurar ladictadura del proletariado y que «la conquista del poder no puedehacerse por la democracia burguesa». En febrero de 1936, el FrentePopular se hizo con la mayoría en las cortes mediante un fraudeelectoral que sería denunciado por el presidente de la repúblicaNiceto Alcalá Zamora. Desde entonces hasta el estallido de laGuerra Civil, España viviría una evolución que las cancilleríasextranjeras, empezando por la británica, asemejarían a la de larevolución rusa de 1917 y que incluyó el asesinato de Calvo Sotelo,el jefe de la oposición de derechas, por miembros del PSOE. Cuandoen julio de 1938 estalló la guerra, el PSOE se lanzó, como otrasfuerzas frentepopulistas, a una política de represión que iría dela creación de checas y de la práctica de fusilamientos a laincautación de los pisos de Madrid no para entregárselos a losinquilinos sino para cobrarles los alquileres. En el curso de losaños siguientes, sería un socialista, el doctor Negrín, el mismoque había enviado las reservas de oro del Banco de España a laURSS, el que pactaría con Stalin la transformación final de Españaen una dictadura de izquierdas. La derrota frustró esos planes ytambién llevó al PSOE al borde de su aniquilación. Ni siquiera lafirme alianza con la masonería evitó a sus dirigentes en el exiliolanguidecer y perder el control del partido en manos de un grupoencabezado por Felipe González. Con todo, hasta finales de lossetenta, el PSOE no perdió su radicalismo. Rechazó el referéndum dela ley de reforma política e incluso defendió la república duranteel debate constitucional. Pero González era consciente de que sullegada al poder pasaba por asemejarse lo más posible al SPD alemány, primero, renunció al marxismo y, luego, decidió permanecer en laOTAN. Fueron sus mayores logros porque durante la casi década ymedia que estuvo en La Moncloa, España alcanzó cotas de desempleo yde corrupción realmente históricas mientras la sombra del crimen deestado se cernía sobre él. Ni siquiera la derrota electoral amediados de los años noventa y todavía menos los éxitos del PP ensu gestión económica e internacional llevaron al PSOE a reflexionarsobre las consecuencias de su dogmático sentimiento dehiperlegitimidad. Hoy, el PSOE tiene con todos los españoles laobligación moral de no reescribir su historia en términos rosados yfalsos, sino de reflexionar sobre ella, de recordar que por dosocasiones aniquiló irresponsablemente sendos sistemasparlamentarios y de comprometerse humildemente a no reandar caminospasados.
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