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Poder, sincretismo y poligamia

Conocida como secta de los mormones, es fácil encontrar a alguno de sus miembros por nuestras calles y plazas. El estudio de don Julián García Hernando es la fuente documental de esta información, que intenta dar al lector las pautas para juzgar por sí mismo la importancia de este «fénomeno fideístico», que lentamente se introduc e en una sociedad como la nuestra, que se declara mayoritariamente católica.

La doctrina de los mormones se basa fundamentalmente en un sincretismo, en el que caben -como dice Algermisser- el politeísmo pagano, la poligamia islámica, la teocracia judaica, la interpretación protestante-racionalista de la Biblia, la constitución catolizante, el nacionalismo americano y el tesón anglosajón.

La secta de los mormones está autorizada en España desde 1969. La primera capilla se abrió en Ciudad Lineal. Hoy, tienen muchas más, distribuidas por toda la península, y un apabullante templo recién estrenado en Madrid. De los 56 templos que los mormones tienen en todo el mundo, el de Madrid es el primero de la Europa Mediterránea. A él pueden acudir -según cifras publicadas por la misma secta- 70.000 miembros provenientes de toda España y del sur de Francia.

Las ideas económicas del mormonismo se basan en las religiosas; y en virtud de que el hombre puede llegar a ser Dios, ponen lo material en el mismo plano que lo espiritual. Por tal razón no han escatimado medios en la construcción del templo, que ha sido realizado con los mejores materiales, y con el asesoramiento de los más prestigiosos profesionales. Parte de los ingresos que reciben son aportaciones económicas de sus adeptos, que contribuyen con el 10% de sus ganancias. La organización administra el dinero de la secta con suma eficacia.

DE LAS TABLAS, AL LIBRO

Joseph Smith -padre de la secta- provenía de una familia propensa a las visiones (había ya antecedentes en su madre y en su abuelo) y creció en un ambiente común a la América del siglo XIX. Era el momento del revival protestante, deseoso de una fe más pura, caracterizada por la disparidad entre fe y moral práctica. En aquel tiempo, las sectas surgían espontáneamente, y la gente pasaba de una a otra con asombrosa facilidad.

Cuando, en 1820, Smith tuvo la primera visión -en la que fue elegido para restaurar la pureza del Evangelio y establecer la verdadera Iglesia de Cristo-, nadie podía imaginar que se convertiría en el padre de una de las sectas, económica y políticamente, más poderosas de América, y que se proyectaría a casi todo el mundo.

En 1823 Joe Smith tiene otra visión, la del ángel Moroni, que le indicó el lugar donde se encontraban unas tablas de oro y el misterio que encubrían. Después de muchos avatares, las tablas fueron traducidas y publicadas en 1830. Los libros sagrados de los mormones llegarían a ser cuatro: La Biblia (conforme al canon protestante); El Libro del Mormón; Las Doctrinas y Convenios; y La Perla de gran precio.

Una de las peculiaridades del Libro del Mormón es su marcado acento americanista. La descripción de señales vistas en América cuando Cristo nació, el descendimiento de Cristo en tierra de América entre su Resurrección y su Ascensión, o la llamada a los doce discípulos americanos ilustran este acento.

Además, el Libro contiene numerosos anacronismos que quitan autenticidad a las revelaciones de Smith; por ejemplo, la existencia de vacas y caballos en el año 600 antes de Cristo, aunque la historia prueba que los españoles no los encontraron todavía en 1492.

AMBICIÓN POLÍTICA Y POLIGAMIA

Sus pretensiones se han ido haciendo cada vez más ilimitadas en el terreno político. La curiosa secta de los mormones ha sido interpretada como una epopeya que comienza con el hechizo de su fundador, que finalizará con la creación del Estado mormón de Utah, oficialmente integrado dentro de los Estados Unidos de América en 1896.

De forma paralela al desarrollo político, sus dogmas se han ido haciendo cada vez más extravagantes: el conocidísimo de la poligamia es uno de los secretos mejor guardados en el Estado de Utah, aunque el testimonio de algunos ex-mormones saca a la luz una realidad que ya no puede ocultarse: En el nombre de Dios -dice Brigham Young- se está abusando de cientos de niños y se está condenando a la sumisión absoluta a muchísimas mujeres. Es intolerable que esto siga ocurriendo a estas alturas del siglo en un país que presume de ser la bandera de Occidente.

Basados en el bienestar de esta vida, en la eficiencia del pueblo americano y en su oferta de hacerle llegar a ser Dios, los mormones continúan con su fe y su curiosa moral, que en realidad cierra el camino hacia la única Verdad revelada en Jesucristo.