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Apoyo de protestantes e islámicos al Vaticano en la ONU

Se han sumado a esta campaña los mayores grupos evangélicos del mundo, incluyendo a Focus on the Family, y también los más importantes grupos islámicos, como al-Khoei Foundation, con sede en Londres. Al-Khoei Foundation, que se unió a la campaña hace tres semanas, expresó su gran tristeza por el ataque que está sufriendo la Santa Sede por parte de las agrupaciones abortistas. Al-Khoei Foundation es la mayor fundación chiíta musulmana del mundo y dirige algunas de las universidades más relevantes de Oriente Medio.

La campaña empezó como reacción a los esfuerzos de los extremistas favorables al aborto para remover a la Santa Sede de su puesto de observador en las Naciones Unidas. Esta posición no le permite votar en la Asamblea General, pero la Santa Sede sí puede participar en los debates de la Organización. En algunas Conferencias internacionales, mientras estos grupos trataban de imponer el control demográfico de las personas pobres, la Santa Sede salió en defensa de la dignidad de los más débiles, a quienes no se les pueden imponer decisiones tan íntimas, ni acabar con la pobreza acabando con los pobres.

Se observa un fuerte contraste al detenerse en este otro dato: después de más de un año, sólo 498 grupos se han sumado a la campaña See Change, promotora de la expulsión de la Santa Sede. En su mayoría se trata de organizaciones favorables al aborto, al control de la población y lesbianas. Esa cifra se alcanzó cuando la agrupación líder de la campaña, Catholics for a Free Choice (CFFC) replaceó anuncios en la portada del New York Times y contrató personal, a tiempo completo, para dirigir esta actividad. (La semana pasada los obispos de Estados Unidos condenaron a CFFC por su promoción del aborto y por denominarse erróneamente Catholic).

Preocupados por las vacilaciones y posibles desaciertos de su campaña, CFFC acaba de contratar a Heidenpriem and Mager, una importante y poderosa compañía de relaciones públicas de Washington DC, para dirigir la campaña See Change y para frustrar la consideración de las resoluciones favorables a la Santa Sede en las Cámaras legislativas norteamericanas. El encargo lo ha asumido Nikki Heidenpriem, antiguo funcionario de la Administración Carter. El hecho de contratar los servicios de Heidenpriem demuestra no sólo la preocupación que ha cundido en CFFC, sino también los impresionantes recursos financieros con que cuenta. En su declaración de la semana pasada, los obispos de Estados Unidos señalaron que CFFC es poco más que la fachada de lo que es una muy rica industria internacional del aborto. El presupuesto de CFFC alcanza los cuatro millones de dólares anuales.

Muchos se preguntan por qué CFFC continúa con su campaña habiendo recibido oposición de todas las partes del mundo. De hecho, Francis Kissling, presidente de CFFC, admitió recientemente la derrota. En su propio boletín, escribió: Éste (el Vaticano) no teme que la ONU acepte la cuestión. La campaña parece ser de acoso. En 1991 se citaron unas palabras de Kisling, en las que decía que había buscado durante veinte años un Gobierno al que derribar sin acabar en la cárcel, y que por fin lo había encontrado en la Iglesia católica.

En el contexto del reciente Congreso Europa por la vida, celebrado en Granada, el Nuncio Observador Permanente ante las Naciones Unidas, monseñor Renato Rafael Martino, hizo las siguientes declaraciones a Alfa y Omega sobre la campaña internacional para que la Santa Sede abandonara su puesto de observador permanente en la ONU:

Esta campaña no tiene ninguna relevancia legal, porque no es en una campaña pública en la que se decide quién puede y quién no puede estar en las Naciones Unidas. Dicen que la Santa Sede no es un Estado como otro cualquiera. La Santa Sede nunca ha querido ser un Estado como cualquier otro; eso lo demuestra que los 173 países estables que tienen relación con la Santa Sede no entran en relación, no establecen relaciones con la Santa Sede sobre un equívoco. Saben lo que es la Santa Sede: el gobierno central de la Iglesia católica que tiene personalidad jurídica internacional desde su comienzo.

La forma moderna de las embajadas empezó exactamente en Roma, en el siglo XV, con los embajadores de la República de Venecia en Roma.

Preguntado sobre cuál es, en su opinión, la finalidad de esta campaña en la opinión pública, declaró que hay, de fondo, una mala concepción de la democracia. Según las personas que protagonizan la campaña, la democracia es que si tú no hablas y dices las mismas cosas que yo, entonces tú tienes que irte. En eso consiste el odio contra la presencia de la Santa Sede, originado por nuestra posición a favor de la familia, de la vida y de los derechos humanos.

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