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Historia de la Obra
Han pasado casi 75 años desde que, el 2 de octubre de 1928, durante un retiro espiritual en Madrid, Josemaría Escrivá de Balaguer sintiera la llamada del espíritu para fundar lo que después sería llamado «Opus Dei». El entonces joven sacerdote, que a la sazón contaba con 26 años de edad (había nacido el 9 de enero de 1902 en Barbastro -Huesca-), y que fue ordenado en 1925, sintió cómo la finalidad específica de la nueva institución sería «recordar a todos los bautizados que la vocación cristiana es vocación a la santidad y al apostolado», así como «promover entre hombres y mujeres de todos los ámbitos de la sociedad un compromiso personal de seguimiento de Cristo, de amor a la Iglesia y de búsqueda de la santidad en la vida cotidiana».
Desde esa fecha, Josemaría Escrivá se entregó, en cuerpo y alma, al cumplimiento de la misión fundacional recibida, «sin considerarse nunca un innovador ni un reformador», aseguran desde la oficina de información del Opus Dei en España. «Estaba convencido de que Jesucristo es la eterna novedad y de que el Espíritu Santo rejuvenece continuamente la Iglesia, a cuyo servicio ha suscitado Dios el Opus Dei».
«Camino», un escrito esencial
En 1930, Escrivá abre las puertas de la Obra a las mujeres, a quienes también consideró «destinatarias de la misión» que Dios le había confiado. Cuatro años después se publica «Consideraciones espirituales», primer libro del nuevo santo, donde ofrece sus reflexiones sobre la Iglesia y la misión de la Obra. En 1939, en plena Guerra Civil, ve la luz la primera edición de «Camino», un libro esencial a la hora de entender la misión del Opus Dei en la Iglesia católica, y que hasta la fecha ha superado los 4 millones de ejemplares vendidos.
Tras la Guerra Civil, el fundador del Opus Dei comienza a impartir ejercicios espirituales a sacerdotes por toda España, lo que origina una rápida expansión de la Obra por todo el país. En 1943, Escrivá de Balaguer concibe un nuevo modo de incardinar en el Opus Dei a sacerdotes que procedan de los fieles laicos de la Obra. Así es como surge la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, cuya fama llega rápidamente a Roma. Hasta allí se traslada el fundador en 1946, comenzando la expansión de la Obra. En los siguientes treinta años, el Opus Dei llega a una treintena de países. A partir de 1948, pueden pertenecer al Opus Dei, en pleno derecho, hombres y mujeres casados. En 1950, Pío XII aprueba que sean admitidos personas de otras religiones: son los «cooperadores» de la Obra.
Durante el Concilio Vaticano II (1962-1968), el mensaje de Escrivá cala profundamente, prueba de lo cual son las consideraciones de los padres conciliares acerca de la llamada universal a la santidad o la función de los laicos en la misión de la Iglesia. Entre el final del Concilio y su muerte, acaecida en Roma el 26 de junio de 1975, emprende largos viajes por Europa y América. Antes de morir, ve hecho realidad uno de sus sueños: el santuario de Torreciudad, en Huesca.
Siete años después de su fallecimiento, en 1982, el Papa Juan Pablo II concedió al Opus Dei el rango de Prelatura personal, la única de este tipo en la Iglesia católica. Y el 17 de mayo de 1992, ante 300.000 personas, tuvo lugar la beatificación del fundador de la Obra.
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