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El supuesto secreto del Opus Dei es un tópico trasnochado

Fernando Ocariz es el Vicario General de la Prelatura del Opus Dei desde 1994. Este peso pesado de la Obra, a la que pertenece desde 1971, nació en París (Francia) en 1944. Hijo de un veterinario militar, es un sacerdote con un amplísimo currículum. Licenciado en Física y doctor en Teología, ha desempeñado labores como la de profesor de Teología Dogmática en la Universidad de Navarra o en Roma, donde también ha ejercido labores docentes en Cristología . Es además consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe y vice gran canciller de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma).

—¿Qué aporta el carisma del beato Josemaría Escrivá a la Iglesia?

—El carisma del nuevo santo y, en definitiva, el Opus Dei nace en la Iglesia y de la Iglesia: es, por tanto, uno de los modos, plurales, a través de los que el Espíritu Santo interviene en la vida de la Iglesia. Si tuviera que subrayar algún rasgo, mencionaría el énfasis en la función eclesial de los laicos.

— ¿Que destacaría del beato Josemaría como modelo de santidad?

—La vida de los santos es armónica; las virtudes humanas se entrelazan entre sí y con las virtudes sobrenaturales. El resultado es una personalidad siempre atractiva, profundamente coherente. En Josemaría Escrivá se manifiesta claramente este carácter orgánico de la santidad: por esto, lo que destacaría es el empeño por poner como objetivo de cada actividad la búsqueda del amor a Dios y del servicio a los demás.

— ¿Que defecto destacaría de la personalidad humana del beato Escrivá?

— Josemaría Escrivá era muy consciente de su pequeñez ante Dios, se definía a sí mismo como «un pecador que ama a Jesucristo» y aseguraba tener muchos defectos. Personalmente, pienso que logró transformar en virtudes lo que podrían ser defectos: por ejemplo, lo que llamaba su tozudez lo convirtió en perseverancia y fortaleza ante la adversidad.

—¿Qué compromisos adquiere el cristiano corriente que se hace miembro del Opus Dei?

—Al incorporarse a la Prelatura del Opus Dei, los fieles cristianos se colocan bajo la jurisdicción del Prelado y sus vicarios en lo que se refiere a la misión de la Prelatura. Esto, en concreto, comporta el compromiso de acudir a algunos medios de formación cristiana (retiros espirituales, clases de teología, etc.) y de colaborar en actividades apostólicas promovidas por la Obra, en la medida de las posibilidades de cada uno. Hay que tener en cuenta que todo eso se dirige esencialmente a que cada uno se esfuerce por vivir en plenitud el compromiso bautismal de todo cristiano, llamado a santificarse en las circunstancias ordinarias y a ayudar cristianamente a los demás.

— ¿Qué actividades de promoción humana realiza la Obra en el mundo?

— La actividad de la Prelatura en cuanto tal se reduce a proporcionar formación cristiana y asistencia pastoral a los miembros de la Obra y a otras personas que lo desean. Ésta conduce a la promoción de variadas actividades educativas y asistenciales dirigidas por fieles de la Obra junto a otras personas; en ellas, la Prelatura se encarga sólo de la formación doctrinal y de la atención sacerdotal.

—A los miembros del Opus Dei ¿sólo les interesan las finanzas, la política o las cátedras universitarias?

— Las finanzas, la política o las cátedras interesan mucho, como es lógico, a los fieles de la Prelatura que desarrollan su actividad profesional en medios financieros, políticos o universitarios, pues es ahí justamente donde intentan llevar a la práctica su empeño por vivir seriamente el cristianismo. Pero la mayoría de las personas del Opus Dei no pertenecen a esos ambientes, y sus intereses se centran en otros campos: la agricultura o la ganadería, las fábricas en las que trabajan, su comercio, las tareas domésticas, o tantas actividades del trabajo humano.

—¿El Opus Dei es una organización conservadora en la Iglesia?

—El beato Josemaría insistía frecuentemente en la necesidad de hacer rendir los propios talentos. Esto supone riesgo e imaginación. Las enseñanzas de Jesucristo marcan la pauta de lo que significa «conservar» en la Iglesia. Si ser conservador es enterrar los propios talentos, no cabe que un discípulo de Cristo sea conservador. La Iglesia en general - y el Opus Dei en particular - es conservadora en otro sentido, en cuanto que es consciente de que toda su riqueza procede de Cristo, y no puede falsificar el tesoro recibido. Pero es profundamente innovadora al difundir esa riqueza en todas las culturas, al confrontarla con todas las situaciones que los hombres han propiciado a lo largo de la historia; al procurar, desde esta perspectiva, dar respuesta a los problemas con los que se enfrenta la humanidad.

—¿Por qué despierta tanta polémica en la Iglesia, una organización que la misma Iglesia reconoce como suya?

—No comparto - también porque lo veo - que haya esa polémica; si acaso opiniones diferentes, siempre respetuosas. Por otro lado, es comprensible que el Opus Dei haya sido objeto de comentarios y análisis diversos, por la novedad que ha supuesto en la vida de la Iglesia. Cuando la Obra dio sus primeros pasos en Roma, en la Curia se comentó que había llegado con un siglo de anticipación. A medida que, con los cauces abiertos por el Concilio, su naturaleza teológica ha quedado encuadrada en una forma jurídica adecuada - la Prelatura personal - , y que su actividad se ha extendido más aún por los cinco continentes, las opiniones son más serenas y, casi siempre, positivas: no de admiración a las personas de la Obra - que no somos mejores que los demás - , sino de aprecio por la riqueza espiritual de la Iglesia. Me parece que la imagen de institución polémica es un asunto del pasado que ha existido en la mente de pocos, como el tópico trasnochado del supuesto secreto: me es difícil pensar en una institución de la que quien lo desee pueda saber más que de la Obra.

—¿Qué lugar ocupan los pobres en una organización católica como el Opus Dei?

—Los pobres significan en la Obra lo que han significado siempre para los cristianos: cada uno, como cualquier otra persona, vale toda la sangre de Cristo. Numéricamente son muchos más que los ricos, como pasa en la sociedad civil y en la Iglesia. Fue precisamente entre los pobres y enfermos más abandonados de Madrid donde nació la Obra. Hay muchas iniciativas de promoción social puestas en marcha por fieles del Opus Dei, desde dispensarios y hospitales (como Monkole, en Kinshasa) hasta escuelas de formación profesional.

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