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Obra de la Iglesia
De vez en cuando nace alguna de esas personas a través de las cuales el Señor nos dice: Mira, todo mi amor infinito es para ti...; y así se revela a los más pequeños... Así se hace presente entre nosotros. La Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia nace en 1929, en Dos Hermanas (Sevilla); durante 12 años, despacha en la tienda de la familia Sánchez Calzados La Favorita. Lleva una vida sencilla, pero sólo los grandes místicos y santos hablaron con tanta profundidad sobre las verdades de la fe católica como ella. La fundadora de la Obra de la Iglesia ha llamado a todos sus miembros, ricos y pobres, cultos e ignorantes, sacerdotes y seglares, para que tomen conciencia de lo que son por ser Iglesia.
Urge dice ella presentar el verdadero rostro de la Iglesia, desconocido por la mayoría de sus hijos
Un 18 de marzo Dios rompe con su vida oculta y la Madre Trinidad, consciente de las necesidades de la Iglesia, lucha para que quienes pueden ayudarle le presten el apoyo que necesita; pero su voz es pequeña para ser escuchada. Proclamaba una renovación que resultaba muy profunda y extraña para muchos que tenían miedo a enfrentarse a un nuevo modo de ver las cosas.
He comprendido ¡tanto..., tanto..., tanto!, en mi pequeñez, que la lengua humana nunca lo podrá expresar por la distancia infinita que existe entre el que Es y nuestros limitados recursos. Pero, ante la conciencia clara que tengo de ser el "eco" de la Iglesia, me siento impulsada a expresar, por todos los medios que están a mi alcance, el descubrimiento que de todas estas realidades el Eterno ha hecho a mi alma para que lo comunique. Éste era el mensaje, su vida, su vocación.
La Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia, funda, en 1959 en su alma y en el 63 para el resto de las personas, la Obra de la Iglesia. Al ser imposible de enmarcar en ninguna de las formas canónicas de los Institutos de Vida Consagrada, en 1997 se reconoce su singularidad y, con la aprobación suprema y definitiva que corresponde a la autoridad del Papa, es declarada institución de Derecho pontificio. Ella y la Obra reciben la decisión con actitud humilde y agradecida a Dios y a la Iglesia.
En esta obra caben sacerdotes, laicos, consagrados, no consagrados, matrimonios, jóvenes y niños. Una Obra, una misión, un solo fin, que cada uno persigue dentro de su propia vocación, estado o condición, conformando esa legión de almas que, al lado del Papa y de los obispos, les ayuden a realizar la misión que el Señor les encomendó.
Desde 1963, la Madre Trinidad ha abierto 40 casas en España y en el extranjero. Hoy día la Obra está compuesta por 2.000 miembros, entre ellos casi 80 sacerdotes. Es llamativo el hecho de las vocaciones que ha despertado entre los jóvenes.
La Madre Trinidad ha dado miles de charlas, recogidas en cinta magnetofónica (700) y en vídeo (300), y sus numerosos escritos ocuparían muchos volúmenes, de los cuales sólo tres han sido publicados. En ellos se exponen las verdades del dogma y de la vida cristiana, fuente en la que beben todos los miembros de la Obra: ese grupo vivo de la Iglesia, integrado por personas de toda edad, sexo, estado y condición social, que viviendo su condición de cristianos con el Papa y los obispos manifiestan al mundo el verdadero rostro de la Iglesia.
La Iglesia y su misterio, Frutos de oración y Vivencias del alma, son los tres libros publicados que recogen el pensamiento de la que se denomina a sí misma eco de la Iglesia. A su vez han distribuido hasta ahora 9 opúsculos, cuyos títulos dejan entrever la temática que abordan: El verdadero rostro de la Iglesia repleto y saturado de divinidad, La promesa de la Nueva Alianza, El gran misterio de la Encarnación, Plenitud del sacerdocio de Cristo, María es un portento de la Gracia, El gran momento de la Consagración, La excelsitud excelsa del Coeterno Ser, Dios es en sí, por sí y para sí su misma razón de ser en un acto coeterno e infinito de vida trinitaria y La Señora de la Encarnación. Son opúsculos de altísima espiritualidad, recomendados por la jerarquía eclesiástica; el de los sacerdotes fue distribuído en el Jubileo sacerdotal en Roma.
Don Julio Sagredo es sacerdote de la Obra de la Iglesia, el primero al que conoce la Madre Trinidad cuando llega a Madrid, a los 26 años, para atender a su hermano. Haber conocido a la Madre Trinidad, en aquel confesionario, ha sido la Gracia de su vida. Es un hombre joven, como él dice sólo tiene 25 años cumplidos 3 veces, y vio el cambio que sufrió la Madre Trinidad, vio cómo pasó a ser una persona llena de luz, de vida. En su encuentro con el Papa, don Julio Sagredo calificó lo sucedido a la Madre Trinidad como una invasión de Dios, palabra que, al escucharla, causó gran impresión al Papa Juan Pablo II.
La Obra de la Iglesia mantiene el permanente e ilusionado afán por presentar la Iglesia ante el mundo como es, como esa reunión de Dios con los hombres, divina y humana.
La Madre Trinidad lleva 7 años en Roma, está enferma, ofrecida por la Iglesia, pero le llena de vida estar más cerca de la sede de Pedro. Seguro que postrada en su cama recuerda aquel 15 de diciembre de 1996 en el que Juan Pablo II quiso visitarla y la bendijo en su propia habitación, en lo que ella calificó como el mayor día de su vida.
Dios ha hecho de esta pequeña gran mujer una mezcla de profeta, de apóstol, de madre, de fundadora y de conductora& Su riqueza reside en no tener ninguna riqueza humana..., en no ser, en no poder, en no saber, en no servir, en ser pequeña, pobre y desvalida& Después de todo, ¿qué es nuestro Dios, sino ese Dios de las pequeñas cosas?
Don Julio Sagredo, como testigo de la acción de Dios en su alma, nos invita a todos a recibir la luz que el Señor nos está dando a todos, a través de la Madre Trinidad.
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