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La ignorancia religiosa hoy en día es tremenda; basta ver a las nuevas generaciones

Teólogo famoso desde la época del Concilio Vaticano II, el cardenal Ratzinger, de 76 años, prepara la redacción de un breve resumen del Catecismo de la Iglesia Católica

El 7 de marzo la Oficina de la Santa Sede dio a conocer una carta en la que Juan Pablo II pedía al cardenal Ratzinger, prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe, que presidiera una comisión especial encargada de preparar un compendio del Catecismo de la Iglesia católica. El compendio será una síntesis esencial y completa del voluminoso Catecismo publicado en 1992, y del que se han vendido ya unos ocho millones de ejemplares en todo el mundo.

- Eminencia, ¿por qué un compendio del Catecismo? ¿Era demasiado voluminoso el texto publicado en 1992?

- El deseo de un Catecismo breve surgió inmediatamente después de la publicación del grande. La edición de 1992 es un punto de referencia importante para saber qué enseña la Iglesia y por eso es útil también para los no católicos. Por otra parte, sin embargo, resulta demasiado voluminoso para el simple uso catequístico. De ahí la necesidad de una síntesis - con una forma breve, sencilla y clara - de lo que es esencial y fundamental en la fe y en la moral católica. En estos años se han publicado varios intentos en este sentido, y ninguno, creo yo, ha logrado realmente el objetivo. Por fin, en el congreso internacional celebrado en el Vaticano el pasado octubre, se le manifestó este deseo al Santo Padre, y el Papa dio su aprobación.

- Y sin embargo, la idea misma de elaborar un Catecismo se rechaza con mucha frecuencia...

- Es verdad, hay cierta aversión contra cualquier intento de «cristalizar» en palabras una doctrina, en nombre de una flexibilidad, y en muchos corazones hay cierto antidogmatismo. Y sobre todo, el movimiento catequísitico postconciliar ha acentuado el aspecto antropológico de la cuestión y ha creído que un Catecismo, siendo demasiado doctrinal, sería un impedimento para el diálogo necesario con el hombre de hoy. Nosotros estamos convencidos de lo contrario. Para dialogar bien hay que saber de qué tenemos que hablar. Hay que conocer la substancia de nuestra fe. Por eso, hoy más que nunca, es necesario un Catecismo.

Ignorancia

- ¿También a la luz del «resultado catastrófico de la catequesis moderna» que denunció usted hace algunos años?

- Es un hecho. Sin condenar a nadie, es evidente que hoy la ignorancia religiosa es tremenda, basta hablar con las nuevas generaciones... Evidentemente, en el postconcilio no se ha logrado transmitir concretamente los contenidos de la fe cristiana.

- En su intervención en el congreso aludió usted a las «murmuraciones» de los críticos del Catecismo. ¿Las ha vuelto a oír ahora?

- Hasta ahora no. Pero cuando el proyecto del compendio tome cuerpo, estoy seguro de que se harán oír.

- - ¿Cuáles son los criterios generales que regirán el compendio?¿Va a estar estructurado en preguntas y respuestas?

- Estamos aún reflexionando; según parece la orientación es usar el sistema de preguntas y respuestas que se usa también fuera de la Iglesia católica. El hombre tiene sus preguntas y la fe se presenta como respuesta a estas preguntas. En un período como el nuestro, en el que el diálogo es considerado justamente esencial en la educación a la fe y en la relación entre los diversos grupos humanos, me parece natural que el método pregunta-respuesta se aplique en un libro como el Catecismo. Pero no me atrevo a hacer profecías porque el proyecto todavía tienen que aprobarlo los cardenales y las Conferencias Episcopales. Si todo va bien, estará listo en dos años.

- ¿Una vez publicado, será normativo para todos los Catecismos de las Conferencias Episcopales?

- El texto será normativo por lo que concierne a los contenidos doctrinales, que son los del Catecismo de 1992. Mientras que ofrecerá sugerencias respecto al método, visto que en este campo se debe dejar una gran libertad porque los contextos sociales y culturales en el orbe católico son muy distintos entre ellos. Salvo en los contenidos esenciales de la fe, cierta flexibilidad metodológica es siempre necesaria.

- ¿Habrá novedades respecto a la edición de 1992?

- No excluyo que sobre temas como la pena de muerte o la guerra justa puedan darse variaciones en el tipo de las argumentaciones y en las proporciones de los distintos aspectos de ambos problemas. Pero excluyo, sin embargo, cambios radicales.