conoZe.com » bibel » Otros » Julián Marías » Julián Marías: artículos 2002

La Unión Europea

La Unión Europea ha llegado, precisamente en estos días, a su consolidación y madurez. La Unión monetaria que significa el Euro acaba de ser un paso decisivo para la puesta en marcha efectiva de esa unión. Se han recordado sus orígenes económicos a raíz de la Segunda Guerra Mundial. Se ha discutido si iba a ser una Europa de los mercaderes -hace mucho tiempo pensé que no sería lo peor, ya que han sido a lo largo de la historia un elemento imaginativo, dinámico, como atestiguan las ciudades hanseáticas-; mi temor era que fuese más bien una Europa de burócratas, de funcionarios. Creo que no se ha recordado un origen mucho más antiguo, y por cierto español, de la posible unión europea. En 1930, Ortega publicó su libro más famoso, La rebelión de las masas. Este libro traducido pronto a innumerables lenguas, incluido el ruso, pero publicado en los Estados Unidos, prohibido en la Unión Soviética, incluye un capítulo particularmente interesante en su fecha: "¿Quién manda en el mundo?". Ortega afirma que las naciones europeas son insuficientes, que no pueden resolver por sí mismas y aisladamente sus problemas principales. Europa, dice, es hace mucho tiempo una unidad; pero necesita ser una unión; incluso propone los Estados Unidos de Europa. Nueve años después, Europa, en lugar de buscar su unión, prefirió su destrucción. La atroz Guerra Mundial de 1939 a 1945 fue la "respuesta" europea a aquella necesidad acuciante que Ortega había reclamado.

Por cierto, como en la Primera Guerra Mundial, fueron los Estados Unidos los que comprendieron la gravísima crisis europea y evitaron lo que hubiera sido, lo que estaba siendo lo peor.

Hoy se puede pensar que el Plan Marshall, ofrecido a amigos y enemigos, y que permitió la reconstrucción rápida de la Europa destruida, fue en alguna medida un estímulo para su unión. Hay muchos que por ello no han perdonado a los Estados Unidos, a los que han dedicado siempre su mayor hostilidad.

La realidad de la Unión Europea todavía deja mucho que desear. Hace bastantes años escribí un artículo titulado "La segunda salida" pensando en las de Don Quijote: la primera brevísima y desastrosa; la segunda con "dineros y camisas" y la compañía de su fiel escudero Sancho Panza, mucho más larga, no diré venturosa, pero que le permitió llegar hasta Barcelona. Echaba de menos el desconocimiento de Europa que afectaba a los europeos; si se hiciera un examen de lo que los diversos países europeos son, auguraba numerables suspensos. Todavía hoy se sabe poco de la mayor parte de los países; de unos pocos se sabe algo más, siempre muy insuficiente; de los demás persiste la ignorancia. Se carece de una imagen precisa de su historia, de sus problemas reales, de las personas que en cada uno son realmente importantes. Todavía más se ignora lo que cada una de las naciones europeas significa como proyecto, como "personalidad".

Se supone una homogeneidad que no existe, que no puede ni debe existir. La riqueza de Europa se funda en la pluralidad de sus naciones, en su diversidad sobre un fondo común que las hace realmente europeas. Las naciones de Europa pueden y deben formar una orquesta, no un batallón que evolucione a toque de corneta. Un peligro que amenaza a la reciente unión es la fragmentación de diversas naciones, el espíritu de "particularismo" que brota hasta en las más antiguas e ilustres, y que se ha realizado en la proliferación de falsas "naciones" que no son fáciles de identificar. Cuando dejó de existir la Unión Soviética dije que evidentemente le sobraba el adjetivo, pero quizá no la unión. Pienso que no me equivoqué.

La Unión Europea pertenece sobre todo al futuro. Esto quiere decir que tiene que nutrirse de imaginación. Es lo más necesario, lo que más se echa de menos. Esto quiere decir que reclama algo que se tiende a escatimar: pensamiento. El mundo está lleno de cosas, gracias a la increíble prosperidad de una parte muy grande de él, desde luego Europa. Lo malo es que también las mentes están llenas de cosas, que apenas se piensa en algo más que ellas. Hace ya bastantes años descubrí con asombro que en las enciclopedias recientes no aparece la palabra "amor"; tampoco "felicidad" o "vida" fuera de su sentido biológico. Sólo hablan de cosas, y esas realidades, acaso las más reales, no son cosas.

Diversas formas de despersonalización caracterizan las formas más frecuentes y difundidas del mundo actual. Son legión los hombres y mujeres de nuestro tiempo que se avienen fácilmente a creer la propaganda que intenta persuadirlos de que no son nadie, simples organismos de existencia limitada, condenados a la aniquilación tras la muerte. Durante milenios, el hombre había creído que era una realidad perdurable, responsable, que tendría que dar cuentas de su conducta, la cual no se extinguiría un día cualquiera.

Es urgente que nuestros contemporáneos caigan en la cuenta de que son personas con todas sus consecuencias. Sólo así podrá ser fecunda esta Unión Europea que están haciendo.

Ahora en...

About Us (Quienes somos) | Contacta con nosotros | Site Map | RSS | Buscar | Privacidad | Blogs | Access Keys
última actualización del documento http://www.conoze.com/doc.php?doc=2099 el 2005-03-10 00:25:38