» Baúl de autor » Cristina López Schlichting

La intimidad de Letizia

Ojito con la maledicencia. Estoy sorprendida por la cantidad y velocidad de rumores y bulos en torno a Letizia Ortiz Rocasolano. La novia del Príncipe es doblemente conocida. Para el público, por haber aparecido en televisión; para los compañeros de profesión y los protagonistas de la actualidad por su calidad de periodista. Ha entrevistado, ha sido entrevistada y ha trabajado con muchas personas. Tiene este oficio la ventaja o desventaja de hacernos conocer diariamente gente nueva y proporcionarnos un amplísimo grupo de conocidos. Pero lo que es estupendo a la hora de recabar información resulta peligroso cuando se intenta pasar desapercibido. De repente todo el mundo ha conocido a Letizia o tiene un amigo «íntimo» de la futura Princesa de Asturias. En bastantes casos seguramente es verdad. Ahora bien, toparse con una persona o haber trabajado a su lado no nos hace a menudo más conocedores de su intimidad que el viajar con alguien en el mismo vagón de metro. Vemos su aspecto, sus gestos y tal vez la forma en la que habla con quien le acompaña, pero poco más.

En las últimas semanas me han contado sucesivamente «y de la mejor fuente», que Letizia Ortiz ha compartido hogar con un mínimo de tres hombres además de su primer esposo; que es una devora-machos que ha yacido con un capitán de fragata español, con un militar norteamericano en Iraq, con un director de periódico americano y con un sinfín de colegas. Que se ha corrido juergas incalificables, que abortó en México y que es anoréxica. Esto sin entrar en detalles sobre su carácter y su personalidad, siempre negativos y minuciosamente descritos. Eso sí, siempre sin pruebas. Demasiada biografía para una mujer que «además» ha tenido tiempo de estudiar, viajar y trabajar con ahínco. Las jornadas en televisión, por ejemplo, son extenuantes y comienzan pronto, incluso de noche en algunos de los destinos de Letizia Ortiz.

¿Cómo podía simultanearlas con orgías y borracheras? Algo no me cuadra. Pero el fenómeno no es nuevo. Ocurre cada vez que un personaje salta a la fama, y mucho más si procede de la Prensa, los círculos culturales o la política. Me he molestado en enumerar los infamantes cargos contra Letizia Ortiz en la certeza de que alguno les ha llegado ya a ustedes. Desconfíen. Tenemos ya una cierta veteranía y sabemos que es posible destrozar una reputación sin pruebas. Yo he escrito artículos duros sobre Doña Letizia y he subrayado la inconveniencia de que la futura Princesa de Asturias sea una divorciada. Pero lo que no está probado o es simplemente calumnia, me repugna.