» Baúl de autor » César Vidal

Estropicio editorial

Entre las manifestaciones de sectarismo propias de la izquierda, una de las más significativas —y nefastas — es la que se relaciona con la enseñanza. Por más que, históricamente, hayan insistido en que su meta es extender la educación a todos, lo cierto es que siempre aparece un ansia por adoctrinar desde los centros públicos y un poco oculto malestar ante la libertad de enseñanza. Cuando esta actitud se mezcla con la demagogia el resultado es un dañino adefesio como la LOGSE, la ley educativa socialista que ha aniquilado la educación pública en España como si por ella hubiera pasado el caballo de Atila. En ese sentido, la Ley de Calidad impulsada por el PP en su momento puede ser tachada de tímida pero no de innecesaria porque el desaguisado educativo perpetrado por el PSOE clamaba al cielo.

Demostrado sobradamente el inmenso daño causado por la LOGSE, el sentido común exigiría que ahora el nuevo Gobierno presidido por Rodríguez Zapatero la olvidara aunque no tuviera el valor de pedir disculpas por el daño causado. Sin embargo, dando muestra de ese espíritu sectario al que me he referido, una de las primeras medidas del gabinete socialista será liquidar la ley de calidad y regresar a la nefasta LOGSE. Nada bueno cabe esperar de esa ciega testarudez pero, de entrada, el daño que semejante paso causará a las editoriales dedicadas a publicar libros de texto va a resultar atroz. Durante meses, casas editoras de enorme prestigio y competencia han destinado inmensos esfuerzos y recursos a la preparación de textos que recojan el impulso de la Ley de Calidad. Ahora se enfrentan con el deseo socialista de regresar a la LOGSE.

La consecuencia inmediata será un pavoroso perjuicio ya que no sólo se producirá la pérdida de un trabajo cuantioso sino también de unas inversiones que se pueden cifrar en decenas de millones de euros. Las pérdidas resultarán tan voluminosas de mantenerse la terquedad del PSOE que, muy posiblemente, repercutirá incluso en la permanencia de centenares de puestos de trabajo en el mundo editorial. El sectarismo tiene estos costes. No sólo suele traducirse en un horripilante descenso del nivel cultural, como el derivado de la LOGSE, sino también en pérdidas económicas, desperdicio de esfuerzos y aumento del número de parados, o sea en un verdadero estropicio.