» Baúl de autor » Josep Miró i Ardèvol
Homosexuales contra el matrimonio gay
Políticamente hay al menos seis tipos de homosexuales y muchos están en contra del matrimonio gay por diversas razones.
La sociedad española es una sociedad plural y los homosexuales, como el resto de las personas, articulan sus opiniones en torno a diversos ejes, donde el sistema de valores y creencias ocupa un papel destacado, como es lógico. En este sentido, y en términos cualitativos, es necesario subdividir el conjunto estadístico de los 335.000 homosexuales españoles en al menos seis grandes grupos:
a) Homosexualidad como conducta que se rechaza. Por razones religiosas o culturales existen homosexuales que consideran inadecuada la práctica y buscan su modificación. Este grupo parte del supuesto de la reversibilidad de la condición de homosexual. De la misma manera que la condición heterosexual es alterable, parcial o totalmente, y personas que han vivido como heterosexuales adoptan un estilo de vida homosexual, existen los casos contrarios de los que psiquiatras especializados pueden ilustrar sus características y casuísticas. El componente más importante se caracteriza por sus convicciones religiosas.
b) Homosexuales que asumen su práctica pero la mantienen al margen de su sistema de convicciones políticas. El sexo constituye una opción gratificante pero no un estilo de vida. Este subgrupo no comparte el matrimonio ni la adopción, al que consideran una alteración del orden social.
c) Homosexuales que ven en el matrimonio una forma de normalizar su situación ante la sociedad. Consideran que la legitimación del emparejamiento en términos equivalentes a los de la relación heterosexual, dignifica su condición. El matrimonio es, por consiguiente, un instrumento para su reconocimiento sexual. Existe un componente significativo de cristianos que se alinean en posiciones de búsqueda o preocupación por el reconocimiento de la Iglesia a su práctica sexual. Difieren del primer grupo en el sentido de que estos aspiran a que la Iglesia acabe aceptando su relación y entienden que el matrimonio civil es un factor fundamental. Sólo una minoría entre los hombres defiende la adopción general, todos comparten que las parejas homosexuales con hijos biológicos tienen derecho a la adopción como tal pareja.
d) Homosexualismo político: el matrimonio y la adopción son objetivos intermedios de la agenda política que aspira a configurar la sociedad en términos de diversos sexos, o en términos más precisos según otras opiniones a considerar el sexo como una categoría cultural y no biológica. Sería, por tanto, una variación de la ideología de género de determinadas corrientes del feminismo. El matrimonio y la adopción son la base de partida para introducir la homosexualidad en los programas educativos de la enseñanza con carácter obligatorio para todo tipo de centros, y expulsar del ámbito educativo todos los textos y enseñantes que mantengan criterios críticos o de reserva con la homosexualidad.
Este proyecto pasa por asumir que es bueno que las parejas homosexuales puedan adoptar y que no es un inconveniente, sino todo lo contrario, que los niños adquieran la misma tendencia homosexual. Su objetivo es aumentar el número de homosexuales en la sociedad una vez conseguida la hegemonía en el control de la agenda política. Son objetivos subsiguientes la regulación de los costes de la fecundación in vitro a cargo de la Seguridad Social, y la legalización de las madres de alquiler, por una parte y la incorporación en el código como delito penal las opiniones críticas o contrarias a la homosexualidad. Esta última medida se considera básica para suprimir las resistencias relacionadas con la introducción real en los centros escolares.
Una parte de esta orientación política sostiene, además, como objetivo la legalización de las relaciones sexuales intergeneracionales, y por tanto la supresión del actual límite del código penal situado en los 14 años. Poseen un alto grado de organización a escala europea e internacional y disponen de recursos y definición de estrategias nacidas del trabajo del lobby del homosexualismo político de Estados Unidos.
e) Homosexualismo lúdico. Participan de un estilo de vida ostentosamente homosexual, pero no tienen ninguna aspiración política, si bien apoyan al homosexualismo político por cuanto consideran su mejor protección ante su capacidad para hacerse visibles a la sociedad en términos llamativos. Tiende en la práctica a vivir y frecuentar entornos estrictamente homosexuales. Es el grupo más notorio pero ni mucho menos el más significativo.
f) Homosexualismo revolucionario. Consideran el matrimonio como el fruto de una concepción heterosexual mucho más cerrada y patriarcal que la que promueve la homosexualidad, que está basada en la apertura permanente a nuevas relaciones. Ven el matrimonio homosexual como una trampa del sistema para continuar con su dominación, rechazan radicalmente los territorios homosexuales porque consideran que es una práctica ghettista. Su orientación ideológica tiene un trasfondo de orientación anarquista. Coinciden con el homosexualismo político en la acción por la normalización de sus derechos pero rechazan el matrimonio. No existen prácticamente lesbianas en este grupo. Su nivel organizativo es modesto y su presencia internacional reducida.
A partir de esta notable fragmentación es deducible que el homosexualismo que ha comportado su hegemonía en la agenda política no nace de su número, unas decenas de miles en su caso, sino en circunstancias mucho más complejas, que están lejos de haber sido estudiadas.
¿Cómo una minoría tan reducida, limitada por unos claros componentes psicobiológicos, ha conseguido un cambio tan substancial en algunos -pocos- países, y por qué esto se ha realizado en determinadas sociedades (Bélgica, y ahora y en una medida mayor de acuerdo con la previsiones legales en España) y no en otros que por razones distintas poseen antecedentes de Pensamiento Ilustrado mucho más claros?
Ni en Francia, origen de la Revolución Francesa y su influencia en Europa, ni en Alemania cuna del idealismo, ni en Gran Bretaña, primera revolución democrática y fuente de inspiración de la Revolución Francesa, ni sobre todo en Estados Unidos y la gran Revolución Norteamericana en el sentido de desarrollo de las libertades personales y derechos civiles, ha conseguido el homosexualismo político carta de naturaleza, y su incidencia en la agenda política, siendo significativa, es marginal en términos de producción legal. Es del todo evidente que la evolución distinta y en cierta manera tan apartada de la lógica más superficial, constituye todavía una materia de estudio inédito fundamental desde el punto de vista de las ciencias sociales.
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