conoZe.com » Baúl de autor » Ignacio Sánchez-Cámara

La fuerza y el diálogo

CONVIENE que el dolor no nuble la clara visión. Ni el terror es ciego ni puede serlo la lucha contra él. Poco ha importado que Rusia no hubiera apoyado la intervención aliada en Irak, poco los errores de la política de Moscú, tanto anteriores a la matanza como en la gestión del atentado. Tampoco es lo decisivo que exista una crisis secular y un conflicto previo de naturaleza separatista entre Chechenia y el resto de Rusia, que tan rigurosamente analizaba Florentino Portero en una reciente Tercera. Ni siquiera, las eventuales razones históricas de los independentistas chechenos. Lo más relevante, después del terror sembrado, es comprender, como hace Portero, que de una causa nacional se ha pasado a otra islamista. Un nuevo foco del terrorismo islamista no constituye sólo una amenaza para Rusia, sino para todo el mundo civilizado. Como ha dicho, en entrevista publicada en estas páginas, Álvaro Gil-Robles, comisario para los Derechos Humanos en el Consejo de Europa, desestabilizar el Cáucaso para crear un gran Estado wahabí sería un golpe maestro del islamismo radical. Por todo ello, conviene rebatir las reiteradas torpezas de quienes aborrecen a Occidente y que son capaces de transitar desde Stalin hasta Bin Laden, a través del Ché y de Castro. Y, mientras tanto, para ellos, a la nómina del imperio del mal pertenecerían Roosevelt, Kennedy, Nixon, Reagan y Bush.

La falta de apoyo a la intervención en Irak no constituye, por lo que se ve, garantía frente al terror. La verdad es que sólo los que no querían verlo no lo veían, pues la amenaza al mundo en general y a Occidente en particular fue muy anterior a las Torres Gemelas y a la intervención aliada contra Sadam Husein. No ha sido la política exterior de Bush la que ha desestabilizado el mundo o lo ha hecho más peligroso. Puede haber sido una respuesta más o menos acertada o equivocada, pero no es la causa del terror islamista. Y ante una amenaza que ha alcanzado las cotas más altas de la podredumbre moral, algunos, incluso con altas responsabilidades, siguen pretendiendo desarmar a los terroristas con el diálogo y la fuerza de las ideas. Por mi parte, prefiero la combinación que forman las ideas, el diálogo y la fuerza. Ideas para comprender el problema y acertar con la terapia, diálogo allí donde se dan las condiciones necesarias y fuerza para defender la vida y la libertad. Así, la solución no se encuentra en la opción del diálogo y el repudio de la fuerza, sino en distribuir uno y otra con discernimiento y eficacia. No es sensato pretender detener a estos desalmados con palabras e ideas. Tal vez sí merezca la pena dialogar con quienes los engañan y paliar las condiciones políticas y sociales de las que se nutre el integrismo islámico. No es correcto renunciar a la fuerza; tampoco lo es abolir el diálogo. Pero lo peor de todo sería utilizar el diálogo allí donde habría que imponer la fuerza, o aplicar la fuerza allí donde habría que negociar. Discernir dónde es pertinente una cosa y dónde la otra me parece la clave, una clave que sólo se encuentra en las manos de hombres de Estado asesorados por expertos competentes, y no, desde luego, entre aficionados o extraviados que piensan que el mal procede del amenazado y la razón, al menos en gran parte, corresponde al agresor terrorista. En definitiva, de lo que se trata es de discernir si existe una amenaza contra Occidente que pretende su destrucción, de dónde procede y cómo combatirla. Lo demás es secundario. No parece prudente renunciar ni a la fuerza ni al diálogo.

Ahora en...

About Us (Quienes somos) | Contacta con nosotros | Site Map | RSS | Buscar | Privacidad | Blogs | Access Keys
última actualización del documento http://www.conoze.com/doc.php?doc=2379 el 2005-03-14 13:03:18