conoZe.com » Baúl de autor » Josep Miró i Ardèvol

Liberando a la sociedad civil

Los viejos logros de Europa no se repetirán en nuestra actual cultura del "yo" desmedido

Semanas atrás Jordi Pujol alertaba en LA VANGUARDIA de los riesgos de Europa al hilo del libro del americano J. Rifkin, cuyo título ya es toda una declaración de intenciones, El sueño europeo, pero cuyo diagnóstico peca de un exceso de benevolencia.

Por ejemplo, el elogio hacia el mayor gasto social europeo con relación al de Estados Unidos se diluye si se contabilizan las donaciones filantrópicas, que en aquel país americano ascienden a la cifra del 6% del PIB.

Pujol recordaba que los dos grandes peligros que nos amenazan son el déficit de responsabilidad personal y la falta de confianza y nos llama a afrontarlos. La cuestión es cómo, porque el razonamiento de que si hemos tenido éxito en el pasado reciente, también podemos conseguirlo en el futuro, no sirve. La causa salta la vista: las condiciones de la sociedad europea que posibilitaron su éxito casi no existen.

Charles Taylor señala el cambio en la revolución cultural de los años sesenta del siglo XX. Una revolución individualizadora que denomina individualismo expresivo que promueve un cultivo desmedido del YO, convertido en cultura de masas en una sociedad que califica de fracturada. Es la formación de la sociedad de la desvinculación, caracterizada por la ruptura con todo compromiso y con él, la demolición del sentido de la responsabilidad.

Señalar que nos jugamos el futuro inmediato de la mano de la responsabilidad y la confianza, es idéntico a afirmar en términos técnicos que nuestro problema es de capital social, que está en los cimientos de todo el buen funcionamiento de la sociedad y su gobierno. Para ilustrarlo: entre dos sociedades con igualdad de gasto en enseñanza, obtendrá mejores resultados aquella que su capital social sea mayor. Este atributo colectivo se nutre precisamente de la responsabilidad y la confianza, esto es, de los vínculos, porque la vinculación es la fuerza que une los átomos que forman la molécula de capital social.

Por consiguiente, la respuesta a como se resuelve el riesgo de Europa es técnicamente precisa: con políticas que fomenten el capital social. Dado que la producción primaria de dicho tipo de capital depende exclusivamente del matrimonio estable con capacidad de tener descendencia y educarla, procurar a favor del mismo con medidas fiscales, sociales y culturales, es favorecer el capital social, salvando además la crisis del sistema de pensiones. A partir de ahí todo lo que sea fomentar la subsidiariedad, ese principio básico del pensamiento social cristiano, estaría en la misma línea.

El problema de fondo de Europa, de España y Cataluña en particular, no radica en la dificultad técnica de la respuesta, sino en la ideología dominante de la desvinculación que lo impide. Mientras ella persista, el ciudadano tenderá a actuar en función solo de su estricta realización personal mediante la satisfacción del deseo y, le importará un higo todos los vínculos y compromisos fuertes.

A su amparo crecerá necesariamente el neo-corporativismo, agrupación fugaz de intereses colectivos al grito del que hay de lo mío; la política desvinculada, donde el diputado es un funcionario electoral del partido y, la burocracia de la despersonalización, expresión de un estado invasor al que le retiramos la confianza para producir cosas, como coches o electricidad, pero se la damos para algo mucho más complejo como es educar, acoger y atender a las personas. Para superar sus peligro Europa y aun más nuestro país necesita el renacimiento político de la comunidad responsable, la que conjugando libertad y responsabilidad, libere las capacidades de las personas, la familia y la sociedad civil.

Ahora en...

About Us (Quienes somos) | Contacta con nosotros | Site Map | RSS | Buscar | Privacidad | Blogs | Access Keys
última actualización del documento http://www.conoze.com/doc.php?doc=2840 el 2005-08-07 16:28:43