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Las reacciones contra el Papa siguen la misma estrategia que la crisis de las viñetas
La televisión musulmana Al Jazira todavía no ha emitido ni publicado el discurso íntegro de Benedicto XVI
La sensación de «déjà-vu» con la polémica sobre el discurso del Papa en Ratisbona se está generalizando. El esquema es sospechosamente similar a la cuestión de las viñetas sobre Mahoma: se toman unas frases descontextualizadas, se publican algunos párrafos en los medios locales que provocan reacciones airadas mientras todo el mundo musulmán aguarda al sermón del viernes en las mezquitas. Para entonces se ha convocado a los musulmanes a «expresar su ira» contra el Papa, eso sí, de un modo «razonable» y «sensato».
Probablemente, la cadena de reacciones al discurso habría tenido efectos menos devastadores si Al-Yazira, la mayor cadena de TV musulmana, no hubiera alimentado las protestas al emitir la información varios días más tarde y fuera de contexto. Y para mayor gravedad, el discurso del Papa -un texto puramente académico sobre la relación entre fe y razón leído ante mil quinientos académicos, profesores y alumnos universitarios- sigue sin ser publicado íntegramente en la página web de la cadena musulmana. Quizá por este motivo, la página web del Vaticano está publicando ya desde el sábado todas las informaciones concercientes a este conflicto en lengua árabe, incluidas las palabras del Papa previas al Ángelus, en las que se mostraba «compungido» por la situación generada.
Creadores de opinión pública
«La cronología en un país árabe no es la misma que en Occidente», explica Ricardo Ruiz de la Serna, profesor de Técnicas de la Propaganda y de la Comunicación Política en la Universidad CEU San Pablo. «Todo gira en torno a la "jutba", la oración del viernes en la mezquita, la afirmación comunitaria. En función del país, la reacción de la opinión pública varía mucho. No es lo mismo el sermón en una mezquita de Túnez o Marruecos que en Pakistán o Afganistán, donde los imanes son auténticos creadores de opinión pública», sostiene.
«La prensa árabe es muy diferente a la europea. Para empezar, es cara, y cuenta con pocos medios y menos libertades; está demasiado sujeta al poder político. Así que, en muchos casos, las consignas llegan a través de radios y televisiones, como Al-Arabiya o Al-Yazira. El ayatolá Jomeini, no lo olvidemos, hizo la revolución a través de las casettes. Si lo que se transmite es la teoría de conspiración contra el islam, nadie se va a molestar en leer un texto», asegura.
Sobre esta cuestión se pronuncia también Camille Eid, periodista libanés experto en islam, que afirma en el diario italiano «Avvenire»: «Hoy el mundo árabe gasta menos de cuatro millones de dólares anuales en la compra de libros; una gota de agua si se compara con el mar de los doce millones que se gastan en Europa. Sólo en España se imprimen más libros cada año que todos los que se han publicado en el mundo árabe desde el siglo IX hasta hoy. La cultura y la educación son más necesarias que el pan en el mundo árabe-islámico. Sin embargo, sigue siendo la televisión la que prepara alimento envenenado», asegura Eid.
Para Ruiz de la Serna existe un matiz importante en la manipulación televisiva: «La televisión moldea la opinión pública no sólo por lo que transmite, sino por lo que calla. Cuando una cadena silencia hechos, está manipulando claramente la opinión pública. Y esto es lo que ha ocurrido con Al Yazira», prosigue. «Para el islamista, según se lo han contado, en las palabras del Papa hay una agresión al islam. Sin embargo, lo que se lee es precisamente todo lo contrario. El Papa no sólo no se opone al islam, sino que está citando una sura coránica con algo positivo. Sin embargo, lo que se toma como titular es una cita negativa sobre Mahoma», afirma. «La polémica genera interés porque es una noticia mala, que llega desde un personaje público, el Papa, que siempre se identifica con valores positivos. Le hace aparecer como alguien intolerante, y genera rechazo porque la idea que subyace es la del ataque a la tolerancia del islam», sostiene.
Por lo general, según Ruiz de la Serna, «las polémicas de este calibre liberan tensiones sociales y las canalizan en países con conflictos internos. Además, proporcionan argumentos para aquellos países que necesitan reafirmarse como garantes del islam y no convertirse en gobiernos "impíos", aquellos que producen disenso en la comunidad. Su responsabilidad es tomar una actitud crítica con la polémica unas declaraciones del Papa que, para la mayoría de los musulmanes, han puesto en evidencia el carácter tolerante del islam, una idea plenamente introducida en Europa y en los regímenes "moderados" islámicos», concluye.
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