conoZe.com » Historia de la Iglesia » Papas y Antipapas

Urbano VI

Bartolomé Pignano n. en Nápoles ca. 1318. Muy joven fue a la corte pontificia de Aviñón, donde estudió Derecho canónico. El 21 mar. 1363 fue consagrado obispo de Aseranza y el 13 en 1377, Gregorio XI le trasladó al arzobispado de Bari. Bajo el vicecanciller apostólico Pedro de Pamplona, en Aviñón -donde había trasladado la corte pontificia Gregorio XI- trabajó Pignano en la cancillería papal. A la muerte de Gregorio XI se reunieron los cardenales en cónclave en Roma el 7 abr. 1378. Tras diversas deliberaciones y ya que ninguno de los conclavistas conseguía alcanzar las dos terceras partes de los votos, que era lo requerido por el derecho, les fue preciso pensar en un candidato extraño al Sacro Colegio. Sonó el nombre del arzobispo de Bari. Pedro de Luna invitó al cardenal Juan de Cros, llamado de Limoges, a aceptar esta candidatura. La invitación fue inmediatamente acogida, con excepción del cardenal Orsini. A pesar de la oposición del pueblo romano y otros partidos de fuera de Roma, llevada a cabo una nueva elección el 8 abr. 1378, fue coronado y entronizado bajo el nombre de u. VI el 18, domingo de Pascua.

Aquel varón austero, piadoso, tal vez un poco oficinesco y buen trabajador, pareció otra persona con muy diverso carácter desde que subió al pontificado. Se tornó despótico, duro, desmedido, llegando en su imprudencia y desatino a términos casi patológicos. La altísima idea que tenía de la plenitudo potestatis del pontífice le condujo a creerse superior a todas las autoridades del mundo, al Emperador y a los monarcas, a quienes amenazaba con la deposición si no) le rendían homenaje. Se imaginó que Dios le había encomendado la misión de reformar la cristiandad entera, y empezó por los cardenales, cuya autoridad en el gobierno de la Iglesia trató de disminuir, acentuando, en cambio, su personal absolutismo. Descontentos del gobierno del nuevo pontífice los cardenales, pronto el grupo de los franceses maquinó un cisma reuniéndose en Anagni con la curia. Se trataba de declarar nula la elección de u. VI, ya que, según afirmaban la mayoría, exceptuado el cardenal aragonés Pedro de Luna, habían procedido bajo la impresión del miedo. Hubo un momento en que llegaron a vacilar también los cardenales franceses, no faltando quienes, como el de Vergne, deseaban una reconciliación con el Romano Pontífice; otros exigían la abdicación simplemente y algunos proponían que u. VI tomase un coadjutor. Rechazadas las diversas propuestas, todos los votos recayeron en el primer escrutinio sobre la persona del cardenal Roberto de Ginebra. Era el 20 sept. 1378.

El Cisma de Occidente estaba consumado; un cisma que perdurará, con desastrosas consecuencias para la Iglesia, durante casi cuarenta años. Después de un pontificado poco positivo para la Iglesia, m. U. VI el 15 oct. 1389. Nadie le niega su integridad de vida, su modestia, su mortificación -jamás se quitaba el cilicio-, su deseo de reformar los abusos y corruptelas de la curia papal. Seguramente, si no lo hubiera estorbado su temperamento, hubiera realizado una obra de reforma en la Iglesia comparable a la de S. Gregorio VII o Inocencio III. Le debemos, sin embargo, entre otras cosas, la fijación del año jubilar cada treinta y tres años, en memoria de los que vivió Cristo en la tierra, la fiesta de la Visitación y el poderse trasladar al 3 de noviembre, en caso de caer en domingo, la Conmemoración de todos los Difuntos.

Ahora en...

About Us (Quienes somos) | Contacta con nosotros | Site Map | RSS | Buscar | Privacidad | Blogs | Access Keys
última actualización del documento http://www.conoze.com/doc.php?doc=360 el 2005-03-10 00:25:29