La increíble temporada menguante de Adviento-Navidad
Veintiún años en Washington DC, me deberían haber hecho insensible a lo extravagante. Pero confieso que me sentí desconcertado, a mediados de octubre al entrar en unos ultramarinos buscando un decente queso Peccorino Romano, y vi un enorme despliegue navideño, con nieve artificial y todos los demás adornos. Ya era suficientemente malo que las tiendas apagasen la decoración de Navidad (o como se dice ahora "decoración de vacaciones") un nanosegundo después de barrer de los rincones el maíz dulce sobrante y otras golosinas de Halloween tan amadas por los dentistas con facturas médicas escolares pendientes . ¿Pero Santa y los elfos dos semanas antes de Halloween?.
Todo conduce al mismo sitio, así que para qué hablar. El estimado padre John Jay Hughes nos contaba que el St. Louis Post-Dispatch se apresuraba a destacar un artículo el pasado 26 de diciembre sobre cómo desmontar la decoración de Navidad. Como comentaba el padre Hughes: "en mi infancia, gracias a mi padre, pastor anglicano, nunca se nos permitió decorar el árbol de Navidad o poner cualquier otro tipo de adorno hasta la Nochebuena. Y una vez puestos, permanecían hasta la Octava de Epifanía" (que dura, será bueno recordar, hasta el 13 de enero, siempre y cuando los obispos no hayan movido la fiesta de la Epifanía al domingo más cercano, locura sólo superada por el absurdo bíblico del Domingo Jueves de la Ascensión).
Quince años de intenso contacto con polacos y con Polonia me han dado una visión todavía más amplia de la época de Navidad. En Polonia, los adornos no se retiran, los Villancicos suenan y la celebración de la Encarnación continúa hasta el 2 de febrero, fiesta de la Presentación o de la Candelaria. Este fue el modo de celebrarlo en el apartamento papal en Roma entre 1978 y 2004. Y esta es la manera en la que la Polonia católica lo celebrará este año.
El cerco levantado contra el tradicional calendario Americano que traduce la "temporada de Navidad" en un periodo de mediados de octubre a las 8 AM del 26 de diciembre (o cuando las ventas post-navidad comiencen en los almacenes) es menos importante, a pesar de todo, que tratar de garantizar que el Adviento y la Navidad cristianos no sean secuestrados por la cultura que nos rodea. Si la memoria no me engaña, el Adviento fue sumamente corto el año pasado, reduciéndose esencialmente a tres semanas: lo que significó el cincuenta por ciento menos de tiempo para dos grandes temas de este tiempo maravilloso: la Segunda Venida y la Encarnación. Peor todavía, muchas y muchas iglesias parecieron sucumbir a la redefinición laica de la temporada poniendo decoración de navidad durante la tercera, e incluso segunda, semana de adviento. El recorte que mal empezó peor terminó con el adelanto de la Epifanía al domingo 2 de enero.
Necesitamos más Adviento y más Navidad, no menos; pero la necesitamos en el tiempo propio, que es el tiempo de la Iglesia, no el de Macy o el de Wal-Mart (no el tiempo de El Corte Inglés diríamos acá). Tomarse el Adviento en serio puede ser un buen comienzo. La difusión de las Coronas de Adviento en las iglesias es una nueva costumbre bienvenida. Incluso mejor sería que los pastores alentaran a las familias católicas a poner la Corona de Adviento es sus casas; y aprender el ritual de encenderlas y rezar juntos por la noche a la luz de la corona puede convertirse en una de las épocas espirituales más ricas del año.
También ayudaría restablecer el calendario litúrgico. La solemnidad de la Epifanía el 6 de enero. Resituar la Epifanía a su lugar haría justicia a una fiesta abandonada; esto también alargaría la temporada de Navidad a su apropiada longitud. Y ya que estamos con la fiesta de Reyes, ¿por qué no extenderla también?. Podemos recuperar, digo yo, los tres "Domingos después de la Epifanía", que daría a la Iglesia la gran oportunidad de rezar por el anuncio a las naciones, uno de los grandes temas que lleva consigo la "Epifanía" (manifestación pública) del Señor. ¿Qué prisa tenemos por llegar al Tiempo Ordinario (un imprudente alias si nunca lo fue)?. ¿No sería espiriritualmente beneficioso dedicar más tiempo a ese extraordinario tiempo marcado por el Adviento, la Navidad y la Epifanía?.
Seamos diferentes. Permitamos que el calendario litúrgico defina ese tiempo único del año.
Del director
- Islandia: primer país sin nacimientos Síndrome de Down, el 100% son abortados
- 9 cosas que conviene saber sobre el Miércoles de Ceniza
- Juan Claudio Sanahuja, in memoriam
- Trumpazo: la mayoría de los católicos USA votaron por Trump (7 puntos de diferencia)
- Mons. Chaput recuerda y reitera en su diócesis la necesidad de vivir la castidad a los divorciados que se acerquen a la Confesión y la Eucaristía
- Cardenal Sarah, prefecto para el Culto Divino, sugiere celebrar cara a Dios a partir de Adviento
- Medjugorje: Administrador Apostólico Especial. Por ahora no parece.
- Turbas chavistas vejan y humillan a seminaristas menores