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Gregorio XV
Personalidad y carrera eclesiástica
Alejandro Ludovisi nació en Bolonia el 9 de enero de 1554 en el seno de una familia del patriciado urbano que había dado a la ciudad numerosos consejeros y senadores. Hijo del conde Pompeyo Ludovisi y de Camila Bianchini, realizó sus primeros estudios en Bolonia y, desde 1569 hasta 1571, los continuó en el colegio romano bajo la dirección de los jesuítas. Volvió a Bolonia para estudiar derecho en su universidad y se doctoró en ambos derechos. El hecho de ocupar la silla de san Pedro un bolones, Gregorio XIII, le facilitó la carrera eclesiástica. Ordenado sacerdote, se estableció definitivamente en Roma y Gregorio XIII le nombró primer juez de la curia capitolina. En 1591 Gregorio XIV le designó miembro de la Congregación de los asuntos de Ferrara. Clemente VIII le confió los cargos de refrendatario de la Signatura, lugarteniente civil del tribunal del vicariato de Roma y en 1600 auditor del tribunal de la Rota. Al mismo tiempo participó en misiones diplomáticas en las cortes de España y Francia, y recibió el encargo, junto con Maffeo Barberini (futuro Urbano VIII), de solucionar las diferencias entre Benevento y el reino de Nápoles. Paulo V le nombró arzobispo de Bolonia el 12 de abril de 1612 y le encomendó una misión diplomática para negociar la paz entre Felipe III de España (1598-1621) y Carlos Manuel de Saboya (1580-1630) por el problema del marquesado del Monferrato. El 19 de septiembre de 1616 recibió el capelo cardenalicio y se estableció en Bolonia, donde se dedicó a la reforma del clero y se mantuvo alejado de las luchas e intrigas romanas.
El cónclave que siguió a la muerte de Paulo V sólo duró dos días, pero las luchas fueron intensas. Aunque los cardenales creados por el papa Borghese constituían la mayoría, no formaban un grupo compacto y se mostraron dispuestos a buscar una solución de compromiso, eligiendo al cardenal Alejandro Ludovisi, que fue electo el día 9 de febrero de 1621. Escogió el nombre de Gregorio XV en recuerdo de su paisano y primer protector Gregorio XIII. Fue coronado el 14 de febrero en San Pedro y el 9 de mayo tomó posesión de San Juan de Letrán. El nuevo papa, como lo habían sido otros muchos, era un jurista, tenía un carácter recio y era amigo de la verdad.
Una de las primeras actuaciones de Gregorio XV fue crear en torno a sí, de acuerdo con el nepotismo vigente, una estructura de gobierno familiar. Al día siguiente de su coronación, el 15 de febrero de 1621, creó cardenal a su sobrino Ludovico Ludovisi, que sólo contaba 25 años, y le encomendó la dirección de los asuntos religiosos y políticos con las funciones propias del cardenal nepote. Orazio Ludovisi, hermano del papa, se estableció en Roma y fue nombrado general de los ejércitos de la Santa Sede. Su hijo Nicolás fue nombrado gobernador del castillo de Sant'Angelo, y su hija Hipólita se casó con Giorgio Aldobrandini, sobrino de Clemente VIII y príncipe de Rossano, que fue promovido a príncipe de Meldola y duque de Salsina. De esta forma, en pocos años, la familia Ludovisi se convirtió en un nuevo linaje de la aristocracia romana.
La actividad política y religiosa
La política eclesiástica de Gregorio XV estuvo condicionada por la guerra de los Treinta Años (1618-1648). Tras la derrota del elector palatino Federico V, jefe de la Unión evangélica, el palatinado fue ocupado por Maximiliano de Bavicra (1598-1651), que envió a Roma los ricos fondos manuscritos de la Biblioteca palatina de Heidelberg, mientras el emperador Fernando II prosiguió con la restauración del catolicismo en Bohemia y en los demás Estados de los Austrias, impulsando a la vez la reconquista religiosa de Alemania para el catolicismo. Gregorio XV concedió subsidios al emperador para proseguir la lucha y le invitó a extirpar el protestantismo de sus Estados, y también ayudó a Segismundo III de Polonia (1587-1632) en su lucha contra los turcos por la defensa del reino polaco. En el conflicto abierto entre España y Francia por el valle de la Valtelina, de gran interés estratégico para la comunicación entre el milanesado y los Países Bajos, Gregorio XV trabajó incansablemente para que se resolviera pacíficamente el conflicto, pero murió antes de que se solucionara.
Por lo que respecta a la política religiosa hay que resaltar la normativa que publicó sobre la elección del pontífice, la institución de la congregación De Propaganda Fide, la canonización de los primeros santos de la reforma católica y el apoyo que dio a los jesuítas. Con la bula Aeterni Patris, de 15 de noviembre de 1621, completada con la Decet romanum pontificen de 12 de marzo de 1622, estableció la nueva normativa sobre la forma de elegir al papa que ha estado en vigor hasta las reformas que introdujo san Pío X a principios del siglo xx. En estas bulas se establecieron normas precisas sobre el cónclave y los procedimientos de la elección: el escrutinio, el compromiso y la aclamación. El primero tenía lugar cuando las dos terceras partes de los conclavistas emitían su voto a favor de un mismo candidato; el segundo se aplicaba para superar las discrepancias entre los votantes; y el tercero se producía espontáneamente cuando todos los cardenales aclamaban como papa a una misma persona. Sin embargo, el procedimiento más usual fue el del escrutinio, que se verificaba dos veces al día, una por la mañana después de la misa y otra por la tarde. Todos los cardenales debían escribir su propio nombre y el de su candidato en una cédula que luego depositaban en el cáliz, jurando que habían nombrado al que creían mejor. La elección no se reputaba concluida hasta después que se publicaban todos los votos.
La preocupación por la difusión del catolicismo llevó a Gregorio XV a crear la congregación De Propaganda Fide con la bula Inscrustabili divinae de 22 de junio de 1622, que debía coordinar el trabajo misionero en todo el mundo (L. Pastor, Historia de los papas, XXVII, pp. 143-63). Esta congregación extendía su jurisdicción a todos los países en que no se hallaba constituida la jerarquía católica y tenía por objeto fomentar las misiones. No fue fácil la actuación de este organismo pontificio. Por de pronto, quedaron fuera de su campo de acción Iberoamérica, Filipinas y parte de la India, que estaban sometidas al patronato español o portugués, con los cuales tuvo graves conflictos. El resto de los territorios de misiones quedaron bajo su competencia. Como también se le asignó la difusión de la fe católica en las regiones del norte de Europa, total o parcialmente protestantes, la congregación trazó los planes de la reforma católica. Los nuncios fueron los eslabones entre la central misionera romana y los países protestantes. Así, el nuncio de Bélgica atendía a la situación de Inglaterra, Holanda, Dinamarca y Noruega; el de Colonia tenía bajo su control las tierras del norte de Alemania, mientras que el de Polonia cuidaba de Suecia y Rusia. Bajo el pontificado de Urbano VIII la congregación De Propaganda Fide puso su sede en un gran palacio de la plaza de España, al que Bernini (1598-1680) decoró con la fachada actual.
Gregorio XV canonizó a los primeros santos de la reforma católica: santa Teresa de Ávila (1515-1582), reformadora del Carmelo; san Felipe Neri (1515-1595), fundador del Oratorio; san Ignacio de Loyola (1491-1556), fundador de la Compañía de Jesús; y san Francisco Javier (1506-1552), uno de los primeros seguidores de Ignacio de Loyola y misionero en la India y Japón. Mostró un gran aprecio a los jesuítas, pues tanto él como su sobrino, el cardenal nepote, estudiaron con ellos, concediéndoles múltiples privilegios y exenciones.
El breve e intenso pontificado de Gregorio XV, que representó un momento importante en la reforma católica, terminó el 8 de julio de 1623 con su muerte, acaecida en Roma. Fue sepultado en la iglesia de San Ignacio, construida por su sobrino, el cardenal Ludovico Ludovisi.
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