» Leyendas Negras » Pío XII y el Nazismo » Los judíos, Pío XII y la Leyenda Negra: Historia de los Hebreos salvados del Holocausto » Capítulo quinto.- La «leyenda negra» que oscurece el pontificado de Pío XII
Responde el experto padre Pierre Blet
En el curso de la investigación sobre la actividad de asistencia a los judíos desarrollada por la Iglesia, tuve la suerte de encontrarme con el padre Blet, y desde el principio me impresionó su competencia, su inteligencia y su cortesía.
Su familiaridad con el periodo histórico del Tercer Reich me ha dado la oportunidad de profundizar en los temas más controvertidos.
Los historiadores modernos pasan en silencio sobre el tema del papel del papado en las relaciones internacionales, sobre todo en el periodo precedente y durante la segunda guerra mundial. Esta postura favorece la difusión de muchas fábulas, seguramente interesantes, pero alejadas de la realidad. Sobre todo si se tiene en cuenta todo lo que la Santa Sede hizo por impedir que se desencadenase la guerra en 1939, y el papel jugado por Pío XII en la ayuda a las víctimas de la guerra.
«Cuando en marzo de 1939 Pío XII se convirtió en papa -cuenta Blet-, el mundo estaba en paz. E indudablemente, a través de discursos solemnes, llamadas a los gobiernos, a los dirigentes políticos y la diplomacia secreta, él intentó como nadie en el mundo impedir la guerra y restablecer la paz.
»Pocos recuerdan que él propuso, en mayo de 1939, una conferencia entre Italia, Francia, Gran Bretaña, Alemania y Polonia para impedir el conflicto. Las respuestas negativas de algunos gobiernos no desanimaron al papa que, incluso al precipitarse la situación con el pacto germano-soviético, intentó intervenir. El 23 de agosto a las 19.00 horas, el papa habló por Radio Vaticana a los gobernantes del mundo insistiendo en que "Nada se pierde con la paz. Todo se pierde con la guerra". Sin embargo, pocos días después las tropas de la Wehrmacht cruzaron las fronteras polacas.
»Pío XII intentó entonces mantener a Italia fuera de la guerra. El 21 de diciembre se encontró con el rey Víctor Manuel y la reina Elena. Y no obstante, aunque no se contemplara en el protocolo, él mismo intercambió la visita, con la intención de convencer a los soberanos a permanecer fuera del conflicto. Cuando Joachim von Ribbentrop vino a Roma en 1940, Pío XII quiso recibirlo en audiencia para exponerle las razones de la paz. Concertó además una doble intervención, una carta suya y otra del presidente americano Franklin Delano Roosevelt al jefe del gobierno italiano para persuadirlo de que no entrara en la guerra. Pero todo fue en vano.
»Algunos sostienen que Pío XII tenía simpatías filogermánicas...
»No es verdad. Por un documento del Foreign Office resulta que Pío XII estaba en contacto con los generales alemanes que querían derrocar a Hitler. Pío XII transmitió a Londres la propuesta de los generales alemanes que querían derrocar al dictador y pedían garantías para una paz honorable. Pero los ingleses no se fiaron y dejaron caer en saco roto la propuesta.
«Resulta, además, por un documento que he encontrado en el archivo de la embajada de Francia en Roma, que, en mayo de 1940, Pío XII hizo llegar secretamente a los embajadores de Francia e Inglaterra la fecha exacta en la que comenzaría la ofensiva alemana. Una información de importancia vital que Pío XII no tuvo dudas en comunicar.
»Se echa en cara a Pío XII el no haber hecho una denuncia pública del nazismo.
»Pío XII consideró varias veces la posibilidad de hacer una denuncia pública del nazismo. Pero sabía también que ponía en riesgo la vida de muchas personas. Ya había ocurrido después de la publicación de la Mit brennender Sorge,[18] y había tenido la oportunidad de ver que no había producido beneficio alguno, al contrario, la situación se había agravado. Pío XII sabía que una declaración pública "debe ser considerada y sopesada con seriedad y profundidad, en el interés de aquellos que más sufren".
«Incluso la Cruz Roja llegó a las mismas conclusiones: "Las protestas no sirven y, es más, podrían producir daño a las personas que se intenta ayudar."
»A este propósito, el americano Robert M. W. Kempner, fiscal en el Tribunal de Nuremberg contra los crímenes de guerra, ha escrito: "Todos los argumentos y los escritos de propaganda utilizados por la Iglesia católica contra Hitler habrían conducido sólo a un suicidio. A la ejecución de los judíos se habría unido la de los sacerdotes católicos."
»De hecho, una posible declaración pública de Pío XII habría dado pie a presentar al Santo Padre como enemigo de Alemania. Pío XII, como pastor que era, no podía desentenderse de los católicos alemanes. Al mismo tiempo, el papa no se hacía ilusiones sobre las intenciones del Tercer Reich. Mientras el papa permanecía en silencio, la Secretaría de Estado, las delegaciones apostólicas y toda la Iglesia llevaban a cabo una extensa acción de ayuda a los judíos y a las víctimas de la guerra.
»Una de las acusaciones contra Pío XII es la de no haber hecho lo suficiente por los fugitivos judíos.
«Se trata de una calumnia. Los volúmenes 8, 9 y 10 de las Actes et Douments du Saint-Siège relatifs à la Seconde Guerre Mondiale están llenos de documentos en los que las comunidades judías, los rabinos de medio mundo y otros fugitivos agradecen a Pío XII y a la Iglesia católica las ayudas y todo lo hecho en su favor. Además, el padre Robert Leiber, secretario particular de Pío XII, me ha confirmado que el papa Pacelli usó su fortuna personal para ayudar a los judíos perseguidos por los nazis.
»En Croacia, Hungría y Rumania, los nuncios papales bajo solicitud directa de Pío XII lograron suspender varias veces las deportaciones.
»En su mensaje navideño de 1942, Pío XII denunció todas las crueldades de la guerra, la violación del derecho internacional que permitió crímenes al límite del horror y evocó a "los centenares de personas que, sin ninguna culpa, sólo por su nacionalidad o su raza, son destinadas a la muerte". El 2 de junio de 1943, en su alocución consistorial, Pío XII volvió otra vez sobre el tema hablando de aquellos "que a causa de su nacionalidad o de su raza están destinados al exterminio, y advirtió que nadie puede seguir violando las leyes de Dios impunemente".
»Pío XII no se preocupó sólo de los judíos, extendió la acción caritativa de la Iglesia a todas las víctimas de la guerra, sin distinciones de nacionalidad, de raza, de religión o de partido. Pío XII procedió silenciosa y discretamente a riesgo de parecer pasivo e indiferente, pero llevó ayuda segura a las víctimas de la guerra.»
Notas
[18] AAS 29 (1937), pp. 145-167, Mit brennender Sorge (Con grandísima preocupación). Toma de posición de Pío XI contra el nacionalsocialismo, con fecha del 14 de marzo de 1937. Para el texto íntegro véase también: Enchiridion delle Encicliche. Pio XI (1922-1939), Edizioni Dehoniane, Bolonia, 1995.
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