» Leyendas Negras » Pío XII y el Nazismo » Los judíos, Pío XII y la Leyenda Negra: Historia de los Hebreos salvados del Holocausto » Capítulo quinto.- La «leyenda negra» que oscurece el pontificado de Pío XII
El oro croata lo cogió Tito
«La inexactitud y superficialidad de las informaciones de que dispone Washington son tan evidentes que uno se maravilla de que el gobierno de Estados Unidos pueda haber dado crédito a una historia tan inconsistente.» Éste ha sido el comentario en caliente de monseñor Milan Simcic sobre el informe publicado en Estados Unidos.
Monseñor Simcic, en otro tiempo subsecretario de la Congregación del Clero, conoce muy bien los hechos, puesto que fue durante años colaborador de Draganovic en la labor de asistencia y cuidado pastoral de los refugiados que huían de Croacia.
«El Colegio de San Girolamo era dirigido por monseñor Giorgio Magjerec -precisa monseñor Simcic-. Draganovic no tuvo jamás función alguna en el colegio. Él era secretario del Comité Nacional Croata, un organismo que formaba parte de la Pontificia Obra de Asistencia (POA), creada por Pío XII para ayudar a los refugiados. No existían preferencias, se ayudaba a todos. Por esta obra de caridad, Draganovic tuvo a su disposición dos cajas de lingotes y monedas de oro que había sacado el ejército croata en retirada ante el avance de los partisanos de Tito. Eran cajas del Banco Nacional Croata, mientras que los bienes arrebatados a los judíos los administraba la División del Ministerio de la Seguridad Pública. Se trataba de administraciones muy distintas. Para comprar vestidos, comida y medicinas para los refugiados que estaban en los campos de Fermo y de Roma, Draganovic utilizó un diez por ciento del valor de este oro, el resto lo cogió por la fuerza el general Vilko Pecnikar para financiar la resistencia contra Tito y varias publicaciones en contra de la propaganda comunista.»
Según monseñor Simcic: «De esta historia nace la leyenda negra del oro de los judíos que habría sido depositado en el Vaticano. Pero la realidad es bastante distinta.» Y añade: «El documento americano sostiene que las propiedades robadas a los judíos croatas podrían llegar a ser unos ochenta millones de dólares. El mismo documento admite que "ninguna de estas informaciones ha sido verificada". El profesor Jere Jareb ha hecho un estudio muy detallado sobre los documentos recogidos en Zagreb y ha publicado en 1997 un libro con el título El oro y el dinero del Estado independiente croata llevado al extranjero (1944-1945), pero también en este caso no es posible determinar cuánto dinero se robó a los judíos croatas. Lo que sí se da por cierto es que el grueso del dinero del gobierno croata fue transportado a Suiza en 1944, y que sumaba más de una tonelada y tres quintales de oro, además de 2.700.000 francos suizos. El oro y el dinero fueron devueltos al Banco Nacional Yugoslavo en julio de 1945. Los partisanos de Tito llegaron también a echar mano a 32 cajas llenas de oro que habían sido depositadas en el convento de los franciscanos en Zagreb. Es probable que una parte de este dinero perteneciera a los judíos, pero los comunistas se guardaron bien de preguntarse de dónde provenía una fortuna así.»
He pedido a monseñor Simcic que me explicara qué relaciones hubo con el jefe de los Ustasa, Ante Pavelic, y él me ha respondido: «La historia de que Pavelic se refugió en el Colegio de San Girolamo es completamente falsa. Como viejo conspirador que era, Pavelic se escondía en las afueras de Roma y cambiaba continuamente de domicilio». Monseñor Simcic sostiene que «Pavelic estaba enfadado con el Vaticano porque no había reconocido al Estado Independiente Croata y desconfiaba de todos los sacerdotes. Pavelic ya estaba enfrentado con Draganovic en 1942, cuando este último le reprochó lo que los Ustasa estaban haciendo en Bosnia. Pavelic jamás se habría fiado de Draganovic, tenía sus amigos italianos, sobre todo en Fiésole, en Toscana. En 1948 huyó primero a España y después a Argentina. Tanto los americanos como la policía secreta yugoslava tenían conocimiento de sus desplazamientos, y si hubieran querido lo habrían podido prender. Por qué no lo hicieron, no lo sé. Es cierto que la idea de los Ustasa que roban oro a los judíos es muy sugestiva y pega con el prejuicio según el cual los croatas son todos un poco fascistas y antisemitas. Según la leyenda negra difundida hasta hoy, el cardenal Alojzije Stepinac[31] habría sido un colaborador de los Ustasa, mientras, en realidad, Hitler en persona había pedido a Pavelic la cabeza de Stepinac, precisamente por su defensa de los judíos. Los Ustasa, y los nazis sabían que Stepinac ayudaba a los judíos, los protegía y les ayudaba a huir.
Pavelic habría sido feliz liquidando a Stepinac, pero no lo hizo porque era muy popular. Esto contradice definitivamente la leyenda según la cual todos los católicos croatas serían Ustasa».
Notas
[31] Cardenal Alojzije Stepinac, arzobispo de Zagreb, perseguido primero por los nazis y después por los comunistas. En 1946 fue condenado por un tribunal comunista y encarcelado en Legoplava hasta 1951. Quedó bajo arresto domiciliario hasta su muerte. En 1953 fue creado cardenal por Pío XII; murió el 10 de febrero de 1960. El 3 de octubre de 1998 fue beatificado por Juan Pablo II.
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