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La guerra "Da Vinci"

Se aguarda con expectación que la versión cinematográfica de "El Código Da Vinci" aterrice en los cines el 19 de mayo pero ya está dibujado el tablero de operaciones. Los cristianos ultrajados por el bestseller en el que está basada la película se movilizan para refutar sus afirmaciones blasfemas organizando seminarios, estudios Bíblicos y campañas de formación vía web. Sony Pictures Entertainment, que produce la película, ha respondido con un website que pretende ofrecer a los cristianos "un foro en el que la gente pueda enfrentarse con los complejos temas planteados por el libro y la película".

Esos temas son legión y las distorsiones de la novela son de diverso tipo, yendo desde la hipótesis descabellada del matrimonio entre Jesús y María Magdalena hasta la negación de que Jesús se proclamase que era Dios o a afirmar su encubrimiento durante milenios por la vieja Iglesia Católica con un monje homicida.

Aunque el autor, Dan Brown, ha tratado de pasar su ficción como hechos, multitudes de estudiosos y autores han desacreditado sus afirmaciones, que parecen estar basados en una combinación de rumor, pseudo-evangelios y pura invención. Sin embargo la ficción se ha mostrado más atrayente que la verdad; la novela de Brown ha vendido unos 40 millones de copias y muchos de sus fans aceptan su revisión de la historia cristiana como un evangelio Es probable que muchos más lo hagan cuando la narración ilumine la pantalla plateada.

Los cristianos que busquen responder a este último reto "Da Vinci", pueden enfrentarse la película como un gran momento para dar formación, compartiendo guías informativas o de estudio, enlaces web y libros que desacrediten la novela y su retrato de la cristiandad como una vasta conspiración. Sus esfuerzos no pueden impedir que las multitudes se abalancen a la película, pero si pueden contestar a los interrogantes que les surgan a los espectadores.

Los cristianos que se sientan concernidos pueden también seguir el consejo que la guionista y bloguera de Hollywood Janet Batchler circuló por correo electrónico recientemente, animando a los aspirantes a activistas a no quedarse en casa el fin de semana del 19 de mayo. Es mejor, decía Batchler, para influir en Hollywood acudir al cine a ver otras películas. Su recomendación "Over the Hedge", una familiar película de dibujos animados que se estrena el mismo fin de semana que "El Código Da Vinci".

Batchler recomienda mostrar apoyo a una película rival: "darás un voto, el único voto que Hollywood reconoce: El poder del frío dinero efectivo depositado en la ventana de la taquilla el fin de semana del estreno..... Hagamos bailar la taquilla del modo en el que nadie espera - sin protestas, sin boicots, sin alegatos, sin despecho. Convirtamos la taquilla en una urna y depositemos nuestros votos".

No es una mala idea. Los magnates del cine americano pueden ser unos hombres groseros e insensibles acerca de la moral o la religión, pero tiene una conciencia extremadamente delicada sobre los beneficios. Hollywood se encuentra inmersa en una brusca bajada de ventas desde hace más de un año. La "Motion Picture Association of America" informó el mes pasado que el total recaudado en taquilla descendió un 6 por ciento en el último año, unas pérdidas de más de medio billón de dólares [NdT: Billón americano]. Por tercer año consecutivo, el número de espectadores disminuyó, como lo hicieron las votaciones para los Premios de la Academia del pasado mes, que distinguieron películas transgresoras como "Brokeback Mountain", un romance de vaqueros gays y "TransAmerica", que trata de un viaje por carretera de un transexual.

En la semana anterior a la ceremonia de los premios, un sondeo de MSNBC.com y Zogby International se encontraba con que el 60% de los americanos creen que los valores de Hollywood están reñidos con los de la mayoría de los americanos. Los productores de Hollywood deberían escuchar, podrían descubrir la razón por la que decrece nuestro interés en sus obras. Pero los magnates del cine no tienen oído musical, y en el fondo, el soniquete de las cajas registradoras puede ser el único mensaje que oigan.