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La oportunidad de El Código Da Vinci
Estaba de viaje durante la Cuaresma. Y de costa a costa ninguna librería de aeropuerto carecía de expositor exhibiendo El Código Da Vinci, en espera de la versión de mayo de la película de Ron Howard. Uno trata de ignorar la promociones - "la mayor cobertura de la historia" - pero algo deprimente pasa aquí. ¿Por qué gente inteligente piensa que El Código Da Vinci tiene alguna base en hechos históricos? ¿Por qué los católicos se imaginan que una novela que sugiere (y no tan sutilmente) que la estructura entera de la fe es una mentira no es, bien, ninguna cosa importante?
Las buenas noticias son que, a pesar de la versión cinematográfica, existe una gran oportunidad para que obispos, sacerdotes y diáconos dediquen la Pascua de 2006 a enseñar la verdad de la historia cristiana.
Una de las razones por las que tantos católicos han sido vulnerables a las absurdas afirmaciones de la novela reside en que los católicos son tristemente ignorantes de la historia de la Iglesia. Como, por ejemplo, la original confesión cristiana acerca de Jesús de Nazaret - "Jesús es Señor" - devino en la articulación doctrinal en el Credo de Nicea: "Dios de Dios, Luz de Luz, Dios Verdadero de Dios Verdadero, engendrado no creado, hecho de la Naturaleza del Padre". Si uno no conoce, al menos a grandes rasgos, cómo el credo del Concilio de Nicea proviene de la expresión de la fe de la Iglesia del Nuevo Testamento, entonces está expuesto a ser vulnerable a las risibles sugerencias de Dan Brown que todo fue política imperial en la época de Constantino. Así que vería bien dedicar un mes de sermones al desarrollo de la cristología, la teología de la Iglesia de Jesús como Hijo de Dios.
Entonces allí surge la pregunta sobre la integridad del Nuevo Testamento. El método histórico-crítico de análisis de la Biblia ha incrementado de un modo inconmensurable el conocimiento que tenemos de ella. A pesar de ello, presentado a través de homilías y catequesis inadecuadas, las lecturas histórico-críticas del Nuevo Testamento también han creado sospechas acerca de la certeza histórica de los Evangelios en muchas mentes. "Es sólo un relato", es la típica frase que con demasiada frecuencia nos encontramos en discusiones informales acerca de lo que los Evangelios cuentan de la vida de Cristo. Con todo pienso que es seguro asumir el consejo del Vaticano II de no proclamar la Biblia al pueblo fiel de modo que la gente de la iglesia se volviese sospechosa sobre la Biblia.
He recomendado a menudo la obra del exegeta anglicano del Nuevo Testamento Wrigh como antídoto a todas las sospechas, y me permito hacerlo otra vez: si hay un libro que darle a un amigo atormentado por El Código Da Vinci y su visión sobre la vida de Jesús, ese es el de Wright: El Reto de Jesús: redescubrir quién era y quién es (The Challenge of Jesus: Rediscovering Who Jesus Was and Is [InterVarsity Press]), en el que con una impecable y contemporánea erudición se despliega la defensa de la historicidad de los Evangelios, incluida la historicidad de la Resurrección. Fundamentada en un conjunto de conferencias que el Dr. Wright impartió a líderes evangélicos en los últimos años 90, El Reto de Jesús es accesible a cualquier lector inteligente, proporciona además uno de los más fascinantes relatos sobre la complejidad de la vida judía y de las expectativas mesiánicas en el tiempo de Jesús que cualquier otra cosa que se pueda encontrar en la calenturienta imaginación de Dan Brown.
La Conferencia Episcopal de Estados Unidos tiene un website http://www.jesusdecoded.com/ repleto de recursos para los que quieran convertir a las afirmaciones de El Código Da Vinci en una oportunidad catequética y evangélica. Además de una devastadora crítica del conocimiento que Brown tiene de Leonardo Da Vinci por Elizabeth Lev, la web incluye un utilísimo: "Cuando ellos digan... tú di...", ensayo escrito por la autora y blogera Amy Welborn: "¿Qué debería decirle a un creyente de El Código Da Vinci?", la srta. Welborn es siempre interesante y llena de fuerza; por ejemplo, "Hay suficiente verdad en El Código Da Vinci para ser seriamente engañado. Si, las fuentes, como Holy Blood, Holy Grail y La Revelación Templaria existen. Pero no reflejan ningún estudio histórico serio. No encontrarás ningún departamento de historia del planeta que utilice esas obras que le proporcionan carnaza a las teorías El Código Da Vinci como parte de su programa de estudios". Efectivamente.
¿Tienes limones?. Haz limonada. El Código Da Vinci es una oportunidad que está esperando que la agarremos.
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