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¿Una conspiración de dos mil años?
Más oscuros y caudalosos que las aguas del Jordán, los ríos de tinta que han corrido por estos días sobre conspiraciones universales, comunidades secretas y evangelios escondidos le han triplicado la "pega" al joven decano de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, padre Samuel Fernández (43).
Doctor en teología y ciencias patrísticas del Instituto "Agustinianum" de Roma, se toma el huracán de informaciones con optimismo. "Una cosa hay que reconocer: todo este revuelo habla de la fascinación que despierta la figura de Jesús de Nazaret. Incluso los que lo rechazan con mayor fuerza, pareciera que no pueden dejar de hablar de él".
Seis mil manuscritos
-Tras leer sobre el evangelio de Judas y el Código Da Vinci, no pocos piensan que la Iglesia Católica lleva casi dos mil años ocultando información.
"Eso es un mito. Los evangelios apócrifos son de muy fácil acceso. Están en castellano, en internet, en muchas bibliotecas y en las librerías católicas. Nadie los mantiene escondidos ni prohibidos, y sus manuscritos no están en poder de la Iglesia, sino en las grandes bibliotecas europeas, tales como las de París, Milán y Londres. Los famosos manuscritos de la biblioteca gnóstica de Nag Hammadi, descubiertos en 1945, son propiedad del Estado de Egipto".
-Usted escribió en una columna que "la fe hunde sus raíces en la historia". ¿Por qué un cristiano, tranquilo con su fe, debiera interesarse en los datos históricos?
"Para los creyentes, nuestra fe no es una emoción, una filosofía o una leyenda que da sentido a nuestra existencia. Nuestra fe nace de un acontecimiento, la encarnación de Jesús de Nazaret, el hijo de María, y por eso como cristianos nos interesa la verdad histórica. Lo que sucedió o no en la vida de Jesús tiene una relevancia vital para el mundo cristiano. Con esto no se pretende obligar a creer al no creyente, sólo se quiere mostrar que la ciencia histórica no está en contradicción con la fe de la Iglesia y que, por tanto, la fe es una opción razonable".
-De la época de Jesús, las huellas materiales son mínimas. ¿Cuál es entonces la forma de acceder históricamente a él?
"El testimonio central es la vida de Jesús es la existencia de la Iglesia, que nadie puede negar y está testificada por escritos, catacumbas, inscripciones, etc. Y si nos preguntamos ¿por qué nació la Iglesia?, la respuesta nos conduce a Jesús. De otro modo, la Iglesia sería «un efecto sin causa». Por otra parte, hay algunas referencias sobre Jesús en historiadores y autores no cristianos de la época, como Tácito, Suetonio, Flavio Josefo y Plinio el Joven. Pero, indudablemente, los documentos más útiles para conocer a Jesús históricamente son los escritos reunidos en el Nuevo Testamento, en especial los cuatro evangelios".
-Pero estos evangelios, ¿son confiables?
"Para conocer históricamente a Jesús se debe analizar críticamente los documentos disponibles. Los textos del Nuevo Testamento son el conjunto documental mejor transmitido de la antigüedad. Mientras de Suetonio, Heródoto y Demóstenes se conservan ocho manuscritos, del Nuevo Testamento se conservan 6.033, algunos de ellos del siglo II y III. Los evangelios de Marcos, Mateo, Lucas y Juan tienen muchísimo mayor sustento material, histórico y científico que el de Judas u otros apócrifos".Verdad funcional
-Para muchos, los evangelios canónicos huelen a una "verdad oficial".
"Si la Iglesia hubiese inventado una "historia oficial" del cristianismo, funcional a sus intereses, ¿habría presentado a Pedro negando a Jesús?, ¿habría pintado a los discípulos huyendo al momento de la crucifixión? Si los evangelios "oficiales" nos entregan tantos datos tan incómodos para la institución, ¿no será porque transmiten la verdadera historia? Además, en esa época, la Iglesia carecía de poder político y, aunque lo hubiese querido, no habría tenido la capacidad para fiscalizar los textos leídos en las comunidades".
-Pero los manuscritos del Nuevo Testamento son copias, no el texto original escrito por Marco, Mateo, Lucas o Juan.
"Todos, todos los textos de la antigüedad los conocemos a través de copias. El manuscrito original "de autor" más antiguo que se conserva es de Petrarca, poeta del siglo XIV.
Desconfiar del texto del Nuevo Testamento significaría dudar de toda la literatura antigua que conocemos".
-A su juicio, ¿qué aporta el descubrimiento del Evangelio de Judas?
"Siempre es una buena noticia para los estudiosos que reaparezca algún texto cristiano antiguo. El apócrifo de Judas tiene valor para reconstruir las ideas de un grupo gnóstico llamados "los cainitas", que afirmaban que Caín y la serpiente eran buenos, mientras que el Creador y Abel eran malos. Pero, para conocer más sobre Jesús y su relación con Judas, el texto no aporta nada".
-¿Por qué?
"Porque proviene de un ambiente y un contexto ajeno al de Jesús. Pretender que la verdad sobre Jesucristo ha sido falsificada por cientos de comunidades y testimonios antiguos y se encuentra sólo en un manuscrito del siglo IV es algo que ningún estudioso serio podría aceptar. Cualquiera que conozca un poco la antropología judía, de corte unitario, y su diferencia con la griega, de tendencia dualista, reconocerá al leer el evangelio de Judas (del que muchos opinan, pero pocos han leído) que se trata de una especulación helenística tardía de la segunda mitad del siglo segundo. Por ejemplo, no habla del amor al prójimo".
-¿Hay menciones sobre Judas en otros apócrifos?
"Por supuesto. Otros apócrifos amplifican la maldad de Judas. Afirman que de niño Judas mordía a los que se le acercaban e incluso intentó morder al niño Jesús mientra jugaba, como aparece en el "Evangelio árabe de la infancia" o que su esposa lo impulsó a traicionar a Jesús, o que se suicidó después de que su esposa hizo cantar tres veces un gallo asado sobre carbón, como dicen los "Hechos de Pilatos". Pero, además, si confiamos en lo que dice el Evangelio de Judas deberíamos rechazar el Antiguo Testamento, creer en dos dioses y que el mundo y la corporalidad son negativos".
Irrumpe Marción
-¿Cuándo fueron escritos los cuatro evangelios?
"El Evangelio de Marcos es el más antiguo. Se puede datar en la década de los años 60, según el análisis filológico. Mateo y Lucas datan de alrededor del año 80 y Juan, entre los años 90 y 100. Para su redacción los evangelistas contaron con testigos directos de la vida de Cristo, y se valieron de material anterior, como colecciones escritas de dichos de Jesús o el relato de la pasión, redactado unos cuatro años después de la resurrección".
-¿En qué momento la Iglesia reconoce los cuatro evangelios?
"Desde el inicio, las palabras de Jesús fueron recordadas como palabras sagradas, en especial en la eucaristía. Muy pronto se pusieron por escrito los dichos de Jesús y el relato de la pasión (año 36). Y así, a partir de la tradición oral y de este material escrito, fueron compuestos los evangelios durante el siglo I. Pero, por sobre todo, es la vida de las comunidades que cantan y veneran como inspiradas las palabras de Jesús lo que le da autoridad al Nuevo Testamento. Una comunidad viva tiene más autoridad que los papiros".
-¿Qué pasa en el siglo II?
"Los cuatro evangelios eran leídos y comentados en las comunidades del siglo II. En el 140, Marción intentó excluir el Antiguo Testamento y los demás evangelios, para quedarse sólo con Lucas. Ante esta situación, las comunidades reaccionaron, clarificando la validez de los cuatro evangelios: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Según los papiros más antiguos, como el llamado "p75", los cuatro evangelios desde muy temprano circularon en un único códice. Por ejemplo, cuando Taciano en el 170 compuso una armonización de los evangelios, utilizó Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Los decretos oficiales serán posteriores y sólo confirmarán el uso ya consagrado por la vida de las primeras comunidades".
-Para terminar, ¿considera muy dañinas para la Iglesia todas estas polémicas?
"Creo que todo esto es un llamado a los cristianos para que conozcamos más a Jesús. Nada más apasionante que conocer más a su figura -que transforma nuestra vida- por medio de la lectura de los evangelios, por la participación en los sacramentos y el estudio serio. El que conoce a Jesús sabrá reconocer su verdadero rostro".
La sombra de los apócrifos
Existen más de un centenar de documentos apócrifos -de algunos se conoce sólo el nombre-,que fueron escritos entre los siglos II y IV. En este universo, Samuel Fernández distingue dos grupos importantes "Algunos escritos surgieron para satisfacer la curiosidad de los fieles y completar los vacíos narrativos del Nuevo Testamento con datos sobre la infancia de Jesús, su estadía en Egipto, etc. Tradiciones como la presencia de un buey y un burro en el pesebre, los nombres de los reyes magos y la vida de Santa Ana y san Joaquín han sido recogidas de los apócrifos".
Otro grupo "nace de motivaciones más teológicas, que buscan propagar una determinada imagen de Jesús". Entre ellos los manuscritos gnósticos, como los descubiertos en Nag Hammadi (1945). "Se percibe allí una antropología de corte dualista que rechazaba la carne, el mundo y al Dios creador".
El denominado "Evangelio de Judas (descubierto en Egipto en 1970, narrado en copto) habría sido escrito, según las dataciones, en el siglo IV D.C. El equipo que lo analizó estima que sería una traducción del texto griego mencionado por San Ireneo en el 180 DC, del que sólo se conocía su título.
La frase de Jesús a Judas en este apócrifo " tú vas a sacrificar al hombre que me reviste" grafica el pensamiento gnóstico, según Fernández. . "Supone la visión gnóstica de Cristo, en que el hombre visible es diferente al Cristo que lo inhabita. Los gnósticos de fines del siglo II propusieron este tipo de soluciones para evitar el escándalo de la cruz".
Descifrando misterios a través de papiros
Miles de años antes de Gutenberg y su imprenta, las obras de la Antigüedad se difundían a través de manuscritos que escribían a mano los copistas. Muy pocas de ellas han llegado a nosotros, por eso se trata de obras preciadas.
En ocasiones el azar acompaña al descubrimiento. "Como ocurrió con la única copia de "La república" de Cicerón, que fue encontrada en un monasterio en el siglo XIX, sobre la que un monje había escrito el Comentario a los Salmos de San Agustín. Es la única copia de esa obra que existe", explica Catalina Balmaceda, doctora en Historia Clásica de la U. de Oxford. Según la profesora, hay obras que tienen más copias, como La Eneida de Virgilio, varias obras de Cicerón -best sellers de la antiguedad- o la Ilíada de Homero. De está última se registran 640 manuscritos ( bastante menos que los seis mil del Nuevo Testamento). "La existencia de más copias permite un mejor análisis crítico y una mayor cercanía al texto original. Se pueden confrontar los distintos manuscritos y establecer una suerte de 'árboles genealógicos', con copias que vienen de la misma fuente", dice Balmaceda.
En el caso de los textos del Nuevo Testamento, los manuscritos antiguos están escritos en griego, idioma del Imperio Romano de Oriente. "Hasta 1930 nuestro conocimiento del texto original griego del Nuevo Testamento se basaba en cuatro códices más antiguos escritos en pergamino, como el Codex Vaticanus (siglo IV), que contiene toda la Biblia", explica Claudio Pierantoni, profesor de historia de la iglesia antigua.
En los últimos 70 años se han descubierto muchos antiquísimos papiros egipcios de los siglos II y III. Varios de ellos corresponden a textos del Nuevo Testamento "y son fundamentales para confirmarnos la sustancial fidelidad del texto ya conocido. En 1935, C. Henderson Roberts publicó el llamado papiro "p52", que aunque contiene sólo un pequeño fragmento del Evangelio de Juan, es extraordinariamente importante porque es posible datarlo antes del año 125, lo cual permite confirmar la fecha de composición del Evangelio mismo en una época no posterior al año 100", explica Pierantoni.
Uno de los sitios arqueológicos más prolíficos es el denominado "Oxyrhynchus" (a 160 kilómetros de El Cairo). Allí las excavaciones arrojaron una enorme cantidad de papiros que hoy se almacenan en la Universidad de Oxford y que están siendo prolijamente revisados y restaurados por una serie de expertos, entre ellos el reputado Dirk Obbink. Poemas de Píndaro, fragmentos de Safo, Eurípides, Sofócles, además de numerosos textos cristianos son algunas de las "joyitas" de Oxyrhynchus.
El código y María Magdalena
El Evangelio apócrifo de Felipe, parte de la biblioteca gnóstica de Nag Hammadi, se refiere a María Magdalena como compañera de Jesús, uno de los hilos que sigue el superventas Dan Brown en "El código Da Vinci. ¿Reivindican los gnósticos el rol de la mujer? A juicio de Samuel Fernández, "no es fácil entender los textos gnósticos, que fueron escritos para ser leídos alegóricamente. En los personajes bíblicos femeninos los gnósticos ven un símbolo de la Iglesia, y por ello se valora lo femenino. Pero, por el contrario, consideran que lo femenino es imperfecto, al punto que el Evangelio apócrifo de Tomás señala que "toda mujer que se haga varón, entrará en el reino del cielo" (log.114). No se puede sacar conclusiones literales sobre textos alegóricos. Por otra parte, los textos que hablan de Jesús como esposo deben ser interpretados simbólicamente, como referidos a Jesús y su Iglesia, pues la mayoría de los gnósticos estaban en contra del matrimonio, porque despreciaban la creación y la corporalidad. Una interpretación literal del apócrifo de Felipe es totalmente incoherente con la lógica gnóstica".
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