conoZe.com » Leyendas Negras » Código Da Vinci

El Código, una fantasía innoble

La novela de Dan Brown, "El Código da Vinci", fortalecida dentro de poco por la película correspondiente, es un relato del que nadie habla por su calidad narrativa -pues no la tiene en absoluto-, sino por el escándalo religioso y moral de su argumento, que discurre así: recientes hallazgos documentales nos hacen saber que la divinidad de Cristo fue un invento político del siglo IV; que Jesús, ese simple buen hombre, tuvo amores con la Magdalena, de cuyo fruto -Sarah- desciende el linaje de la verdadera iglesia cristiana; que la "Iglesia" católica oficial o partido de Pedro combatió contra ese linaje auténtico desde los orígenes; que, con el poder del emperador Constantino, urdió en aquel siglo tardío los cuatro Evangelios canónicos (Mateo, Marcos, Lucas, Juan), e intentó destruir los otros -los llamados apócrifos, que serían los verdaderos-; y que, en fin, esta lucha sorda del Papado contra la "diosa" Magdalena, lucha llena de asesinatos (entre otros, los de millones de mujeres) se ha prolongado por los siglos, y continúa hasta los días de Juan Pablo II, servido por el Opus Dei. Pero por fin hoy, una pareja de héroes investigadores empieza a develar la confabulación más grande de la historia. La Iglesia de siglos ha sido, pues, una mafia tenebrosa empapada de sangre, pero descubierta y denunciada ahora por un profesor de simbología religiosa y por una criptógrafa de la policía francesa (última descendiente de Cristo y la Magdalena), que se enamoran en plena actividad desmitificadora.

El "fenómeno Código", como se lo ha llamado, se inscribiría dentro de una ola de creciente interés del gran público por la religión. Esta interpretación me parece vaga y equívoca. Se trata, en mi opinión, de un interés menos puro y más asombroso, que puede graficarse así: tantas personas que nunca se dieron el trabajo de leer el Evangelio, ni menos aun de estudiar su base histórica, se deslumbran ante la versión de un pobre Jesús que se empareja con la Magdalena, reivindica la prostitución sagrada de las antiguas religiones paganas, y funda a partir de su seno una dinastía genealógico-mística. Tantas personas que no saben nada de la historia de la Iglesia se entretienen o deleitan con la idea de que es una banda de criminales romanos, carolingios y modernos; idea ornamentada con los convenientes adornos esotéricos y ocultistas, y adobada con el encanto de las hipótesis confabulatorias.

Me pregunto -con M. Introvigne- qué ocurriría con una novela y una película según las cuales, tras la muerte de Buda, su primitiva comunidad se hubiera dedicado a combatir a la descendencia de su amante, iniciando una historia de falsificaciones y asesinatos sin fin; y si en ese relato los monasterios budistas fueran guaridas de criminales, y el Dalai Lama, la cabeza visible de esta conjura de siglos. ¿Acaso no se levantaría todo el mundo contra esta innoble falsificación del budismo, incluidos los abanderados más políticamente correctos de la libertad de expresión? Parece que sólo con Cristo se puede trapear el suelo.

Pero tantos y tantos cristianos del mundo entero reaccionan; y ¿cómo no? ¿Acaso no hemos sido agraviados y heridos en las fibras más sensibles de nuestro corazón? En cuanto a quienes se asombran de la serena y sobria reacción de la Prelatura del Opus Dei, ésta se explica porque el Opus Dei es lo de menos frente al agravio de Cristo, de la Iglesia, de su historia, de su jerarquía, del pueblo entero de Dios. El Prelado del Opus Dei acaba de declarar: "Digan lo que quieran del Opus Dei, pero no blasfemen de la fe cristiana". Un breve paseo por Internet muestra la extensión e intensidad de la reacción de católicos, ortodoxos y aun musulmanes. Sin ir más lejos, hoy mismo se repartirá en todas las misas dominicales de la capital un número especial de la revista "Iglesia de Santiago", presentado por Monseñor Cristián Contreras, obispo auxiliar de la Arquidiócesis, que contiene textos bien fundados para la reflexión de los fieles sobre estas materias.

¿Por qué tanta bulla?

Si se trata de una ficción narrativa o cinematográfica, dicen algunos, ¿por qué tanta bulla? Porque es necesario tomarse en serio el poder de la literatura -aun de la más pobre- y del cine: por eso. Y porque el autor de esta ficción no vacila en afirmar que "todas las descripciones de documentos y rituales secretos contenidos en esta novela se fundan en la realidad"; sobre todo en los explosivos documentos titulados "Dossiers Secrets", descubiertos en 1975 en la Biblioteca Nacional de París. ¡Qué ganas de conocer esa clave secreta de veinte siglos! Pero no: no será posible, porque... se trata de una novela. En cuanto a la historia real, las fantasías de Brown se apoyan en textos peregrinos y en hipótesis históricas descabelladas, por contraste con la solidez de los Evangelios canónicos y de la documentación de veras confiable.

¡Qué cosa más humana y natural -dicen todavía otros- que ese amor de Cristo con la Magdalena, y que ese fruto de su amor! ¿No se reivindican así el cuerpo, el sexo, la mujer y la procreación? No: ya están de sobra reivindicados en los Evangelios y en la fe de la Iglesia. Y ya la Magdalena es santa y digna de sobra para trapear el suelo también con ella. Yo más bien daría otro sentido a la negación del celibato de Cristo: para un mundo mundano secularizado, contaminado de promiscuidad sexual, la hermosísima y eminente castidad de Cristo y su altísima enseñanza sobre ella son una bofetada en el rostro del libertinaje: bofetada que el mundo mundano responde con otra de retorno y venganza, esta vez dirigida al rostro de Cristo: a éste, al paradigma de la pureza, al purísimo, mírenlo ahora "arrejuntándose" con su discípula preferida: ¡que la Iglesia cambie sus duras normas sobre la castidad! En Chile llamamos chaqueteo a este rebajamiento del que se eleva sobre nosotros. En ciertos sectores de la cultura moderna hay un prurito de profanar lo más sagrado, de rebajar lo más alto al nivel de la propia miseria.

¿Llamadas a boicotear novela o película? Algunas ha habido, y como derecho a la legítima defensa frente al agresor injusto, derecho cuyo ejercicio entra en la esfera de la libertad de cada cual. El Prelado del Opus Dei afirma que él no lo hace, ni llama a sus fieles a hacerlo, sino a multiplicar los esfuerzos por confirmar la verdad sobre los Evangelios y sobre la Iglesia. Leer o no leer, ir a ver o no ir a ver, cada uno sabrá lo que hace; yo sólo desearía que, de hacerlo, se aplicara un mínimo de espíritu crítico, ojalá sustentado en un mínimo conocimiento de la verdadera historia de la Iglesia.

"Para un mundo mundano secularizado, contaminado de promiscuidad sexual, la hermosísima y eminente castidad de Cristo y su altísima enseñanza sobre ella son una bofetada en el rostro del libertinaje".

CASTIDAD DE CRISTO:

"Hoy mismo se repartirá en todas las misas dominicales de la capital un número especial de la revista 'Iglesia de Santiago', presentado por Monseñor Cristián Contreras, obispo auxiliar de la Arquidiócesis, que contiene textos bien fundados para la reflexión de los fieles sobre estas materias".

REFLEXIÓN MADE IN CHILE:

"No: ya están de sobra reivindicados en los Evangelios y en la fe de la Iglesia. Y ya la Magdalena es santa y digna de sobra para trapear el suelo también con ella".

¿REIVINDICACIÓN DEL CUERPO, EL SEXO Y LA PROCREACIÓN?:

"Las fantasías de Brown se apoyan en textos peregrinos y en hipótesis históricas descabelladas, por contraste con la solidez de los Evangelios canónicos y de la documentación de veras confiable".

[vía http://apologeticahistorica.blogspot.com/]

José Miguel Ibáñez Langlois es sacerdote y poeta chileno

Ahora en...

About Us (Quienes somos) | Contacta con nosotros | Site Map | RSS | Buscar | Privacidad | Blogs | Access Keys
última actualización del documento http://www.conoze.com/doc.php?doc=4182 el 2006-05-17 00:42:56