» Leyendas Negras » Código Da Vinci » Opiniones varias

Literatura, cultura y Código da Vinci

Autores como Danielle Steel, Corín Tellado, Stephen King, Benítez, Rowling, Berling o Brown, en vida transforman en oro lo que escriben, aunque sea basura literaria y cultural. Autores como Dumas, Julio Verne, Salgari, Pérez Reverte, Agatha Christie o Guaresci, en vida transforman en oro lo que escriben, libros de agradable y placentera, aunque no imprescindible, lectura. Autores como Dickens, Poe, Bécquer, Lope de Vega, Quevedo, Shakespeare, Goethe, Cela, Balzac, Tolkien o Tolstoi, en vida transforman en oro lo que escriben, y tras su muerte iluminan la Historia de la humanidad con la belleza estética y la sabiduría humanista de sus libros. La masa encumbra a los primeros y, a veces, a los segundos. La elite trata a los terceros y, a veces, a los segundos.

Brown, nuevo Midas de la basura en oro, es un mal escritor aunque sea un habilísimo hombre de negocios que ha triunfado explotando la incultura general en su provecho. Cualquiera que conozca la obra de Leonardo da Vinci -como la de otro gran católico injuriado por la ignorancia, Galileo-, sabe que nació, vivió y entregó el alma a Dios en la Iglesia católica. Manipular el pensamiento y el arte del sabio renacentista con un guión de sandeces pseudo-culturales, vergonzosas para cualquier inteligencia educada, en el que se ofende su memoria al deformar su fe católica es, aun en ficción, calumniar a Leonardo da Vinci e inducir al engaño al lector menos instruido. Como mentira son los disparates científicos, históricos, artísticos y teológicos que urde Brown y que la masa, definida por da Vinci en uno de sus 'Tratados sobre la Ciencia' como una «estúpida multitud que constantemente sirve de testigo», aprueba como dogmas de fe y cultura. Fea ausencia de criterio y estética en la masa: una mediocre novela con un tema demencial y demagógico deviene en best-seller, y una pesada y pretenciosa película, abucheada en Cannes y vapuleada por la crítica, lidera las taquillas. Pan y circo en versión yankee de Brown que sería inocua diversión de no ocultar una inicua perversión: la mentira y la calumnia maceradas como dulce veneno alimentan la sinrazón de quienes creen y toman en serio lo que no es más que una novela. Novela que, tanto en inglés como en castellano, aunque haya triunfado como negocio literario, es cultural y literariamente una basura, ágil y hasta amena, pero basura. Ojalá la plebe se aplicara la sentencia de Leonardo, en 'La Vida en el Espíritu': «los que viven de sueños se complacen más en sofismas y engaños que en razones ciertas y naturales». Entonces la masa entendería que 'El Código da Vinci' más que sueño es pesadilla de vanidad, falsedad y nesciencia.

Un éxito del 'Código da Vinci' que molesta la razón pero no intranquiliza la fe, porque ni una inteligencia con criterio ni un alma serena pierden la paz espiritual por un best-seller de tanta perversa intención como nulo fundamento cultural y teológico. ¿Faltaría más que la fe católica dependiese de un superventas como el 'Código da Vinci'! Allá quien por falta de vida interior y sabiduría espiritual se crea las estupideces de Brown, cuyos argumentos religiosos e históricos en el 'Código da Vinci' son, además de falsos para la Historia y el Arte, tan absurdos que sólo arraigan en la credulidad de quien ni conoce la Verdad ni desea conocerla. Lo que preocupa del éxito comercial del 'Código da Vinci' no son sus injuriosas banalidades históricas, artísticas y biográficas, o sus bobadas pseudo-teológicas, sino el que exista tanta masa sin criterio, estética y ciencia que disfrute esta basura literaria y, además, se crea su grotesco guión como si descubriese un nuevo mundo de fe y razón en lo que sólo es una imaginativa novela. Este best-seller muestra cómo nuestra sociedad está ya tan envilecida culturalmente que confunde Historia, Arte, Literatura y Cine con el grosero libro (y película) de Brown. Razón tiene Leonardo da Vinci cuando afirmó, en su 'Cuaderno de Notas', que «donde no manda la razón ocupa su lugar el griterío». 'El Código da Vinci' da voz al desagradable grito de la masa; la cultura y la fe son otra cosa.