conoZe.com » bibel » Catecismos » Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica » PRIMERA PARTE .- LA PROFESIÓN DE LA FE » Segunda sección.- La profesión de la fe cristiana

Capítulo tercero.- «Creo en el Espíritu Santo»

136. ¿Qué quiere decir la Iglesia cuando confiesa: «Creo en el Espíritu Santo»?

Creer en el Espíritu Santo es profesar la fe en la tercera Persona de la Santísima Trinidad, que procede del Padre y del Hijo y «que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria». El Espíritu Santo «ha sido enviado a nuestros corazones» (Ga 4, 6), a fin de que recibamos la nueva vida de hijos de Dios.

137. ¿Por qué la misión del Hijo y la del Espíritu son inseparables?

La misión del Hijo y la del Espíritu son inseparables porque en la Trinidad indivisible, el Hijo y el Espíritu son distintos, pero inseparables. En efecto, desde el principio hasta el fin de los tiempos, cuando Dios envía a su Hijo, envía también su Espíritu, que nos une a Cristo en la fe, a fin de que podamos, como hijos adoptivos, llamar a Dios «Padre» (Rm 8, 15). El Espíritu es invisible, pero lo conocemos por medio de su acción, cuando nos revela el Verbo y cuando obra en la Iglesia.

138. ¿Cuáles son los apelativos del Espíritu Santo?

«Espíritu Santo» es el nombre propio de la tercera Persona de la Santísima Trinidad. Jesús lo llama también Espíritu Paráclito (Consolador, Abogado) y Espíritu de Verdad. El Nuevo Testamento lo llama Espíritu de Cristo, del Señor, de Dios, Espíritu de la gloria y de la promesa.

139. ¿Con qué símbolos se representa al Espíritu Santo?

Son numerosos los símbolos con los que se representa al Espíritu Santo: el agua viva, que brota del corazón traspasado de Cristo y sacia la sed de los bautizados; la unción con el óleo, que es signo sacramental de la Confirmación; el fuego, que transforma cuanto toca; la nube oscura y luminosa, en la que se revela la gloria divina; la imposición de manos, por la cual se nos da el Espíritu; y la paloma, que baja sobre Cristo en su bautismo y permanece en Él.

140. ¿Qué significa que el Espíritu «habló por los Profetas»?

Con el término «Profetas» se entiende a cuantos fueron inspirados por el Espíritu Santo para hablar en nombre de Dios. La obra reveladora del Espíritu en las profecías del Antiguo Testamento halla su cumplimiento en la revelación plena del misterio de Cristo en el Nuevo Testamento.

141. ¿Cuál es la obra del Espíritu Santo en Juan el Bautista?

El Espíritu colma con sus dones a Juan el Bautista, el último profeta del Antiguo Testamento, quien, bajo la acción del Espíritu, es enviado para que «prepare al Señor un pueblo bien dispuesto» (Lc 1, 17) y anunciar la venida de Cristo, Hijo de Dios: aquel sobre el que ha visto descender y permanecer el Espíritu, «aquel que bautiza en el Espíritu» (Jn 1, 33).

142. ¿Cuál es la obra del Espíritu Santo en María?

El Espíritu Santo culmina en María las expectativas y la preparación del Antiguo Testamento para la venida de Cristo. De manera única la llena de gracia y hace fecunda su virginidad, para dar a luz al Hijo de Dios encarnado. Hace de Ella la Madre del «Cristo total», es decir, de Jesús Cabeza y de la Iglesia su cuerpo. María está presente entre los Doce el día de Pentecostés, cuando el Espíritu inaugura los «últimos tiempos» con la manifestación de la Iglesia.

143. ¿Qué relación existe entre el Espíritu y Jesucristo, en su misión en la tierra?

Desde el primer instante de la Encarnación, el Hijo de Dios, por la unción del Espíritu Santo, es consagrado Mesías en su humanidad. Jesucristo revela al Espíritu con su enseñanza, cumpliendo la promesa hecha a los Padres, y lo comunica a la Iglesia naciente, exhalando su aliento sobre los Apóstoles después de su Resurrección.

144. ¿Qué sucedió el día de Pentecostés?

En Pentecostés, cincuenta días después de su Resurrección, Jesucristo glorificado infunde su Espíritu en abundancia y lo manifiesta como Persona divina, de modo que la Trinidad Santa queda plenamente revelada. La misión de Cristo y del Espíritu se convierte en la misión de la Iglesia, enviada para anunciar y difundir el misterio de la comunión trinitaria.

«Hemos visto la verdadera Luz, hemos recibido el Espíritu celestial,
hemos encontrado la verdadera fe: adoramos la Trinidad indivisible porque
Ella nos ha salvado»
(Liturgia bizantina. Tropario de las vísperas de Pentecostés).

145. ¿Qué hace el Espíritu Santo en la Iglesia?

El Espíritu Santo edifica, anima y santifica a la Iglesia; como Espíritu de Amor, devuelve a los bautizados la semejanza divina, perdida a causa del pecado, y los hace vivir en Cristo la vida misma de la Trinidad Santa. Los envía a dar testimonio de la Verdad de Cristo y los organiza en sus respectivas funciones, para que todos den «el fruto del Espíritu» (Ga 5, 22).

146. ¿Cómo actúan Cristo y su Espíritu en el corazón de los bautizados?

Por medio de los sacramentos, Cristo comunica su Espíritu a los miembros de su Cuerpo, y la gracia de Dios, que da frutos de vida nueva, según el Espíritu. El Espíritu Santo, finalmente, es el Maestro de la oración.

«Creo en la Santa Iglesia Católica».

La Iglesia en el designio de Dios

147. ¿Qué designamos con la palabra «Iglesia»?

Con el término «Iglesia» se designa al pueblo que Dios convoca y reúne desde todos los confines de la tierra, para constituir la asamblea de todos aquellos que, por la fe y el Bautismo, han sido hechos hijos de Dios, miembros de Cristo y templo del Espíritu Santo.

148. ¿Hay otros nombres e imágenes con los que la Biblia designe a la Iglesia?

En la Sagrada Escritura encontramos muchas imágenes que ponen de relieve aspectos complementarios del misterio de la Iglesia. El Antiguo Testamento prefiere imágenes ligadas al Pueblo de Dios; el Nuevo Testamento aquellas vinculadas a Cristo como Cabeza de este pueblo, que es su Cuerpo, y las imágenes sacadas de la vida pastoril (redil, grey, ovejas), agrícola (campo, olivo, viña), de la construcción (morada, piedra, templo) y familiar (esposa, madre, familia).

149. ¿Cuál es el origen y la consumación de la Iglesia?

La Iglesia tiene su origen y realización en el designio eterno de Dios. Fue preparada en la Antigua Alianza con la elección de Israel, signo de la reunión futura de todas las naciones. Fundada por las palabras y las acciones de Jesucristo, fue realizada, sobre todo, mediante su muerte redentora y su Resurrección. Más tarde, se manifestó como misterio de salvación mediante la efusión del Espíritu Santo en Pentecostés. Al final de los tiempos, alcanzará su consumación como asamblea celestial de todos los redimidos.

150. ¿Cuál es la misión de la Iglesia?

La misión de la Iglesia es la de anunciar e instaurar entre todos los pueblos el Reino de Dios inaugurado por Jesucristo. La Iglesia es el germen e inicio sobre la tierra de este Reino de salvación.

151. ¿En qué sentido la Iglesia es Misterio?

La Iglesia es Misterio en cuanto que en su realidad visible se hace presente y operante una realidad espiritual y divina, que se percibe solamente con los ojos de la fe.

152. ¿Qué significa que la Iglesia es sacramento universal de salvación?

La Iglesia es sacramento universal de salvación en cuanto es signo e instrumento de la reconciliación y la comunión de toda la humanidad con Dios, así como de la unidad de todo el género humano.

La Iglesia: Pueblo de Dios, cuerpo de Cristo, templo del Espíritu Santo

153. ¿Por qué la Iglesia es el Pueblo de Dios?

La Iglesia es el Pueblo de Dios porque Él quiso santificar y salvar a los hombres no aisladamente, sino constituyéndolos en un solo pueblo, reunido en la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

154. ¿Cuáles son las características del Pueblo de Dios?

Este pueblo, del que se llega a ser miembro mediante la fe en Cristo y el Bautismo, tiene por origen a Dios Padre, por cabeza a Jesucristo, por condición la dignidad y la libertad de los hijos de Dios, por ley el mandamiento nuevo del amor, por misión la de ser sal de la tierra y luz del mundo, por destino el Reino de Dios, ya iniciado en la Tierra.

155. ¿En qué sentido el Pueblo de Dios participa de las tres funciones de Cristo: Sacerdote, Profeta y Rey?

El Pueblo de Dios participa del oficio sacerdotal de Cristo en cuanto los bautizados son consagrados por el Espíritu Santo para ofrecer sacrificios espirituales; participa de su oficio profético cuando, con el sentido sobrenatural de la fe, se adhiere indefectiblemente a ella, la profundiza y la testimonia; participa de su función regia con el servicio, imitando a Jesucristo, quien siendo rey del universo, se hizo siervo de todos, sobre todo de los pobres y los que sufren.

156. ¿De qué modo la Iglesia es cuerpo de Cristo?

La Iglesia es cuerpo de Cristo porque, por medio del Espíritu, Cristo muerto y resucitado une consigo íntimamente a sus fieles. De este modo los creyentes en Cristo, en cuanto íntimamente unidos a Él, sobre todo en la Eucaristía, se unen entre sí en la caridad, formando un solo cuerpo, la Iglesia. Dicha unidad se realiza en la diversidad de miembros y funciones.

157. ¿Quién es la cabeza de este Cuerpo?

Cristo «es la Cabeza del Cuerpo, que es la Iglesia» (Col 1, 18). La Iglesia vive de Él, en Él y por Él. Cristo y la Iglesia forman el «Cristo total» (San Agustín); «la Cabeza y los miembros, como si fueran una sola persona mística» (Santo Tomás de Aquino).

158. ¿Por qué llamamos a la Iglesia esposa de Cristo?

Llamamos a la Iglesia esposa de Cristo porque el mismo Señor se definió a sí mismo como «el esposo» (Mc 2, 19), que ama a la Iglesia uniéndola a sí con una Alianza eterna. Cristo se ha entregado por ella para purificarla con su sangre, «santificarla» (Ef 5, 26) y hacerla Madre fecunda de todos los hijos de Dios. Mientras el término «cuerpo» manifiesta la unidad de la «cabeza» con los miembros, el término «esposa» acentúa la distinción de ambos en la relación personal.

159. ¿Por qué la Iglesia es llamada templo del Espíritu Santo?

La Iglesia es llamada templo del Espíritu Santo porque el Espíritu vive en el cuerpo que es la Iglesia: en su Cabeza y en sus miembros; Él además edifica la Iglesia en la caridad con la Palabra de Dios, los sacramentos, las virtudes y los carismas.

«Lo que nuestro espíritu, es decir, nuestra alma, es para nuestros miembros,
eso mismo es el Espíritu Santo para los miembros de Cristo, para el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia»
(San Agustín).

160. ¿Qué son los carismas?

Los carismas son dones especiales del Espíritu Santo concedidos a cada uno para el bien de los hombres, para las necesidades del mundo y, en particular, para la edificación de la Iglesia, a cuyo Magisterio compete el discernimiento sobre ellos.

La Iglesia es una, santa, católica y apostólica

161. ¿Por qué la Iglesia es una?

La Iglesia es una porque tiene como origen y modelo la unidad de un solo Dios en la Trinidad de las Personas; como fundador y cabeza a Jesucristo, que restablece la unidad de todos los pueblos en un solo cuerpo; como alma al Espíritu Santo que une a todos los fieles en la comunión en Cristo. La Iglesia tiene una sola fe, una sola vida sacramental, una única sucesión apostólica, una común esperanza y la misma caridad.

162. ¿Dónde subsiste la única Iglesia de Cristo?

La única Iglesia de Cristo, como sociedad constituida y organizada en el mundo, subsiste (subsistit in) en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los obispos en comunión con él. Sólo por medio de ella se puede obtener la plenitud de los medios de salvación, puesto que el Señor ha confiado todos los bienes de la Nueva Alianza únicamente al colegio apostólico, cuya cabeza es Pedro.

163. ¿Cómo se debe considerar entonces a los cristianos no católicos?

En las Iglesias y comunidades eclesiales que se separaron de la plena comunión con la Iglesia católica, se hallan muchos elementos de santificación y verdad. Todos estos bienes proceden de Cristo e impulsan hacia la unidad católica. Los miembros de estas Iglesias y comunidades se incorporan a Cristo en el Bautismo, por ello los reconocemos como hermanos.

164. ¿Cómo comprometerse en favor de la unidad de los cristianos?

El deseo de restablecer la unión de todos los cristianos es un don de Cristo y un llamamiento del Espíritu; concierne a toda la Iglesia y se actúa mediante la conversión del corazón, la oración, el recíproco conocimiento fraterno y el diálogo teológico.

165. ¿En qué sentido la Iglesia es santa?

La Iglesia es santa porque Dios santísimo es su autor; Cristo se ha entregado a sí mismo por ella, para santificarla y hacerla santificante; el Espíritu Santo la vivifica con la caridad. En la Iglesia se encuentra la plenitud de los medios de salvación. La santidad es la vocación de cada uno de sus miembros y el fin de toda su actividad. Cuenta en su seno con la Virgen María e innumerables santos, como modelos e intercesores. La santidad de la Iglesia es la fuente de la santificación de sus hijos, los cuales, aquí en la tierra, se reconocen todos pecadores, siempre necesitados de conversión y de purificación.

166. ¿Por qué decimos que la Iglesia es católica?

La Iglesia es católica, es decir universal, en cuanto en ella Cristo está presente: «Allí donde está Cristo Jesús, está la Iglesia Católica» (San Ignacio de Antioquía). La Iglesia anuncia la totalidad y la integridad de la fe; lleva en sí y administra la plenitud de los medios de salvación; es enviada en misión a todos los pueblos, pertenecientes a cualquier tiempo o cultura.

167. ¿Es católica la Iglesia particular?

Es católica toda Iglesia particular, (esto es la diócesis y la eparquía), formada por la comunidad de los cristianos que están en comunión, en la fe y en los sacramentos, con su obispo ordenado en la sucesión apostólica y con la Iglesia de Roma, «que preside en la caridad» (San Ignacio de Antioquía).

168. ¿Quién pertenece a la Iglesia católica?

Todos los hombres, de modos diversos, pertenecen o están ordenados a la unidad católica del Pueblo de Dios. Está plenamente incorporado a la Iglesia Católica quien, poseyendo el Espíritu de Cristo, se encuentra unido a la misma por los vínculos de la profesión de fe, de los sacramentos, del gobierno eclesiástico y de la comunión. Los bautizados que no realizan plenamente dicha unidad católica están en una cierta comunión, aunque imperfecta, con la Iglesia católica.

169. ¿Cuál es la relación de la Iglesia católica con el pueblo judío?

La Iglesia católica se reconoce en relación con el pueblo judío por el hecho de que Dios eligió a este pueblo, antes que a ningún otro, para que acogiera su Palabra. Al pueblo judío pertenecen «la adopción como hijos, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto, las promesas, los patriarcas; de él procede Cristo según la carne» (Rm 9, 4-5). A diferencia de las otras religiones no cristianas, la fe judía es ya una respuesta a la Revelación de Dios en la Antigua Alianza.

170. ¿Qué vínculo existe entre la Iglesia católica y las religiones no cristianas?

El vínculo entre la Iglesia católica y las religiones no cristianas proviene, ante todo, del origen y el fin comunes de todo el género humano. La Iglesia católica reconoce que cuanto de bueno y verdadero se encuentra en las otras religiones viene de Dios, es reflejo de su verdad, puede preparar para la acogida del Evangelio y conducir hacia la unidad de la humanidad en la Iglesia de Cristo.

171. ¿Qué significa la afirmación «fuera de la Iglesia no hay salvación»?

La afirmación «fuera de la Iglesia no hay salvación» significa que toda salvación viene de Cristo-Cabeza por medio de la Iglesia, que es su Cuerpo. Por lo tanto no pueden salvarse quienes, conociendo la Iglesia como fundada por Cristo y necesaria para la salvación, no entran y no perseveran en ella. Al mismo tiempo, gracias a Cristo y a su Iglesia, pueden alcanzar la salvación eterna todos aquellos que, sin culpa alguna, ignoran el Evangelio de Cristo y su Iglesia, pero buscan sinceramente a Dios y, bajo el influjo de la gracia, se esfuerzan en cumplir su voluntad, conocida mediante el dictamen de la conciencia.

172. ¿Por qué la Iglesia debe anunciar el Evangelio a todo el mundo?

La Iglesia debe anunciar el Evangelio a todo el mundo porque Cristo ha ordenado: «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 19). Este mandato misionero del Señor tiene su fuente en el amor eterno de Dios, que ha enviado a su Hijo y a su Espíritu porque «quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad» (1 Tm 2, 4)

173. ¿De qué modo la Iglesia es misionera?

La Iglesia es misionera porque, guiada por el Espíritu Santo, continúa a lo largo de los siglos la misión del mismo Cristo. Por tanto, los cristianos deben anunciar a todos la Buena Noticia traída por Jesucristo, siguiendo su camino y dispuestos incluso al sacrificio de sí mismos hasta el martirio.

174. ¿Por qué la Iglesia es apostólica?

La Iglesia es apostólica por su origen, ya que fue construida «sobre el fundamento de los Apóstoles» (Ef 2, 20); por su enseñanza, que es la misma de los Apóstoles; por su estructura, en cuanto es instruida, santificada y gobernada, hasta la vuelta de Cristo, por los Apóstoles, gracias a sus sucesores, los obispos, en comunión con el sucesor de Pedro.

175. ¿En qué consiste la misión de los Apóstoles?

La palabra Apóstol significa enviado. Jesús, el Enviado del Padre, llamó consigo a doce de entre sus discípulos, y los constituyó como Apóstoles suyos, convirtiéndolos en testigos escogidos de su Resurrección y en fundamentos de su Iglesia. Jesús les dio el mandato de continuar su misión, al decirles: «Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo» (Jn 20, 21) y al prometerles que estaría con ellos hasta el fin del mundo.

176. ¿Qué es la sucesión apostólica?

La sucesión apostólica es la transmisión, mediante el sacramento del Orden, de la misión y la potestad de los Apóstoles a sus sucesores, los obispos. Gracias a esta transmisión, la Iglesia se mantiene en comunión de fe y de vida con su origen, mientras a lo largo de los siglos ordena todo su apostolado a la difusión del Reino de Cristo sobre la tierra.

Los fieles: jerarquía, laicos, vida consagrada

177. ¿Quiénes son los fieles?

Los fieles son aquellos que, incorporados a Cristo mediante el Bautismo, han sido constituidos miembros del Pueblo de Dios; han sido hecho partícipes, cada uno según su propia condición, de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, y son llamados a llevar a cabo la misión confiada por Dios a la Iglesia. Entre ellos hay una verdadera igualdad en su dignidad de hijos de Dios.

178. ¿Cómo está formado el Pueblo de Dios?

En la Iglesia, por institución divina, hay ministros sagrados, que han recibido el sacramento del Orden y forman la jerarquía de la Iglesia. A los demás fieles se les llama laicos. De unos y otros provienen fieles que se consagran de modo especial a Dios por la profesión de los consejos evangélicos: castidad en el celibato, pobreza y obediencia.

179. ¿Por qué Cristo instituyó la jerarquía eclesiástica?

Cristo instituyó la jerarquía eclesiástica con la misión de apacentar al Pueblo de Dios en su nombre, y para ello le dio autoridad. La jerarquía está formada por los ministros sagrados: obispos, presbíteros y diáconos. Gracias al sacramento del Orden, los obispos y presbíteros actúan, en el ejercicio de su ministerio, en nombre y en la persona de Cristo cabeza; los diáconos sirven al Pueblo de Dios en la diaconía (servicio) de la palabra, de la liturgia y de la caridad.

180. ¿En qué consiste la dimensión colegial del ministerio de la Iglesia?

A ejemplo de los doce Apóstoles, elegidos y enviados juntos por Cristo, la unión de los miembros de la jerarquía eclesiástica está al servicio de la comunión de todos los fieles. Cada obispo ejerce su ministerio como miembro del colegio episcopal, en comunión con el Papa, haciéndose partícipe con él de la solicitud por la Iglesia universal. Los sacerdotes ejercen su ministerio en el presbiterio de la Iglesia particular, en comunión con su propio obispo y bajo su guía.

181. ¿Por qué el ministerio eclesial tiene también un carácter personal?

El ministerio eclesial tiene también un carácter personal, en cuanto que, en virtud del sacramento del Orden, cada uno es responsable ante Cristo, que lo ha llamado personalmente, confiriéndole la misión.

182. ¿Cuál es la misión del Papa?

El Papa, Obispo de Roma y sucesor de san Pedro, es el perpetuo y visible principio y fundamento de la unidad de la Iglesia. Es el Vicario de Cristo, cabeza del colegio de los obispos y pastor de toda la Iglesia, sobre la que tiene, por institución divina, la potestad plena, suprema, inmediata y universal.

183. ¿Cuál es la función del colegio de los obispos?

El colegio de los obispos, en comunión con el Papa y nunca sin él, ejerce también él la potestad suprema y plena sobre la Iglesia.

184. ¿Cómo ejercen los obispos la misión de enseñar?

Los obispos, en comunión con el Papa, tienen el deber de anunciar a todos el Evangelio, fielmente y con autoridad, como testigos auténticos de la fe apostólica, revestidos de la autoridad de Cristo. Mediante el sentido sobrenatural de la fe, el Pueblo de Dios se adhiere indefectiblemente a la fe, bajo la guía del Magisterio vivo de la Iglesia.

185. ¿Cuándo se ejerce la infalibilidad del Magisterio?

La infalibilidad del Magisterio se ejerce cuando el Romano Pontífice, en virtud de su autoridad de Supremo Pastor de la Iglesia, o el colegio de los obispos en comunión con el Papa, sobre todo reunido en un Concilio Ecuménico, proclaman con acto definitivo una doctrina referente a la fe o a la moral; y también cuando el Papa y los obispos, en su Magisterio ordinario, concuerdan en proponer una doctrina como definitiva. Todo fiel debe adherirse a tales enseñanzas con el obsequio de la fe.

186. ¿Cómo ejercen los obispos la misión de santificar?

Los obispos ejercen su función de santificar a la Iglesia cuando dispensan la gracia de Cristo, mediante el ministerio de la palabra y de los sacramentos, en particular de la Eucaristía; y también con su oración, su ejemplo y su trabajo.

187. ¿Cómo ejercen los obispos la misión de gobernar?

Cada obispo, en cuanto miembro del colegio episcopal, ejerce colegialmente la solicitud por todas las Iglesias particulares y por toda la Iglesia, junto con los demás obispos unidos al Papa. El obispo, a quien se ha confiado una Iglesia particular, la gobierna con la autoridad de su sagrada potestad propia, ordinaria e inmediata, ejercida en nombre de Cristo, Buen Pastor, en comunión con toda la Iglesia y bajo la guía del sucesor de Pedro.

188. ¿Cuál es la vocación de los fieles laicos?

Los fieles laicos tienen como vocación propia la de buscar el Reino de Dios, iluminando y ordenando las realidades temporales según Dios. Responden así a la llamada a la santidad y al apostolado, que se dirige a todos los bautizados.

189. ¿Cómo participan los fieles laicos en la misión sacerdotal de Cristo?

Los laicos participan en la misión sacerdotal de Cristo cuando ofrecen como sacrificio espiritual «agradable a Dios por mediación de Jesucristo» (1 P 2, 5), sobre todo en la Eucaristía, la propia vida con todas las obras, oraciones e iniciativas apostólicas, la vida familiar y el trabajo diario, las molestias de la vida sobrellevadas con paciencia, así como los descansos físicos y consuelos espirituales. De esta manera, también los laicos, dedicados a Cristo y consagrados por el Espíritu Santo, ofrecen a Dios el mundo mismo.

190. ¿Cómo participan los fieles laicos en la misión profética de Cristo?

Los laicos participan en la misión profética de Cristo cuando acogen cada vez mejor en la fe la Palabra de Cristo, y la anuncian al mundo con el testimonio de la vida y de la palabra, mediante la evangelización y la catequesis. Este apostolado «adquiere una eficacia particular porque se realiza en las condiciones generales de nuestro mundo» (Lumen Gentium 35).

191. ¿Cómo participan los fieles laicos en la misión regia de Cristo?

Los laicos participan en la misión regia de Cristo porque reciben de Él el poder de vencer el pecado en sí mismos y en el mundo, por medio de la abnegación y la santidad de la propia vida. Los laicos ejercen diversos ministerios al servicio de la comunidad, e impregnan de valores morales las actividades temporales del hombre y las instituciones de la sociedad.

192. ¿Qué es la vida consagrada?

La vida consagrada es un estado de vida reconocido por la Iglesia; una respuesta libre a una llamada particular de Cristo, mediante la cual los consagrados se dedican totalmente a Dios y tienden a la perfección de la caridad, bajo la moción del Espíritu Santo. Esta consagración se caracteriza por la práctica de los consejos evangélicos.

193. ¿Qué aporta la vida consagrada a la misión de la Iglesia?

La vida consagrada participa en la misión de la Iglesia mediante una plena entrega a Cristo y a los hermanos, dando testimonio de la esperanza del Reino de los Cielos.

«Creo en la comunión de los santos»

194. ¿Qué significa la expresión «comunión de los santos»?

La expresión «comunión de los santos» indica, ante todo, la común participación de todos los miembros de la Iglesia en las cosas santas (sancta): la fe, los sacramentos, en particular en la Eucaristía, los carismas y otros dones espirituales. En la raíz de la comunión está la caridad que «no busca su propio interés» (1 Co 13, 5), sino que impulsa a los fieles a «poner todo en común» (Hch 4, 32), incluso los propios bienes materiales, para el servicio de los más pobres.

195. ¿Qué otra significación tiene la expresión «comunión de los santos»?

La expresión «comunión de los santos» designa también la comunión entre las personas santas (sancti), es decir, entre quienes por la gracia están unidos a Cristo muerto y resucitado. Unos viven aún peregrinos en este mundo; otros, ya difuntos, se purifican, ayudados también por nuestras plegarias; otros, finalmente, gozan ya de la gloria de Dios e interceden por nosotros. Todos juntos forman en Cristo una sola familia, la Iglesia, para alabanza y gloria de la Trinidad.

María, Madre de Cristo, Madre de la Iglesia

196. ¿En qué sentido la Bienaventurada Virgen María es Madre de la Iglesia?

La Bienaventurada Virgen María es Madre de la Iglesia en el orden de la gracia, porque ha dado a luz a Jesús, el Hijo de Dios, Cabeza del Cuerpo que es la Iglesia. Jesús, agonizante en la cruz, la dio como madre al discípulo con estas palabras: «Ahí tienes a tu madre» (Jn 19, 27).

197. ¿Cómo ayuda la Virgen María a la Iglesia?

Después de la Ascensión de su Hijo, la Virgen María ayudó con su oración a los comienzos de la Iglesia. Incluso tras su Asunción al cielo, ella continúa intercediendo por sus hijos, siendo para todos un modelo de fe y de caridad y ejerciendo sobre ellos un influjo salvífico, que mana de la sobreabundancia de los méritos de Cristo. Los fieles ven en María una imagen y un anticipo de la resurrección que les espera, y la invocan como abogada, auxiliadora, socorro y mediadora.

198. ¿Qué tipo de culto se rinde a la Virgen María?

A la Virgen María se le rinde un culto singular, que se diferencia esencialmente del culto de adoración, que se rinde sólo a la Santísima Trinidad. Este culto de especial veneración encuentra su particular expresión en las fiestas litúrgicas dedicadas a la Madre de Dios y en la oración mariana, como el santo Rosario, compendio de todo el Evangelio.

199. ¿De qué modo la Virgen María es icono escatológico de la Iglesia?

Contemplando a María, la toda santa, ya glorificada en cuerpo y alma, la Iglesia ve en ella lo que la propia Iglesia está llamada a ser sobre la tierra y aquello que será en la patria celestial.

«Creo en el perdón de los pecados»

200. ¿Cómo se perdonan los pecados?

El primero y principal sacramento para el perdón de los pecados es el Bautismo. Para los pecados cometidos después del Bautismo, Cristo instituyó el sacramento de la Reconciliación o Penitencia, por medio del cual el bautizado se reconcilia con Dios y con la Iglesia.

201. ¿Por qué la Iglesia tiene el poder de perdonar los pecados?

La Iglesia tiene la misión y el poder de perdonar los pecados porque el mismo Cristo se lo ha dado: «Recibid el Espíritu Santo, a quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados, a quienes se los retengáis, les quedan retenidos» (Jn 20, 22-23).

«Creo en la resurrección de la carne»

202. ¿Qué se indica con el término «carne» y cuál es su importancia?

El término «carne» designa al hombre en su condición de debilidad y mortalidad. «La carne es soporte de la salvación» (Tertuliano). En efecto, creemos en Dios que es el Creador de la carne; creemos en el Verbo hecho carne para rescatar la carne; creemos en la resurrección de la carne, perfección de la Creación y de la redención de la carne.

203. ¿Qué significa la expresión «resurrección de la carne»?

La expresión «resurrección de la carne» significa que el estado definitivo del hombre no será solamente el alma espiritual separada del cuerpo, sino que también nuestros cuerpos mortales un día volverán a tener vida.

204. ¿Qué relación existe entre la resurrección de Cristo y la nuestra?

Así como Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos y vive para siempre, así también Él resucitará a todos en el último día, con un cuerpo incorruptible: «los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación» (Jn 5, 29).

205. ¿Qué sucede con la muerte a nuestro cuerpo y a nuestra alma?

Con la muerte, que es separación del alma y del cuerpo, éste cae en la corrupción, mientras el alma, que es inmortal, va al encuentro del juicio de Dios y espera volverse a unir al cuerpo, cuando éste resurja transformado en la segunda venida del Señor. Comprender cómo tendrá lugar la resurrección sobrepasa la posibilidad de nuestra imaginación y entendimiento.

206. ¿Qué significa morir en Cristo Jesús?

Morir en Cristo Jesús significa morir en gracia de Dios, sin pecado mortal. Así el creyente en Cristo, siguiendo su ejemplo, puede transformar la propia muerte en un acto de obediencia y de amor al Padre. «Es cierta esta afirmación: si hemos muerto con Él, también viviremos con Él» (2 Tm 2, 11).

«Creo en la vida eterna»

207. ¿Qué es la vida eterna?

La vida eterna es la que comienza inmediatamente después de la muerte. Esta vida no tendrá fin; será precedida para cada uno por un juicio particular por parte de Cristo, juez de vivos y muertos, y será ratificada en el juicio final.

208. ¿Qué es el juicio particular?

Es el juicio de retribución inmediata, que, en el momento de la muerte, cada uno recibe de Dios en su alma inmortal, en relación con su fe y sus obras. Esta retribución consiste en el acceso a la felicidad del cielo, inmediatamente o después de una adecuada purificación, o bien de la condenación eterna al infierno.

209. ¿Qué se entiende por cielo?

Por cielo se entiende el estado de felicidad suprema y definitiva. Todos aquellos que mueren en gracia de Dios y no tienen necesidad de posterior purificación, son reunidos en torno a Jesús, a María, a los ángeles y a los santos, formando así la Iglesia del cielo, donde ven a Dios «cara a cara» (1 Co 13, 12), viven en comunión de amor con la Santísima Trinidad e interceden por nosotros.

«La vida subsistente y verdadera es el Padre que, por el Hijo y en el Espíritu Santo, derrama sobre todos sin excepción los dones celestiales. Gracias a su misericordia, nosotros también, hombres, hemos recibido la promesa indefectible de la vida eterna» (San Cirilo de Jerusalén).

210. ¿Qué es el purgatorio?

El purgatorio es el estado de los que mueren en amistad con Dios pero, aunque están seguros de su salvación eterna, necesitan aún de purificación para entrar en la eterna bienaventuranza.

211. ¿Cómo podemos ayudar en la purificación de las almas del purgatorio?

En virtud de la comunión de los santos, los fieles que peregrinan aún en la tierra pueden ayudar a las almas del purgatorio ofreciendo por ellas oraciones de sufragio, en particular el sacrificio de la Eucaristía, pero también limosnas, indulgencias y obras de penitencia.

212. ¿En qué consiste el infierno?

Consiste en la condenación eterna de todos aquellos que mueren, por libre elección, en pecado mortal. La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios, en quien únicamente encuentra el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira. Cristo mismo expresa esta realidad con las palabras «Alejaos de mí, malditos al fuego eterno» (Mt 25, 41).

213. ¿Cómo se concilia la existencia del infierno con la infinita bondad de Dios?

Dios quiere que «todos lleguen a la conversión» (2 P 3, 9), pero, habiendo creado al hombre libre y responsable, respeta sus decisiones. Por tanto, es el hombre mismo quien, con plena autonomía, se excluye voluntariamente de la comunión con Dios si, en el momento de la propia muerte, persiste en el pecado mortal, rechazando el amor misericordioso de Dios.

214. ¿En qué consistirá el juicio final?

El juicio final (universal) consistirá en la sentencia de vida bienaventurada o de condena eterna que el Señor Jesús, retornando como juez de vivos y muertos, emitirá respecto «de los justos y de los pecadores» (Hch 24, 15), reunidos todos juntos delante de sí. Tras del juicio final, el cuerpo resucitado participará de la retribución que el alma ha recibido en el juicio particular.

215. ¿Cuándo tendrá lugar este juicio?

El juicio final sucederá al fin del mundo, del que sólo Dios conoce el día y la hora.

216. ¿Qué es la esperanza de los cielos nuevos y de la tierra nueva?

Después del juicio final, el universo entero, liberado de la esclavitud de la corrupción, participará de la gloria de Cristo, inaugurando «los nuevos cielos y la tierra nueva» (2 P 3, 13). Así se alcanzará la plenitud del Reino de Dios, es decir, la realización definitiva del designio salvífico de Dios de «hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra» (Ef 1, 10). Dios será entonces «todo en todos» (1 Co 15, 28), en la vida eterna.

«Amén»

217. ¿Qué significa el Amén, con el que concluye nuestra profesión de fe?

La palabra hebrea Amén, con la que se termina también el último libro de la Sagrada Escritura, algunas oraciones del Nuevo Testamento y las oraciones litúrgicas de la Iglesia, significa nuestro «sí» confiado y total a cuanto confesamos creer, confiándonos totalmente en Aquel que es el «Amén» (Ap 3, 14) definitivo: Cristo el Señor.

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 683-686

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 687-690 | 742-743

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 691-693

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 694-701

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 687-688 | 702-706 | 743

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 717-720

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 721-726 | 744

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 727-730 | 745-746

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 731-732 | 738

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 733-741 | 747

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 738-741

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 751-752 | 777-804

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 753-757

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 758-766 | 778

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 767-769

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 770-773 | 779

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 774-776 | 780

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 781 | 802-804

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 782

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 783-786

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 787-791 | 805-806

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 792-795 | 807

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 796 | 808

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 797-798 | 809-810

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 799-801

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 813-815 | 866

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 816 | 870

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 817-819

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 820-822 | 866

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 823-829 | 867

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 830-831 | 868

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 832-835

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 836-838

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 839-840

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 841-845

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 846-848

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 849-851

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 852-856

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 857 | 869

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 858-861

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 861-865

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 871-872

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 873 | 934

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 874-876 | 935

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 877

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 878-879

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 881-882 | 936-937

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 883-885

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 886-890 | 939

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 891

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 893

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 894-896

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 897-900 | 940

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 901-903

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 904-907 | 942

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 908-913 | 943

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 914-916 | 944

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 931-933 | 945

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 946-953 | 960

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 954-959 | 961-962

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 963-966 | 973

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 967-970

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 971

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 972 | 974-975

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 976-980 | 984-985

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 981-983 | 986-987

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 976-980 | 984-985

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 990

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1002-1003 | 988-991

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1005-1014 | 1019

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1020 | 1051

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1021-1022 | 1051

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1023-1026 | 1053

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1030-1031 | 1054

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1032

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1033-1035 | 1056-1057

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1036-1037

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1038-1041 | 1058-1059

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1040

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1042-1050 | 1060

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1061-1065

Referencias cruzadas con el Catecismo de la Iglesia Católica

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 683-686

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 687-690 | 742-743

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 691-693

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 694-701

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 687-688 | 702-706 | 743

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 717-720

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 721-726 | 744

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 727-730 | 745-746

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 731-732 | 738

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 733-741 | 747

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 738-741

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 751-752 | 777-804

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 753-757

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 758-766 | 778

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 767-769

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 770-773 | 779

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 774-776 | 780

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 781 | 802-804

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 782

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 783-786

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 787-791 | 805-806

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 792-795 | 807

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 796 | 808

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 797-798 | 809-810

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 799-801

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 813-815 | 866

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 816 | 870

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 817-819

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 820-822 | 866

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 823-829 | 867

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 830-831 | 868

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 832-835

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 836-838

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 839-840

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 841-845

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 846-848

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 849-851

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 852-856

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 857 | 869

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 858-861

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 861-865

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 871-872

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 873 | 934

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 874-876 | 935

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 877

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 878-879

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 881-882 | 936-937

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 883-885

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 886-890 | 939

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 891

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 893

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 894-896

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 897-900 | 940

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 901-903

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 904-907 | 942

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 908-913 | 943

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 914-916 | 944

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 931-933 | 945

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 946-953 | 960

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 954-959 | 961-962

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 963-966 | 973

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 967-970

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 971

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 972 | 974-975

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 976-980 | 984-985

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 981-983 | 986-987

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 976-980 | 984-985

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 990

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1002-1003 | 988-991

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1005-1014 | 1019

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1020 | 1051

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1021-1022 | 1051

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1023-1026 | 1053

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1030-1031 | 1054

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1032

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1033-1035 | 1056-1057

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1036-1037

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1038-1041 | 1058-1059

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1040

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1042-1050 | 1060

Ver en el Catecismo de la Iglesia Católica: | 1061-1065

Referencias cruzadas con el Catecismo de la Iglesia Católica

Ahora en...

About Us (Quienes somos) | Contacta con nosotros | Site Map | RSS | Buscar | Privacidad | Blogs | Access Keys
última actualización del documento http://www.conoze.com/doc.php?doc=4498 el 2006-06-27 00:29:53