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Introducción al Pentateuco (II)

La Exégesis y la Teoría de los Documentos.

Los comentaristas tomaron, frente a esta teoría, una actitud de comprensión, excepto algunos, que querían mantener una actitud de integridad mosaica a ultranza[86]. Las nuevas hipótesis daban razón de muchas anomalías, anacronismos y agrupaciones textuales. El P. Lagrange, en su conferencia en el congreso de Friburgo de 1897, las aceptaba, si bien haciendo reservas sobre la época de composición de cada uno de los documentos. Insistía en el carácter y procedimiento en la composición de los libros del Pentateuco, sometidos constantemente a un proceso de revisión en los textos narrativos y legislativos. El conjunto de libros que hoy se agrupan bajo esta denominación estuvieron in fieri durante muchos siglos, lo que supone una evolución progresiva de adaptación de leyes a las nuevas circunstancias. Desde el punto de vista inspirativo basta que el último redactor del mismo lo haga bajo el influjo del Espíritu Santo. La expresión "dijo Dios a Moisés" como introducción a la promulgación de determinadas leyes no ha de tomarse al pie de la letra, sino que muchas veces es un clisé estereotipado para presentar como de origen divino leyes que en realidad se deben a la iniciativa de Moisés, su representante. Pero, en una concepción teocrática de la sociedad, se atribuye toda la dirección de la nación a Dios, que obra por sus lugartenientes. Según esta concepción, Hammurabi se presenta en su famoso código recibiéndolo directamente del dios Samas. En los pueblos de la antigüedad - y más en el pueblo hebreo -, lo sacralinvadía toda la vida nacional cívico-religiosa. Moisés, creador y organizador de esta teocracia, formó durante la larga estancia en el desierto un amplio núcleo legislativo que después fue desarrollado conforme a las exigencias de los nuevos tiempos. No obstante, como el esquema sustancial y el alma de esa legislación fue ideado por Moisés, se puede atribuir a todo el cuerpo legislativo el epíteto de mosaico, en cuanto que las adiciones, retoques y evoluciones legislativas posteriores fueron hechos conforme al espíritu del primer legislador. Sin duda que muchos relatos de tipo histórico y leyes del Pentateuco se remontan a la época del desierto, como ya hemos indicado antes, y, por tanto, la tesis wellhausiana sobre la redacción tardía de todas las fuentes del Pentateuco es insostenible. Los nuevos descubrimientos arqueológicos confirman la verosimilitud histórica de los hechos de la historia patriarcal, y, por tanto, no es concebible que un autor falsario del siglo IX haya creado un marco histórico mil años anterior a su tiempo que encajara perfectamente en la situación histórica de la vida de los patriarcas en los tiempos anteriores a Tell Amarna[87]. El P. Lagrange, en su artículo póstumo, distingue diferentes documentos en el Génesis.

El P. Prat distingue entre autor de la Ley y autor del Pentateuco, y cree que Moisés es autor de éste en sentido amplio, en cuanto que "Moïse joue le principal rôle."[88] El P. Durand expresa así su pensamiento: "El Pentateuco contiene numerosos documentos verdaderamente redactados por Moisés, y el Pentateuco es, en su conjunto,la expresión autorizada de su Ley."[89] El P. Hummelauer admite muchos aditamentos posteriores a Moisés, debidos a Josué, Samuel, siendo el compilador final Esdras[90]. J. Touzard entiende la palabra autor en sentido amplio: como Moisés es el quicio en la organización teocrática de la sociedad israelita, siendo el fundamento personal de todas las instituciones, así es también el quicio de la obra literaria, llamada Pentateuco. El redactor del Pentateuco utiliza fuentes anteriores a Moisés, escritas u orales, coloreándolas conforme a concepciones ambientales de su época y yuxtaponiendo diversas tradiciones sobre el mismo hecho. A veces, estos documentos tienen un carácter midrásico o legendario, y, respecto de los textos y tradiciones profanos, el redactor selecciona lo que no se oponga a su concepción religiosa. Los documentos son sustancialmente de la época mosaica, aunque en su forma actual hayan sido redactados en el siglo VIII a.C. Más tarde, después del destierro, el autor "sacerdotal" dio una nueva versión del contenido de esas fuentes, utilizando nuevas fuentes[91]. P. Vetter distingue en el Pentateuco res gestas y leges. Los hechos anteriores a Moisés, especialmente lo relativo a los patriarcas, fue transmitido por tradición oral. Estas tradiciones se fueron enriqueciendo, siendo recopiladas como "anales de familias o tribus" en tiempo de Josué o de los jueces. Moisés redactó muchos hechos históricos y leyes. El conjunto fue redactado por dos autores diferentes, uno en forma poética y otro en forma prosaica. Los "sacerdotes," por su parte, renovaron y ampliaron las anteriores, surgiendo nuevas colecciones de leyes en la época de los jueces, entre las que destacan las del Deuteronomio. Más tarde, en tiempos de la monarquía, se reunieron todas con nuevas leyes y adaptaciones, siendo todas compiladas por Esdras, cuya definitiva redacción es la del Pentateuco actual[92]. P. Heinisch niega la diversidad de documentos, y se inclina por la teoría de los "Suplementos:" Moisés es el autor sustancial del Pentateuco. Moisés recopiló y redactó tradiciones anteriores a él, añadiendo relatos de hechos contemporáneos conforme a sus propósitos. Es el autor también de la parte legislativa, aunque posteriormente se crean nuevas leyes, adaptando las antiguas, siendo todas seleccionadas por la autoridad legítima y consignadas bajo el influjo de la inspiración[94]. A. Vaccari propone la hipótesis de una doble recensión de la misma obra de Moisés, es decir, que, conforme a la división de las tribus en dos reinos, surgieron dos versiones, una septentrional y otra meridional, siendo juntadas en tiempos de Josías; y de ahí la diversidad de los nombres divinos y la existencia de los "duplicados," o narraciones yuxtapuestas sobre un mismo hecho[95].

Recientemente se ha vuelto a replantear el problema. J. Chaine, en su comentario al Génesis, escribe sobre la autenticidad mosaica de este libro y, en general, del Pentateuco: "Los datos de la crítica muestran que no se puede atribuir todo a Moisés, pero el estudio objetivo de los textos muestra también lo que hay de a priori en las fechas tardías atribuidas a textos tomados en bloque. Las cosas son más complejas. En las hipótesis que acabamos de mencionar, Moisés no habría escrito el Génesis tal como ha llegado a nosotros; pero hay en este libro, como en las leyes del Pentateuco, elementos antiguos, es decir, según el P. Lagrange, documentos enteros que remontan a él, de suerte que se puede hablar de una autenticidad sustancial o media."[96] H. Junker confiesa la complejidad del problema, pero admite la hipótesis de un origen mosaico, aunque la formación del Pentateuco, tal como hoy lo tenemos, es de época más reciente: de la época mosaica provendrían textos en parte históricos, en parte legislativos, que él personalmente u otros bajo su sugerencia y control habrían compuesto, y de los que más tarde se habría constituido el conjunto del Pentateuco. [97] El P. De Vaux prefiere hablar de diversas "tradiciones" o "ciclos de tradiciones"; "Los textos se agrupan por afinidades de lengua, de estilo, de conceptos, lo que se puede llamar constantes que determinan las líneas paralelas que se siguen a través del Pentateuco. Esta agrupación puede no diferir mucho de la que propone la crítica literaria, pues ésta utiliza los mismos criterios, pero es más flexible y no pretende llegar a la reconstitución de "documentos" seguidos entre los que se reparten los versículos y medios versículos de la Biblia. No se hablará, pues, aquí de "documentos," sino de "tradiciones yahvista, elohista y sacerdotal" en los cuatro primeros libros del Pentateuco, pues el Deuteronomio y la "tradición deuteronómica" plantean un problema aparte."[98] Así espera el P. De Vaux explicar los duplicados, repeticiones y discordancias que aparecen en el Pentateuco. Y cree que la sustancia de las tradiciones que incorpora el Pentateuco, como su núcleo legislativo, remontan a los tiempos en que Israel se organizaba como pueblo. "Y esta época está dominada por la figura de Moisés: él ha sido el organizador del pueblo, su iniciador religioso, su primer legislador. Las tradiciones anteriores, que terminan en él, y los hechos que ha dirigido se han convertido en epopeya nacional; la religión de Moisés ha fijado siempre la fe y la práctica del pueblo; la Ley de Moisés ha quedado como su norma. Las adaptaciones que exigieron el cambio de los tiempos se hicieron según su espíritu y se cubrieron con su autoridad." Como se ve, la tesis de De Vaux es sustancialmente la misma expuesta por el P. Lagrange en el congreso de Friburgo en 1897, y se reduce a salvar la autenticidad sustancial (qualitative sumpta), el núcleo histórico-legislativo, que sirvió de base a los desarrollos posteriores, los cuales ciertamente encajaron dentro del esquema sustancial (el espíritu de la Ley) del primer legislador y forjador de la teocracia hebraica. Al concretar la parte de ese núcleo mosaico, enumera Ex. 24:4; 17:14; 34:27. Pero de nuevo insiste en la necesidad de "afirmar más bien el origen mosaico primero de las tradiciones que componen el Pentateuco. Quedaron como tradiciones vivientes, que llevan el sello del ambiente en que se han conservado desarrollándose y de las condiciones nuevas a las cuales debían responder. Se hicieron inseparables de la vida del pueblo mismo, y, porque eran vivientes, mantuvieron el impulso que Moisés les había dado."[99] Respecto de los duplicados afirma: "Estos textos, en cuanto al fondo, parecen duplicados, pero difieren por el estilo, por el vocabulario, por la manera que representan a Dios y sus relaciones con los hombres. Sin duda es demasiado mecánico representarse el Pentateuco como una compilación de documentos materialmente fijados por escrito, o que habrían sido desmembrados, reclasificados, interpolados por procedimientos de composición literaria... Pero los hechos observados imponen con fuerza la idea de que al menos muchas tradiciones o ciclos de tradiciones se combinan en el Pentateuco."[100] Como ve el lector, el P. De Vaux quiere destacar el carácter fluctuante y flexible de la tradición, sintiendo por ello aversión a la noción de documento fijo y concreto. Nosotros creemos que es necesario combinar ambas hipótesis: ni el Pentateuco es un amasijo mecánico de documentos yuxtapuestos, ni tampoco un conjunto de tradiciones aéreas y fluctuantes, sino que en su composición intervienen documentos escritos yuxtapuestos y tradiciones fluctuantes y flexibles que dan vida a aquellos mismos documentos. Por eso creemos exagerado el sistema de la hipercrítica documental que corta y divide los versículos mecánicamente y de modo sistemático; pero también no nos parece exacto prescindir en determinadas secciones de documentos escritos que han sido utilizados por el compilador final, el cual, a su vez, trabaja con tradiciones orales vivientes y fluctuantes en cuanto a los enfoques religiosos de determinados hechos o grupos legislativos. Sin embargo, es de mucho interés el énfasis que el P. De Vaux pone en el carácter viviente de la tradición que refleja un pasado y un presente a la vez, en cuanto que el núcleo histórico-legislativo primitivo es remozado conforme a concepciones ambientales, pero no hemos de descuidar un núcleo también estereotipado fijado por escrito, que reiteradamente es manejado por los nuevos redactores, que procuran darle vida conforme a tradiciones vivientes. En el Pentateuco hay un tanto por ciento de masa inerte (documentos escritos) y un tanto por ciento de masa fluida o tradición viviente, que sirve de argamasa en la contextura del conjunto.

Siguiendo a Engell y Noth, el P. De Vaux separa el Deuteronomio de los cuatro libros anteriores, pues cree que plantea problemas totalmente nuevos, y cree que la literatura deuteronomista encaja mejor en el conjunto de libros posteriores. Así, habla de un Tetrateuco sustancialmente mosaico unificado por la tradición sacerdotal. Contra esta opinión arguye H. Cazelles diciendo que el Pentateuco (los cinco libros) tiene una unidad teológica, es la Torah, la Ley, y la historia se narra en función de lo legislativo. Así, el "Deuteronomio ha sido insertado en el contexto del Pentateuco..., y éste se termina, no con capítulos de estilo deuteronómico, sino con capítulos que son de la misma vena que los libros precedentes... Así lo entendió la tradición judía y samaritana que no reconoció como Sagrada Escritura sino los cinco libros."[101] De Vaux considera el Deuteronomio como obra de los últimos tiempos de la monarquía israelita, la "tradición sacerdotal se afirma durante el destierro," mientras que las corrientes yahvista y elohista son anteriores. La yahvista ha tomado cuerpo y ha sido tal vez puesta por escrito, en cuanto a lo esencial, desde el reinado de Salomón; no se puede asegurar que la tradición elohista sea mucho más joven." Insiste en que no se pueden dar fechas precisas..., pero se puede intentar determinar la época en que la tradición se organizó en sus rasgos esenciales. Esta época es a la vez diferente de la de la redacción final y de la de los elementos antiguos que son asumidos. Esta puesta en forma de las tradiciones puede, sin duda, resultar de la presión anónima del ambiente; sin embargo, cuando revela un plan querido, una intención, se explica mejor por la intervención de una personalidad, que no solamente reúne los elementos, sino que los hace servir a su fin; esto supone un autor, bien sea un simple narrador o un escritor. Es difícil no reconocer la obra de un autor, Y, añadiría yo, la mano de un autor escritor, en los grandes relatos yahvistas del Génesis... Las conclusiones (propuestas sobre las fechas de cada tradición puesta por escrito) alcanzan, en lo esencial, las posiciones clásicas de la teoría documentaria.

La reconstitución generalmente admitida, al menos en sus grandes líneas, se encuentra comprobada por la coherencia doctrinal y literaria que caracteriza cada una de las fuentes, que no pueden sino emanar de redactores diferentes. No hay sólo redactores diferentes, sino épocas diferentes." Supuesta la distinción de documentos del Pentateuco, el estudio objetivo de cada uno de ellos, destacando las particularidades, las características literarias y religiosas, confirma la distinción entre los diversos elementos del libro, que, a pesar de las lagunas, no dejan de constituir textos coherentes con su unidad y originalidad."[103]

Conclusión.

De todo lo expuesto en la literatura sobre el Pentateuco, no debemos aceptar la hipótesis de que los documentos o tradiciones diversas son exclusivamente de época posterior a Moisés. Aunque hayan recibido su redacción definitiva en tiempos de la monarquía israelita y aun, en el caso del sacerdotal, después, esto no quiere decir que sus ingredientes sustanciales o nucleares no sean de la época de la formación de Israel como pueblo en las estepas del Sinaí. Nada más verosímil que el creador de la teocracia hebraica haya dado un código mínimo legislativo para regular la vida cívico-religiosa de aquel pueblo que estaba en período de formación, conforme a las exigencias religiosas del pacto del Sinaí. Y nada más natural que haya recogido tradiciones histórico-legislativas de los tiempos patriarcales para trazar los antecedentes de la nueva nación. Muchas de estas cosas debieron de ser puestas por escrito, mientras que otras quedaron flotando en la tenaz tradición oral de los orientales. Todo ese conjunto de escritos y de tradiciones fueron actualizadas con el tiempo conforme a las necesidades de los tiempos, y en determinadas fechas postmosaicas fueron reunidas en un conjunto literario que llamamos Pentateuco. Los datos arqueológicos han demostrado que las tradiciones de la época patriarcal encajan perfectamente en un ambiente histórico de muchos siglos antes de la monarquía israelita, y esto es una confirmación de la existencia de estratos literarios antiguos anteriores al propio Moisés. También muchas de las leyes tienen su mejor explicación en el marco de las estepas del Sinaí, cuando Israel estaba naciendo como colectividad nacional bajo la égida creadora de Moisés. "Así, el fondo del Pentateuco, la sustancia de las tradiciones que incorpora, el núcleo de su legislación, remontan al tiempo en que Israel se constituyó como pueblo. Ahora bien, esta época está dominada por la figura de Moisés: él ha sido el organizador del pueblo, su iniciador religioso, su primer legislador. Las tradiciones anteriores que llegan a él y los acontecimientos que él ha dirigido han llegado a ser la epopeya nacional; la religión de Moisés ha marcado para siempre la fe y la práctica del pueblo; la Ley de Moisés ha quedado como su norma. Las adaptaciones que impuso el cambio de los tiempos se hicieron según su espíritu y se cubrieron con su autoridad. Es este papel histórico el que la tradición expresa al vincular al Pentateuco el nombre de Moisés, y sobre este punto está muy firme. Pero es mucho menos explícita, hasta el período judío, para atribuir al mismo la redacción de sus libros. Cuando dice que "Moisés escribió," se expresa en términos generales; jamás se refiere bajo esta fórmula al conjunto del Pentateuco. Cuando el mismo Pentateuco emplea, muy rara vez, esta fórmula, la aplica a un pasaje particular. No hay lugar para poner en duda estos testimonios acerca de una cierta actividad literaria de Moisés o de los que le rodeaban. En su tiempo, por no hablar de Egipto y Mesopotamia, existía en Canaán una literatura que los textos de Ras Samra nos han revelado, y se disponía de varios sistemas de escritura. Es, pues, verosímil que ciertas narraciones y ciertas leyes hayan sido puestas muy pronto por escrito. Sería vano tratar de determinar la extensión de esta primera redacción, e importa mucho más afirmar el origen mosaico primero de las tradiciones que componen el Pentateuco. Permanecieron tradiciones vivas, que llevan la marca del medio ambiente donde se han conservado y desarrollado y de las condiciones nuevas a las que se las exigía que respondiesen. Llegaron a ser inseparables de la vida misma del pueblo, y, porque eran vivas, conservaron el impulso dado por Moisés."[104]

Contenido Teológico del Pentateuco.

La historia de Israel es ante todo una historia religiosa, y los autores sagrados, al narrar los orígenes de la teocracia hebraica y sus antecedentes históricos, buscan ante todo destacar los designios divinos en la historia. Quieren asentar las bases del monoteísmo en la comunidad israelita y crear una conciencia religiosa a base de la elección de Israel entre todos los pueblos, lo que implica un destino histórico excepcional, que ha de culminar en la era mesiánica.

La perspectiva teológica del hagiógrafo en los textos del Pentateuco no puede ser más amplia:

  1. a) Un Dios Creador de todo, que tiene especialísima providencia de los primeros padres, cuya libertad respeta sometiéndolos a una prueba, y después de la caída les anuncia una promesa de rehabilitación: la primera semilla del plan salvífico de Dios en la historia respecto de la humanidad,

  2. b) Todos los hombres descienden de una primitiva pareja hecha a "imagen y semejanza" del mismo Dios, por lo que se encuentran por encima de todos los animales y en categoría de lugartenientes del mismo Creador,

  3. c) El primer pecado trajo consigo un desorden, y la humanidad entró por las vías del egoísmo, de la envidia, de la codicia y de la lujuria. El resultado fue el homicidio, la poligamia, la venganza y el orgullo,

  4. d) La justicia divina exige un castigo sobre la humanidad pecadora. El diluvio es el gran correctivo y la ocasión de hacer surgir una nueva generación de justos que reconozcan los caminos del Señor,

  5. e) Dios hace una alianza con Noé y promete no volver a destruir la humanidad con otra catástrofe diluvial. En la familia de Noé hay un germen de bendición que se concreta en la rama de Sem.

  6. f)El designio salvífico de Dios se perfila y concreta en la elección de Abraham, padre del pueblo elegido. Dios hace una nueva alianza y pone un signo externo de esta alianza: la circuncisión. Con ello lanza una promesa de multiplicar la descendencia del patriarca en la que serían bendecidas todas las gentes. Abraham queda así en el centro de la historia según los designios salvadores de Dios,

  7. g) Los patriarcas heredan la promesa, y su descendencia tiene que servir en Egipto. Una intervención milagrosa de su Dios los libera de la opresión,

  8. h) Todo esto estaba ordenado a establecer una nueva alianza con Israel para que éste fuera un "pueblo santo y una nación sacerdotal." Israel, pues, es el sacerdote-intermedio entre Dios y la humanidad en orden a preparar una era de relaciones íntimas entre Dios y la misma humanidad,

  9. i) Esa elección excepcional y privilegiada de Israel tiene exigencias de tipo religioso y moral, ya que Yahvé es celoso y no admite que otros dioses compartan el corazón de los israelitas. Por otra parte, como porción y heredad de Yahvé debe llevar una vida santa, en consonancia con las exigencias de la santidad divina. Las prescripciones rituales se ordenan a despertar esta conciencia de vocación santa en el pueblo israelita. Como pueblo elegido, no puede vivir según las normas de los gentiles, sino que tiene que observar unos preceptos estrictos, cuya transgresión atraerá sobre ellos la ira divina. La historia de la peregrinación por el desierto es la historia de la intervención justiciera y misericordiosa de Dios sobre un pueblo recalcitrante y de "dura cerviz."

Notas

[86] Ex. 20:23.

[87] Véase el art. de M. J. Lagrange Les sources du Pentateuque: RB 7 (1898) 23.

[88] Cf. Études(1898) 87-114.

[89] Études (1902) 330-358.

[90] Cursus S. Sacrae p.61;94;107;145-152.

[91] Moïse et Josue: DAFG III (1919) 695-755.

[92] P. Vetter, Die literarkritische Bedeutung der alttestamentlichen Gottesname: ThQ (1903) 520-547.

[93] P. Heinisch, Das Buch Genesis (Bonn 1930).

[94] De Pentateucho (Romae 1933); Der heutige Stand der Pentateuchfrage: Bi 16 (1935) 175-200.

[95] A. Vaccari: VD 17 (1937) 371-373.

[96] J. Chaine, Le libre de la Genèse (París 1948) 494.

[97] J. Junker, Das Buch Genesis (Echtel-Bibel) (Würzburg 1949) 7-8.

[98] R. De Vaux, Cenèse (Bible de Jérusalem) (París 1951) 14.

[99] Ibid., 20-21.

[100] Ibid, 14.

[101] H. Cazelles: Bi 35 (1954) 280-82.

[102] R. De Vaux, La Genèse (Bible de Jérusalem) 18-19.

[103] A. Clamer, Genèse (La Sainte Bible) (1953) 33.

[104] R. de Vaux, La Genèse (Bible de Jérusalem) 19-21.

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