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Rocco Buttiglione

La Comisión de Justicia, Libertades Públicas e Interior del Parlamento Europeo, ha rechazado hace unos días, la designación del italiano Rocco Buttiglione, como Comisario de Justicia, Libertad y Seguridad, por 27 votos a favor y 26 en contra, con motivo de sus polémicas declaraciones, en las que afirmó que "la homosexualidad es pecado".

Las críticas recibidas no se han hecho esperar, y así el presidente del Grupo Socialista en la Eurocámara, Martin Schultz, amenaza con votar en contra de la Comisión Europea, si Durao Barroso sigue contando con Buttiglione para ese comisariado y dice que "no puede construirse la Europa del Siglo XXI con valores del siglo XIX".

Al parecer está prohibido ejercer el derecho fundamental de la libertad de expresión y de la libertad religiosa, por lo que de discriminación supone el pensamiento del católico Buttiglione, vertido en estas declaraciones políticamente incorrectas. Por el contrario, la propia Constitución Europea recoge el derecho al matrimonio entre homosexuales, el aborto, la eutanasia, la investigación con células madres embrionarias y niega las raíces cristianas de Europa, porque la doctrina laicista es la que marca los valores del S. XXI, y por eso, al Comisario Buttiglione, no le está permitido expresar sus valores y convicciones cristianas.

Qué duda cabe que los homosexuales han de ser respetados y gozan de la dignidad de todas las personas. Lo que es llamativo, es el escándalo farisaico ante una frase sacada fuera de su contexto, ya que en puridad cristiana, las prácticas homosexuales no dejan de ser pecado, y en versión no confesional, tampoco dejan de ser un acto contra la naturaleza, por mucho que se tolere y respete esa forma de pensar. Si además, se pretende revestir dichas relaciones bajo la institución del matrimonio, es un completo sinsentido, porque lo que no es, no puede ser, y además es imposible que sea.

En el fondo, lo que este tipo de situaciones trasluce, es un constante intento laicista por arrinconar y relegar la cultura del humanismo cristiano a las catacumbas. Por lo que los cristianos, ahora más que nunca, necesitamos superar los complejos para defender con valentía los valores que en su inicio conformaron Europa y conseguir que continúen impregnando el S. XXI en el ámbito de todas las instituciones sociales y públicas.