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Error 505 en la Alianza de Civilizaciones

Ser monoteísta se está poniendo difícil en España. A juzgar por el Manifiesto del PSOE con motivo de la Constitución (del 78, aunque celebre la del 31) creer en un solo Dios es el primer paso para ser terrorista suicida en Gaza, en Leganés o en el Micalet de la Seu.

El Manifiesto debe de estar escrito por el anticlerical más rancio del PSOE, tanto, que hasta El País , en su condición de «hoja de ruta» en cuestiones religiosas, le corrige y le dice que lo útil es denunciar los acuerdos Iglesia-Estado y no ir publicando manifiestos adolescentes.

Ese anticlericalismo caduco presenta a la Iglesia católica, a la religión islámica y a la fe judía como caldo de cultivo para el fundamentalismo con el que se autojustifican algunos grupos terroristas.

Para el PSOE, la convivencia no es aceptación del otro sino el «todo vale», por eso, en términos religiosos, se muestra politeísta en su forma más atea, es decir, aquella que, no aceptando ningún dios, los acepta todos. Eso no es compatible con la interculturalidad que proclama en su Alianza de Civilizaciones, toda vez que se basa en el desprecio por la faceta religiosa del ser humano.

Por tanto, las dificultades no son ahora para la Iglesia católica sino para los grupos religiosos distintos a ella pues no puede separarse lo religioso y lo cultural. La mentalidad laicista no permitiría, por ejemplo, que un empresario considerara la celebración del Sabbat o del Ramadán en la programación de turnos de trabajo puesto que lo religioso no debe influir en la vida colectiva.

Pero es imposible hablar de «alianza» entre culturas si se niega la práctica religiosa y, sobre todo, su manifestación externa en la vida social. La convivencia multicultural sólo puede asentarse en la valoración, aprecio y respeto por las creencias religiosas, por eso el laicista exacerbado no puede ser un predicador de la interculturalidad. El laicismo, pues, es un fallo grave en el discurso de la Alianza de Civilizaciones.