¿Habrá lugar esta Navidad?
Hace más de dos mil años, una joven María y un paternal José buscaban refugio para recibir en la tierra a quien salvaría al mundo de su condena eterna. El Salvador, aquel que no hizo más que pasar desapercibido por entre las glorias del mundo, no encontró un lugar digno donde nacer y tampoco lo encontraría al morir. Un José desesperado golpeando puertas y corazones, y como respuesta, frialdad, ignorancia y desinterés.
La Virgen María dio a luz al pequeño en un sucio establo, pero reluciente de fe, optimismo y esperanza, que embellecieron el cuadro lamentable de la ingratitud humana. Los Reyes Magos, venidos de lejos en tiempo y lugar, ofrecen su humilde bálsamo de ternura. Allí se acercan los pastores, los niños.
Hoy, cerca ya de una nueva Navidad, de un nuevo nacimiento, Jesús vuelve a encontrar cerradas muchas puertas. Pese a que golpea insistente pero suavemente los corazones corrompidos por la riqueza, la ambición y la gloria, no recibe más que bofetadas hechas de pecados, de omisiones y de culpas no resueltas.
El Niño rompe en llanto y se aloja en los sueños de los humildes, de los que realmente esperan todo de El. El Niño duerme en los brazos de los que confían en sus lágrimas de vida, se acurruca junto a aquellos que le han abierto su corazón de par en par. No quiere regalos, sólo la entrega generosa de las dificultades de cada día ofrecidas con amor.
El Niño busca, pero pocas veces encuentra. Su mirada dulce y transparente encuentra poco eco en la gente de hoy. El Niño está perdido cuando contempla que se lo reemplaza con miles de regalos, gastos inauditos y actitudes paganas por doquier.
Tal vez se preguntará: ¿alguien sabe qué es la Navidad?
Se han olvidado de regalarle algo al homenajeado. Al fin y al cabo, es quien merece toda la atención y dedicación. Pero, aunque parezca increíble y curioso, es el único caso en el que quien cumple años pasa absolutamente a segundo plano. El lugar de honor lo ocupan las vacaciones del 25, los regalos desmedidos y escandalosos, las grandes y fastuosas comidas sin control...
Ya nadie recuerda quien cumple años hoy. No existe sobre la tierra un hombre o una mujer que celebre un año más y pase desapercibido por sus seres queridos. Increíblemente, quien debiera ser destino del más grande homenaje, pasa, una vez más, oculto entre las miserias de los hombres.
Pero por suerte, muchos festejan de verdad. Han decidido regalarle al Niño lo mejor de ellos, un regalo bien personal: la pelota de fútbol por un gesto de amor con el inoportuno; la heladera con cuatro niveles de frío por una sonrisa cuando el agotamiento intenta ganar la pulseada; el equipo de música por el brazo tendido a quien más lo necesita; el viaje alrededor del mundo por el trabajo bien hecho y terminado.
¿Qué regalarán al Niño esta Navidad? ¿Habrá lugar para El?
Del director
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