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Reivindicaciones envenenadas
La reivindicación de abrir la mezquita al culto islámico es el símbolo del inicio de una nueva etapa
En fechas recientes ha vuelto a reavivarse la polémica sobre la utilización conjunta de templos. Ésta no es una práctica muy frecuente en el mundo, con la excepción de aeropuertos y otro tipo de terminales, que por economía de espacio se designa un oratorio común para todas las religiones.
Es un ejercicio de sano ecumenismo que tampoco tiene mayor trascendencia. Cosa bien distinta es la petición, que por el método empleado más parece una exigencia, de revisar la historia y abrir al culto islámico la mezquita-catedral de Córdoba.
He leído muchos doctos artículos sobre la cuestión, especialmente desde el punto de vista histórico y teológico, yo me propongo aquí llamar la atención sobre la simbología que la reivindicación tiene para aquellos sectores que son más rigoristas y los que son más radicales.
Vaya por delante que no pongo en duda la buena fe de quienes hacen la petición y que no tienen una voluntad de generar polémica y división. Sin embargo eso es exactamente lo que ha ocurrido. El asunto ha tenido cierto eco en la prensa española, pero mucho más en la prensa árabe.
No conviene perder de vista la profunda huella que «la pérdida de Al-Ándalus» ha dejado entre los más rigoristas, si bien es cierto que para la mayoría moderada ese episodio histórico es considerado también una verdadera tragedia. La diferencia entre los moderados y los radicales es que para los primeros Al-Ándalus es el paradigma de esplendor, un ejemplo y un modelo, mientras para los radicales es la demostración palpable de la perversidad de los occidentales, de los cruzados, enemigos de su forma de ver el Islam, que conquistan tierra islámica que debe ser recuperada a cualquier precio.
Cuando publiqué hace un año mi libro titulado La yihad en España, muchos pensaron que el subtítulo «La obsesión por reconquistar Al-Ándalus» era toda una exageración.
Hoy los mismos dicen que me quedé corto. Pues no, la tesis y el señalamiento de los radicales, sigue siendo válida, la obsesión por reconquistar Al-Ándalus (que por cierto que no es Andalucía si no 4/5 partes de la península Ibérica) sigue más presente que nunca entre los radicales y los terroristas yihadistas.
Al-Ándalus está presente en muchos de los comunicados de Osama Bin Laden y está en la base de la estrategia yihadista esbozada por el número dos de Al-Qaeda Ayman Zawahiri en su libro Los caballeros a la sombra de estandarte del Profeta, en el que dice que Europa se ha convertido en un vacío espiritual, que hemos dejado de ser creyentes y que en consecuencia no se nos puede tratar como «gentes del libro» —es decir como seguidores de la Biblia— sino como verdaderos infieles a los que se nos tiene que someter en guerra santa.
Dice Zawahiri que Europa será central en su estrategia para dominar el mundo, pues somos la nueva tierra de misión, la nueva frontera y el campo de batalla central de la yihad global y total.
Conviene subrayar que los radicales odian mucho más a un musulmán moderado que a un infiel, a los moderados los consideran apóstatas que deben ser destruidos, pues son a su juicio los enemigos más peligrosos del Islam. Por ello debemos ser especialmente cuidadosos con la generalizaciones injustas, pues las primeras víctimas del islamismo y del yihadismo son los musulmanes moderados, que son la aplastante mayoría.
ES esencial que nos tomemos muy en serio las amenazas de terrorismo yihadista, las Fuerzas de Seguridad de España y del resto de Europa están constatando cada día el progresivo grado de penetración de las células islamistas en Europa, su creciente eficacia y preparación, y la sofisticación de sus estructuras y financiación.
Agitar la polémica favorece los argumentos y excusas de los radicales, debilita la posición de los moderados y facilita además el reclutamiento de nuevo activistas que serán sometidos a intensos procesos de lavado de cerebro y de fanatización para acabar convirtiéndolos en máquinas de odio y muerte, sin sentimientos ni remordimientos.
La reivindicación de abrir la mezquita-catedral al culto islámico puede parecer inocente y hasta razonable a algunos sectores de la opinión pública, pero tiene muchas más repercusiones que las históricas o religiosas, es el símbolo del inicio de una nueva etapa en la que se pretende dominar Europa, es el toque de atención para intensificar otras peticiones como el estatuto personal diferenciado, con jueces y tribunales propios, es, en definitiva, el inicio de una nueva fase en el empeño de reconquista de cualquier territorio que, a juicio de los radicales, haya estado bajo el dominio islámico y que en consecuencia deba ser incorporado nuevamente al Islam, si bien habría que decir, más bien, de someterlo a su forma distorsionada y fanática de ver el Islam.
Islamistas radicales y yihadistas son enemigo común de Islam y de Occidente, y hasta ahora han conseguido ganar mucho terreno, es esencial buscar algunas fórmulas y estrategias que permitan a los moderados recuperar la iniciativa y la credibilidad de sus comunidades. Hay mucho en juego, y muchas veces pienso que en Europa los moderados, ya sea musulmanes o no, hemos decidido ignorar los riesgos, es mucho más có, modo a corto plazo, pero, créanme, es un error letal.
Del director
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