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Capítulo 17

Prosigue en la misma materia de declarar este tercer grado de oración. Acaba de declarar los efectos que hace. Dice el daño [1] que aquí hace la imaginación y memoria.

1. Razonablemente está dicho de este modo de oración y lo que ha de hacer el alma o, por mejor decir, hace Dios en ella, que es el que toma ya el oficio de hortelano y quiere que ella huelgue. Sólo consiente la voluntad en aquellas mercedes que goza. Y se ha de ofrecer a todo lo que en ella quisiere hacer la verdadera sabiduría, porque es menester ánimo, cierto. Porque es tanto el gozo, que parece algunas veces no queda un punto para acabar el ánima de salir de este cuerpo. ¡Y qué venturosa muerte sería!

2. Aquí me parece viene bien, como a vuestra merced se dijo [2], dejarse del todo en los brazos de Dios. Si quiere llevarla al cielo, vaya; si al infierno, no tiene pena, como vaya con su Bien; si acabar del todo la vida, eso quiere; si que viva mil años, también. Haga Su Majestad como de cosa propia; ya no es suya el alma de sí misma; dada está del todo al Señor; descuídese del todo.

Digo que en tan alta oración como ésta, que cuando la da Dios al alma puede hacer todo esto. Y mucho más que éstos son sus efectos. Y entiende que lo hace sin ningún cansancio del entendimiento. Sólo me parece está como espantada [3] de ver cómo el Señor hace tan buen hortelano y no quiere que tome él trabajo ninguno, sino que se deleite en comenzar a oler las flores; que en una llegada de éstas, por poco que dure, como es tal el hortelano, en fin criador del agua, dala sin medida, y lo que la pobre del alma con trabajo por ventura [4] de veinte años de cansar el entendimiento no ha podido acaudalar, hácelo este hortelano celestial en un punto [5], y crece la fruta y madúrala de manera que se puede sustentar de su huerto, queriéndolo el Señor. Mas no le da licencia que reparta la fruta, hasta que él esté tan fuerte con lo que ha comido de ella, que no se le vaya en gustaduras [6] y no dándole nada de provecho ni pagándosela a quien la diere [7], sino que los mantenga y dé de comer a su costa, y quedarse ha él por ventura muerto de hambre.

Esto bien entendido va para tales entendimientos [8], y sabránlo aplicar mejor que yo lo sabré decir, y cánsome.

3. En fin, es que las virtudes quedan ahora más fuertes que en la oración de quietud pasada, que el alma no las puede ignorar [9], porque se ve otra y no sabe cómo. Comienza a obrar grandes cosas con el olor que dan de sí las flores, que quiere el Señor se abran para que ella vea [10] que tiene virtudes, aunque ve muy bien que no las podía ella -ni ha podido- ganar en muchos años, y que en aquello poquito el celestial hortelano se las dio. Aquí es muy mayor la humildad y más profunda que al alma queda, que en lo pasado; porque ve más claro que poco ni mucho hizo, sino consentir que la hiciese el Señor mercedes y abrazarlas la voluntad.

Paréceme este modo de oración unión muy conocida de toda el alma con Dios, sino que parece quiere Su Majestad dar licencia a las potencias para que entiendan y gocen de lo mucho que obra allí [11].

4. Acaece algunas y muy muchas veces, estando unida la voluntad (para que vea vuestra merced puede ser esto, y lo entienda cuando lo tuviere; al menos a mí trájome tonta, y por eso lo digo aquí), vese claro [12] y entiéndese que está la voluntad atada y gozando; digo que «se ve claro», y en mucha quietud está sola la voluntad, y está por otra parte el entendimiento y memoria [13] tan libres, que pueden tratar en negocios y entender en obras de caridad.

Esto, aunque parece todo uno, es diferente de la oración de quietud que dije [14], en parte, porque allí está el alma que no se querría bullir ni menear, gozando en aquel ocio santo de María; en esta oración puede también ser Marta [15]. Así que está casi obrando juntamente en vida activa y contemplativa, y entender en obras de caridad y negocios que convengan a su estado, y leer, aunque no del todo están señores de sí, y entienden bien que está la mejor parte del alma en otro cabo. Es como si estuviésemos hablando con uno y por otra parte nos hablase otra persona, que ni bien estaremos en lo uno ni bien en lo otro.

Es cosa que se siente muy claro y da mucha satisfacción y contento cuando se tiene, y es muy gran aparejo para que, en teniendo tiempo de soledad o desocupación de negocios, venga el alma a muy sosegada quietud. Es un andar como una persona que está en sí satisfecha, que no tiene necesidad de comer, sino que siente el estómago contento, de manera que no a todo manjar arrostraría; mas no tan harta que, si los ve buenos, deje de comer de buena gana. Así, no le satisface ni querría entonces contento del mundo, porque en sí tiene el que le satisface más: mayores contentos de Dios, deseos de satisfacer su deseo, de gozar más, de estar con El. Esto es lo que quiere.

5. Hay otra manera de unión, que aún no es entera unión, mas es más que la que acabo de decir, y no tanto como la que se ha dicho de esta tercera agua [16].

Gustará vuestra merced mucho, de que el Señor se las dé todas si no las tiene ya, de hallarlo escrito y entender lo que es. Porque una merced es dar el Señor la merced, y otra es entender qué merced es y qué gracia, otra es saber decirla y dar a entender cómo es [17]. Y aunque no parece es menester más de la primera, para no andar el alma confusa y medrosa e ir con más ánimo por el camino del Señor llevando debajo de los pies todas las cosas del mundo, es gran provecho entenderlo y merced; que por cada una es razón alabe mucho al Señor quien la tiene, y quien no, porque la dio Su Majestad a alguno de los que viven, para que nos aprovechase a nosotros.

Ahora pues, acaece muchas veces esta manera de unión que quiero decir (en especial a mí, que me hace Dios esta merced de esta suerte muy muchas), que coge Dios la voluntad y aun el entendimiento, a mi parecer, porque no discurre, sino está ocupado gozando de Dios, como quien está mirando y ve tanto que no sabe hacia dónde mirar; uno por otro se le pierde de vista, que no dará señas de cosa. La memoria queda libre, y junto con la imaginación [18] debe ser; y ella, como se ve sola, es para alabar a Dios la guerra que da y cómo procura desasosegarlo todo. A mí cansada me tiene y aborrecida la tengo, y muchas veces suplico al Señor, si tanto me ha de estorbar, me la quite en estos tiempos. Alguna veces le digo: «¿Cuándo, mi Dios, ha de estar ya toda junta mi alma en vuestra alabanza y no hecha pedazos, sin poder valerse a sí?». Aquí veo el mal que nos causa el pecado, pues así nos sujetó a no hacer lo que queremos de estar siempre ocupados en Dios.

6. Digo que me acaece a veces [19] -y hoy ha sido la una, y así lo tengo bien en la memoria- que veo deshacerse mi alma, por verse junta donde está la mayor parte [20], y ser imposible, sino que le da tal guerra la memoria e imaginación que no la dejan valer; y como faltan las otras potencias, no valen, aun para hacer mal, nada. Harto hacen en desasosegar. Digo «para hacer mal», porque no tienen fuerza ni paran en un ser [21]. Como el entendimiento no la ayuda poco ni mucho a lo que le representa, no para en nada, sino de uno en otro, que no parece sino de estas maripositas de las noches, importunas y desasosegadas: así anda de un cabo a otro. En extremo me parece le viene al propio esta comparación, porque aunque no tiene fuerza para hacer ningún mal, importuna a los que la ven.

Para esto no sé qué remedio haya, que hasta ahora no me le ha dado Dios a entender; que de buena gana le tomaría para mí, que me atormenta, como digo [22], muchas veces. Represéntase aquí nuestra miseria, y muy claro el gran poder de Dios; pues ésta, que queda suelta, tanto nos daña y nos cansa, y las otras que están con Su Majestad, el descanso que nos dan.

7. El postrer remedio que he hallado, a cabo de haberme fatigado hartos años, es lo que dije en la oración de quietud: [23] que no se haga caso de ella más que de un loco, sino dejarla con su tema, que sólo Dios se la puede quitar; y, en fin, aquí por esclava queda. Hémoslo de sufrir con paciencia, como hizo Jacob a Lía, porque harta merced nos hace el Señor que gocemos de Raquel [24]. Digo que «queda esclava», porque, en fin, no puede -por mucho que haga- traer a sí las otras potencias; antes ellas, sin ningún trabajo, la hacen venir muchas veces a sí. Algunas, es Dios servido de haber lástima de verla tan perdida y desasosegada, con deseo de estar con las otras, y consiéntela Su Majestad se queme en el fuego de aquella vela divina, donde las otras están ya hechas polvo, perdido su ser natural, casi estando sobrenatural [25], gozando tan grandes bienes.

8. En todas estas maneras que de esta postrera agua de fuente he dicho [26], es tan grande la gloria y descanso del alma, que muy conocidamente aquel gozo y deleite participa de él el cuerpo, y esto muy conocidamente, y quedan tan crecidas las virtudes como he dicho [27].

Parece ha querido el Señor declarar estos estados en que se ve el alma, a mi parecer, lo más que [28] acá se puede dar a entender. Trátelo vuestra merced [29] con persona espiritual que haya llegado aquí y tenga letras. Si le dijere que está bien, crea que se lo ha dicho Dios y téngalo en mucho a Su Majestad; porque, como he dicho [30], andando el tiempo se holgará mucho de entender lo que es, mientras no le diere la gracia (aunque se la dé de gozarlo) para entenderlo. Como le haya dado Su Majestad la primera [31], con su entendimiento y letras lo entenderá por aquí.

Sea alabado por todos los siglos de los siglos por todo, amén.

Notas

[1] En el autógrafo otra mano tachó daño, y escribió impredimento. - Fray Luis trascribió daño (p. 190).

[2] Sigue dirigiéndose a García de Toledo. Nuevas alusiones a los nn. 2 (al final), 4 y 8. - Como a v.m. se dijo: probable alusión a pláticas espirituales tenidas con él.

[3] Está como espantada el alma. - Refiriéndose a la misma alma, escribirá a continuación varias veces él por ella.

[4] Con trabajo por ventura: quizás con trabajo de... (de nuevo al final del párrafo). - Los veinte años de cansar el entendimiento en la oración: alude nuevamente al caso personal de la Santa (cf. 4, 3; 4, 7; 4, 9, etc...).

[5] En un punto: en un momento.

[6] Gustaduras: gastar en catar, o en dar a probar.

[7] Ni pagándosela (a ella, aquel) a quien se la diere... Sigue desarrollando la imagen-refrán de las «gustaduras».

[8] Bien entendido, es decir, bien explicado o dado a entender (cf. 19, 13). - Por tales entendimientos: bondadosa alusión a los «inteligentes letrados» con quienes viene dialogando (cf. 15, 16: «letrados muy letrados»).

[9] Que el alma no las puede ignorar: palabras tachadas en el autógrafo por Báñez (?), quien redondeó así la frase: «porque se ve otra (el alma)». Fray Luis descifró las palabras tachadas y las mantuvo en su texto (p. 192). La corrección de Báñez está motivada por un escrúpulo teológico: era arriesgado afirmar que el alma posee la certeza de sus propias virtudes sobrenaturales. Idéntico purismo teológico motivó las tres correcciones que siguen en este n. y en el siguiente.

[10] Para que ella vea: Báñez (?) enmendó el «vea» en «crea». - Fray Luis adoptó la enmienda de Báñez (p. 192). Se trata de tener certeza y evidencia, o no tenerlas. - La Santa es constante en afirmar que «ve muy bien», «ve más claro» (en este mismo n.), o «se ve claro» (en el n. 4).

[11] Quiere decir: esta oración es unión de toda el alma, pero las potencias de ella, aunque unidas, no se suspenden, sino que «entienden y gozan» de lo que Dios «obra» en ellas.

[12] Vese claro: Báñez (?) intentó un arreglo de estas palabras, y luego las borró. Fray Luis optó por trascribir: «conócese» (p. 193). - Idéntica situación en la línea siguiente: la Santa reafirma que «se ve claro»; Báñez lo tacha; fray Luis trascribe «digo que se conoce» (ib.). - Sigue de por medio el escrúpulo teológico de la certeza de lo sobrenatural debatida en el Concilio de Trento.

[13] Entendimiento y memoria: o bien «imaginación y memoria», como anticipó en el título del capítulo, y de nuevo en los nn. 5 y 6. En Moradas 5, 3, 10 confesará que no sabe «entender las diferencias de potencias e imaginación».

[14] Lo dijo en c. 14, n. 2.

[15] El sentido es: allí (en la oración de quietud: c. 14, 2) está... en ocio... de María: en cambio, en esta oración (del c. 17) es también Marta, juntando vida activa y contemplativa. - Alusión al pasaje evangélico de Lc. 10, 38-42. - María y Marta simbolizan tradicionalmente «contemplación y acción».

[16] Distingue, por tanto, tres maneras de unión: la que acaba de decir (grado ínfimo: n. 4), otra superior, pero que aún no es «entera unión» (n. 5), y la unión plena («entera unión») de que habló en el c. 16 (= 3ª agua). Gustará v.m.: alude a García de Toledo.

[17] Interesante gradación de «tres gracias» o triple dotación, desde la experiencia mística hasta la expresión literaria: experimentar, entender, expresar. En la moderna psicología corresponden a los tres momentos: sentir, entender, comunicar. Parcial coincidencia con un texto de Osuna en el «Tercer Abecedario», tr. 3, c. 2. Cf. c. 12, nota 24.

[18] Memoria... imaginación: cf. supra, nota 13. - Ella... se ve sola: alusión a la imaginación.

[19] Lo venía diciendo en el n. 5. - Hoy ha sido una de esas veces.

[20] Es decir: desea vivamente que toda su alma se halle unida (o reunida) allí donde está la mayor parte del alma misma. En el n. 4 había asegurado «entender bien que está la mejor parte del alma en otro cabo...»

[21] Ni paran en un ser: carecen de estabilidad (cf. c. 5, nota 16). - A continuación: no para en nada, aludiendo a «memoria e imaginación». (Cf. c. 14, n. 3: «memoria o imaginación»).

[22] Como digo: en el n. 5.

[23] Dije en la oración de quietud: c. 14, 3; c. 15, nn. 6.7 y 9, aunque allí parece referirse al entendimiento, pero téngase en cuenta el oscilante léxico psicológico de la Santa (cf. Moradas, 4, c. 1, título). - Dejarla con su tema, que sólo Dios se «la» puede quitar: la tema (femenino).

[24] Lía y Raquel: alusión a Génesis 29, 16 ss. Lía y Raquel, como Marta y María, simbolizan la vida activa y la contemplativa.

[25] Casi estando sobrenatural: uso adverbial del adjetivo «sobrenatural», como hará en otros pasajes (c. 28, nn. 2 y 9; 29, 7; y Moradas 6, 4, 8). - El «casi» lo añadió la Santa en un segundo momento al margen del ms. (evidente eco de los escrúpulos de sus teólogos asesores). Fray Luis trascribió: «casi perdido su ser natural estando sobrenaturalmente» (p. 197). - En la serie de imágenes: «se queme en el fuego de aquella vela divina», «están hechas polvo», «perdido su ser natural»... se intenta describir un estado místico a base de la comparación con la mariposa importuna de las noches, apenas desarrollada en el n. anterior, y que luego utilizará en el c. 18, n. 14, y más ampliamente en las Moradas quintas y sextas.

[26] En el n. 5. Ver nota 16.

[27] En el c. 16, 3; y 17, 2-3.

[28] Lo más que acá se puede dar a entender: Báñez (?) tachó «lo más que» y escribió en el autógrafo: «como acá se puede...». Fray Luis fue fiel al autógrafo (p. 198).

[29] Vuestra merced: como al principio del capítulo, alude a García de Toledo. Inicia así el epílogo del cap., como en otros casos (cf. 16, 8).

[30] En los nn. 4 y 5.

[31] Como le haya dado S.M. la primera gracia: alude a las tres gracias mencionadas en el n. 5 (nota 17).

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