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Familia y telenovela

Las pequeñas comunidades de zonas urbanas residenciales que aparecen en las telenovelas de los EE UU. o de algunos países hispanoamericanos representan poblaciones muy poco corrientes. En las comunidades de las telenovelas americanas, la mayor parte de las personas son ricas y visten con mucho estilo y elegancia a todas horas. En cuanto a las profesiones, hay una proporción inusitadamente alta de médicos, abogados e ingenieros. Aunque casi todos, mujeres y hombres, trabajan fuera de casa, disfrutan de una gran libertad de movimiento y, de hecho, casi nunca están trabajando. Pero por alguna razón, que se nos escapa ahora, apenas salen al exterior, recluyéndose sobre todo en fantásticos salones, dormitorios de ensueño y lujosos restaurantes. Se ven envueltos en complicados enredos amorosos llenos de engaños y enervantes situaciones pasionales. Tienden a sufrir accidentes y, a menudo como resultado de esos accidentes, padecen niveles extraordinariamente elevados de amnesia. Pero tal vez la principal diferencia entre las comunidades de las telenovelas y cualquier comunidad de la vida real sean sus embrollados lazos de parentesco.

El enrevesado parentesco de las telenovelas no refleja la vida social de las áreas residenciales de las ciudades de EE UU. o de ciertos países iberoamericanos, como tampoco lo hacen los innumerables casos de secuestros y de amnesias temporales tan habituales en las telenovelas americanas de hoy en día. Más bien, a través de la exageración y de los extremos, de los personajes a veces recargados y de las tramas a menudo estrambóticas, las telenovelas explotan las inquietudes culturales de los países productores y, al hacerlo, sirven de comentario a las mismas. El parentesco se acentúa en las telenovelas, y entre líneas podemos discernir algunas ideas culturales que hay detrás de la reformulación del parentesco y de los cambios en la formación de la familia que actualmente están teniendo lugar en las sociedades americanas -y también en las europeas- de clase media fundamentalmente.

En los años 60 del pasado siglo, las relaciones biológicas, o el hecho de compartir 'sustancia biogenética', constituía el núcleo de las 'construcciones' culturales americanas del parentesco y eran fundamentales en la familia americana ideal de clase media integrada por un marido y una mujer que viven juntos con sus propios hijos biológicos (recuerden los modelos familiares de aquellas famosas series de la década de los 60, La familia Ingalls o La tribu de los Brady) Pero es mucho lo que ha cambiado en el parentesco 'real' y en las formas familiares de los americanos de clase media. En la vida real, muchos hogares americanos (y también europeos) de clase media consisten en madres solteras con hijos, en parejas divorciadas que se han vuelto a casar y en un variado surtido de familias 'mezcladas' de hijastros y hermanastros. En la vida real, hemos de contar también con las revisiones postmodernas de las nociones de parentesco y de familia a la luz de las nuevas tecnologías reproductivas, así como en los modelos deconstructivos de parejas lesbianas y homosexuales, y en casos de adopción 'abierta'.

En la realidad hodierna, la cuestión de qué constituye el parentesco y la familia ha estado redefiniéndose, comenzando por los márgenes de la sociedad o por situaciones novedosas o extravagantes. A menudo, las ideas y las conductas marginales se desplazan al centro a través de la cultura popular, y durante este proceso ésta puede convertirse a la vez en una fuerza y un reflector del cambio cultural. Creemos que las telenovelas contemporáneas se han convertido, por lo que al parentesco se refiere, en un popular terreno de juego del cambio cultural.

Si abordáramos las siguientes cuestiones, ¿qué están expresando las telenovelas contemporáneas acerca de la formación de la familia y la construcción del parentesco? o ¿cuánto se han alejado, si es que lo han hecho, del paradigma clásico del parentesco biogenético y de la familia nuclear ideal y tradicional?, convendríamos que la biología sigue estando en el núcleo del parentesco de las telenovelas, pero con algunos matices nuevos. En las telenovelas, la biología define claramente el parentesco; pero ahora se la manipula con formas novedosas. Al mismo tiempo, el parentesco biogenético también es ferozmente impugnado, incluso condenado, y una nueva dimensión de la 'construcción' del parentesco rivaliza con él: la elección y la decisión individual.

El género de la telenovela, las soap operas, empezó en los EE UU. como seriales radiofónicos en los años treinta del siglo veinte. Muchos de los programas estaban patrocinados por compañías de jabón en polvo, de ahí el nombre de soap operas (literalmente: 'óperas de jabón') Las soap operas se mudaron a la televisión en los años cincuenta con un gran éxito que ha durado hasta el día de hoy (por ejemplo, la primera fue The Guiding Light, que se sigue emitiendo)

Las telenovelas son seriales que representan la vida cotidiana (por muy estrambóticas e increíbles que puedan ser las tramas) de un conjunto de personajes. Potencialmente, las tramas carecen de un final o de cualquier tipo de cierre, a diferencia de las series, en las que, aunque los personajes también se mantienen constantes, cada episodio desarrolla una historia independiente. Al igual que el género afín del melodrama, las telenovelas muestran emociones fuertes y situaciones extremas e inverosímiles. A menudo se las analiza como una forma de narrativa o estilo femenino porque en lugar de tener cierre generan una expectativa constante sobre lo que va a ocurrir a continuación, porque se centran en el diálogo más que en la acción y porque incluyen tramas múltiples, complejas y entrecruzadas, así como perspectivas morales múltiples, por oposición a una línea argumental unidireccional con un único héroe y una sola proclama moral clara. Millones de personas ven cada día las telenovelas en América y Europa. La inmensa mayoría (más del 90% en los años ochenta y noventa) son mujeres. Tradicionalmente, las telenovelas iban dirigidas a mujeres, en especial al ama de casa de clase media. A juzgar solamente por la publicidad inserta en los intermedios de las telenovelas, está claro que éstas siguen dirigiéndose preferentemente a las mujeres, sobre todo a las mujeres con hijos pequeños. Hoy en día, posiblemente a consecuencia de que hay más mujeres trabajando fuera del hogar y por tanto han disminuido los índices de audiencia, las telenovelas buscan deliberadamente una audiencia más diversificada. Aunque ello no ha impedido que la caída de los índices de audiencia haya sido constante y significativa en los últimos cincuenta años.

Evidentemente, las telenovelas cambian con el paso del tiempo, reflejando tendencias y modas, problemas sociales, cambio de roles femeninos, etc.

Pero hay una característica de las telenovelas que se ha mantenido constante: hombres y mujeres, al margen de su profesión, etnicidad u orientación sexual, al margen de su astucia maléfica o de su virtud, se definen ante todo por su relación con el romance amoroso y el matrimonio, con el parentesco y la familia. Las telenovelas de principios del siglo XXI siguen mostrando una fascinación importante por la biología pero también estrategias y contraestrategias creativas que 'construyen' el parentesco a través de la combinación de la elección con la ley o con la naturaleza. Hay una característica de las telenovelas que se ha mantenido constante: hombres y mujeres, al margen de su profesión o etnicidad, se definen por su relación con el matrimonio.

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