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A por el cheque escolar
La falta de noticias animosas sobre el sistema educativo español tiende a ser proporcionalmente inversa a la carencia de interés de la sociedad por lo que pasa en las aulas. De modo excepcional se afirma un sector de la opinión pública que ve en el cheque escolar una de las pocas posibilidades de ir solventando las deficiencias educativas, porque incide en la libertad y la cualidad. Una vez más, se llegará tarde y mal a un debate en el que están en juego la instrucción de la ciudadanía, la competitividad y la calidad del conocimiento. Los informes más heterogéneos confluyen en detectar un fracaso de la Logse, lo que viene a ser la decrepitud de una concepción del mundo que consistía en abolir el sentido común a favor de la tentación igualitaria, como señaló el libro de Alicia Delibes «La gran estafa». Frente al igualitarismo, con el cheque escolar —dotación de dinero público que el Estado entrega a la familia para la educación de cada hijo— la sociedad recupera capacidad de elección y facultad de competir. Es ilustrativo el descontento del profesorado con la Logse, hasta el punto de que —según un estudio de la Fundación SM— un 75 por ciento de los profesores españoles cree que la educación ha empeorado. En secundaria, por ejemplo, los profesores preferirían un sistema más homogéneo, de estructura más selectiva.
Un análisis del Instituto Forma identifica en torno al año 2000 un derrumbamiento de las tendencias de los indicadores del sistema educativo en España, con un fracaso escolar de entre un 30 y 35 por ciento, de modo significativo en la escuela pública. Ese derrumbamiento resulta identificable con la Logse en la mayoría de sus cuantificaciones, en coincidencia con la primera generación de la ESO en sustitución del BUP. Es decir, la Logse confirma el deterioro y lo agrava. Si el crecimiento económico lleva siendo ininterrumpido desde 1994, su transposición a la mejora de los resultados del sistema educativo es inexistente, de la misma manera que ha aumentado el nivel educativo de los padres mientras que decrece el de los hijos. Tres de cada diez alumnos —según el Instituto Forma— abandonan el sistema educativo sin título y sin posibilidad de continuar una formación reglada, ni tan siquiera Formación Profesional.
Las disfunciones de la Formación Profesional en su actual estado desazonan al empresario, sabedor de que sin buena formación tecnológica se pierde más competitividad en la economía globalizada. Un informe del Círculo de Empresarios insiste en que una formación profesional de alta calidad se «convertiría en uno de los catalizadores del cambio de patrón competitivo que tanto necesita la economía española». Sin embargo, la opción de la Formación Profesional reglada todavía tiene menor prestigio social que el bachillerato, a diferencia de otros países. Somos uno de los países de la OCDE con menor demanda de Formación Profesional, aunque sus estudiantes tengan facilidad de acceso al mercado de trabajo e incluso de ocupación estable. Genéricamente, el modelo a seguir —dice el Círculo de Empresarios— pasa por vincular mucho más la Formación Profesional al mercado de trabajo, por la flexibilidad ante el cambio tecnológico y por intensificar el aprendizaje permanente.
La crisis del sistema educativo es una consecuencia del fracaso escolar del socialismo. Salvo invenciones de mayor capacidad, hasta ahora el único antídoto frente al igualitarismo es la libertad. Es por eso que sistemas como el cheque escolar, al propiciar máximos de capacidad de elección, han repercutido tanto en la calidad de la enseñanza como en el aprendizaje de la libre ciudadanía. Como experiencia total o parcial del cheque escolar son ejemplo Dinamarca, Nueva Zelanda, Suecia —sistema mixto—, Italia, Chile o Gran Bretaña y, en Norteamérica, Florida, Cleveland, Washington, Colorado y otros tantos estados. Después de años de experimentalismo pedagógico por parte del PSOE, contrarrestar sus ineficacias —ese bache de todos los indicadores en la educación postobligatoria— es cada vez más arduo, porque cuanto más tiempo pasa más penetrante debiera ser cualquier reforma educativa. Ganar adeptos para la propuesta del cheque escolar es un camino largo. Lo importante es que alguien comience, como ha ocurrido en Valencia o Madrid con la escolarización preescolar. Si la Logse es el problema, una solución es el cheque escolar.
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