» Actualidad » Constitución Europea. Europa y Cristianismo
Hoy Europa necesita releer las «Confesiones»
La firma de la Declaración de Berlín ha conmemorado los 50 años del Tratado de Roma. Los mandatarios europeos han expresado su voluntad de impulsar de nuevo la Constitución Europea. Y en ese contexto no han pasado desapercibidas las palabras de Merkel, que también podrían recibir el título de 'declaración de Berlín'. La Canciller alemana ha declarado que «la libertad es la principal fuerza del ser humano» y ha añadido que «esa concepción del hombre proviene, a mi entender, también de las raíces judeocristianas de Europa». Y el foro en el que esta declaración fue escuchada no era precisamente un foro partidario de esta visión de la historia de Europa.
Cuando la Unión Europea está mirando al futuro, Merkel recuerda el pasado. Pero no lo hace trayendo un hecho histórico sino que señala parte de la raíz a todos aquellos que esperan frutos mejores de Europa.
Una de las grandes aportaciones de Europa a la Humanidad ha sido la Ciencia. El método científico se basa en la experiencia empírica, y ofrece formulaciones matemáticas válidas para conocer las leyes del universo. Y también permite adelantarnos a lo que puede ocurrir si se constatan una serie de premisas previas.
Hay un dato objetivo que a cualquier mentalidad científica medianamente preparada permitiría predecir las consecuencias que se acercan. El dato es el constante descenso demográfico que se experimenta en Europa en los últimos años. La predicción no es compleja. Si seguimos con esta tendencia, le quedan años contados a Europa.
Hölderlin escribió que «Donde está el peligro, allí surge también la salvación». Cuando el Imperio Romano se encontraba tambaleándose, cerca ya de su desplome, un obispo africano escribió un libro que contribuyó sin duda a la salvación de Europa. Se trata de las Confesiones, y su autor es San Agustín. Es difícil encontrar un ejemplo más claro de la aportación cristiana más importante a la civilización europea: el reconocimiento de la dimensión espiritual de la persona. El libro nos narra el itinerario personal del autor en su camino hacia la auténtica plenitud interior.
Agustín, en sus primeros años, habría pasado perfectamente como un joven moderno de hoy en día. No se privó de nada con tal de gozar al máximo de la vida. Dotado de una cabeza prodigiosa y de una elocuencia fascinante, pronto alcanzó éxito y fama. Cuando falleció el Emperador, Agustín fue quien pronunció el panegírico imperial; una situación similar a Elton John cuando nos conmovió en el funeral de Lady Di con la canción Candle in the Wind.
Y sin embargo, el éxito y la fama no llenaban a Agustín. La lectura de las Confesiones pone de manifiesto la fuerza espiritual de la persona. Aun teniendo por delante un panorama prometedor, pero vacío de sentido, el amor de Agustín por la verdad de sí mismo le puso en camino hacia la fe. Para alcanzarla antes tendría que ser capaz de dejar atrás pasiones de todo tipo, en especial las lascivas, que él comentaba que «le tiraban de la ropa». Y Agustín cambió de vida. El hombre viejo de San Pablo quedaba atrás y renacía un hombre nuevo. Este proceso tan íntimo y personal fue contado como pocas plumas han sido capaces de igualarle en la historia.
En el momento actual en que la fuerza interior del hombre aparece tan debilitada, los europeos necesitamos recordar la voz de Agustín en sus confesiones íntimas: «Me sentía aún cautivo de mis iniquidades y me recriminaba diciéndome: ¿hasta cuándo voy a continuar diciendo ¡mañana! ¡mañana! ¿por qué no hoy? ¿por qué no poner fin a mis tropiezos en este mismo momento? (...) Tomé las epístolas de San Pablo y leí en silencio: 'Como en pleno día conduzcámonos con decoro, no en comilonas y borracheras, no en fornicaciones y desenfrenos, no en contienda y envidia sino revestíos del Señor Jesucristo y no estéis solícitos de la carne para satisfacer sus concupiscencias'. No quise leer más, pues al punto me decidí y, como si mi corazón hubiera quedado iluminado por una luz clara, se disiparon todas las tinieblas de mis dudas» (Confesiones VIII, 12, 29).
El testimonio de Agustín es un claro ejemplo de la capacidad de la dimensión espiritual de la persona, que todo lector, sea creyente o no, puede apreciar. La fuerza interior que proporciona el amor sincero a la verdad y a la belleza prevaleció en Agustín frente a las solicitudes que ataban su corazón.
El desvelamiento del yo espiritual, al que contribuyeron autores cristianos como Agustín, ha configurado la concepción del hombre en la civilización europea. Merkel ha señalado las raíces judeocristianas de nuestra cultura, que han aportado un sentido íntimo y personal de la libertad. Ésta no es solamente el ejercicio del derecho al voto o la capacidad de elección del mejor producto. En su sentido más profundo la libertad es querer hacer lo que uno en conciencia sabe que tiene que hacer, a pesar de las coacciones externas o de los ciegos impulsos internos. Revitalizar esta raíz será crucial para la salud de Europa.
Del director
- Islandia: primer país sin nacimientos Síndrome de Down, el 100% son abortados
- 9 cosas que conviene saber sobre el Miércoles de Ceniza
- Juan Claudio Sanahuja, in memoriam
- Trumpazo: la mayoría de los católicos USA votaron por Trump (7 puntos de diferencia)
- Mons. Chaput recuerda y reitera en su diócesis la necesidad de vivir la castidad a los divorciados que se acerquen a la Confesión y la Eucaristía
- Cardenal Sarah, prefecto para el Culto Divino, sugiere celebrar cara a Dios a partir de Adviento
- Medjugorje: Administrador Apostólico Especial. Por ahora no parece.
- Turbas chavistas vejan y humillan a seminaristas menores