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¿Semana Santa?
Aprovechar las vacaciones de Semana Santa para disfrutar en la playa, esquiar en la nieve, distraernos viajando o contemplar típicos desfiles procesionales en ciudad distinta de nuestro domicilio es lo que se nos viene ofreciendo todos los días a los españoles. Y yo me pregunto ¿qué tendrá que ver todo ello con lo de Santa?
Lo santo es solo predicable de Dios. Si lo aplicamos a ángeles, personas, tiempos o lugares es porque entendemos que participan de alguna manera de la santidad de Dios. Pero pienso que una gran parte de las personas utilizan la palabra santo sin entrar en su esencial significado pues, de una parte, su formación religiosa es escasa y por otra su actitud descreída o escéptica es manifiesta. Dios es una palabra vacía para mucha gente y lo de santo tiene, si acaso, una resonancia moral.
Pero más allá del relativismo y agnosticismo imperante, Dios es una realidad existencial, porque Él existe, existimos nosotros. Dios no es sólo una referencia moral discutida. Dios es un misterio fascinante y tremendo que pone de relieve nuestra insignificancia frente a su grandeza. Y este Dios en el que vivimos, nos movemos y existimos, ama a todos los hombres con amor de Padre, pero respeta la libertad de cada uno. Por eso podemos amarlo o negarlo ya que se nos ofrece como don y no como imposición.
Si hablamos de Semana Santa es porque se trata de conmemorar el tiempo en que culmina la maravillosa obra de Dios que salva al hombre, a todo hombre, a través de su Hijo, Jesús el Cristo. Este Jesús que se despojó de su categoría de Dios y actuó como un hombre cualquiera y se sometió incluso a la muerte y una muerte de cruz, es el resucitado por Dios, que vive para siempre para interceder por nosotros y que nos ha mostrado el amor del Padre.
Este es el misterio que celebramos los cristianos en cada Semana Santa desde nuestra fe. Quien no llegó a recibir esta fe o decidió rechazarla o la dejó morir por apatía y abandono, nada santo tiene que celebrar. Puede distraerse o divertirse en estas vacaciones laborales pero no podrá gozar de la pascua, del paso del Señor por nuestras vidas.
Pero sepan todos los que viven como si Dios no existiera, que Dios los ama y sigue esperándolos, porque es compasivo y misericordioso. Ojala que la contemplación de cualquier imagen de Cristo crucificado, nos haga sentir a todos el profundo sentido de lo santo. Que cuando llegue la alegría de la resurrección, resuene en nuestros corazones solemne el aleluya.
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