» Baúl de autor » Marosa Montañés

¿Un Observatorio de TV Responsable?

La evolución de la sociedad en este siglo XXI viaja a velocidades siderales y cada día surgen nuevas ideas, nuevos proyectos y nuevos desafíos; uno de ellos, es un concepto denominado «responsabilidad social corporativa», utilizado en el campo de la comunicación y en el de las grandes empresas. Y como derivado de este concepto, aparece otro llamado « espacio socialmente responsable», entendido como reconocer y exigir una serie de responsabilidades de carácter ético y social a los sectores implicados.

Aquí es dónde entra el «observatorio de televisión responsable», en fase de andadura pero con motor y dirección clara: los contenidos de la televisión deben mejorar — especialmente en horario infantil y juvenil—, y para ello, deben contemplar una serie de « descriptores del niño y del adolescente para un desarrollo óptimo de su personalidad», porque es en este espacio audiovisual dónde se educa o se deseduca o se maleduca y dónde se debe cumplir una ley — el Código de autorregulación con dos años de vida, ya es papel mojado—, que proteja los derechos del menor.

Si la comunicación en su sentido más genuino es fundamental, también lo es la comunicación de valores educativos que deben adquirirse en el seno de la familia en primer lugar y en los centros escolares y en los medios audiovisuales, en segundo lugar. El objetivo es múltiple: elaborar un elenco de estos descriptores y ofertarlos a las productoras, a las TV, a los programadores etc; servir de referente a las televisiones que busquen el certificado de espacio socialmente responsable; premiar los programas que introduzcan uno o varios descriptores, con la ayuda del sector privado y del público; informar y concienciar a los padres sobre lo que no debe verse por ser antisocial; fomentar la capacidad de escucha para generar sentido crítico constructivo en las nuevas generaciones; formar sobre las negativas consecuencias en la conducta de determinados programas o manifestar su repulsa a determinados programas o publicidades que lo esponsorizan.

La sociedad civil, hoy por hoy, tiene la palabra: una palabra que debe superar la inercia, el inmovilismo — mucha protesta pero luego nada más—, la comodidad, la pereza mental y sobre todo la mentalidad de evasión para tragarse todo lo que se emita, sea lo que sea. No queremos que la TV sea la niñera electrónica, ni la tostadora de imágenes, ni la caja tonta, que provocan encefalogramas planos. Queremos una formula mágica y factible que amueble bien la cabeza de los niños: OTVR ( orientación, opinión, operación, objetividad; talante, talento, tutela; verdad, valoración, vigilancia; racionalidad, realidad, rectitud, representación de toda la sociedad, restauración de los valores de siempre que tan buen resultado han dado y renovación de lo que esté caduco. Existe un proyecto y unos objetivos, pero para funcionar necesita la voluntad de hacerlo vida y eso, dependerá de muchos, más bien de todos.