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Cambio radical... ¿seguro?

Ella no se gusta. Él no se gusta. El espejo —¡maldito de él!— tronca sus ilusiones cada vez que se ven reflejados en él. El dilema aflora en su cabeza, y las preocupaciones brotan a borbotones. ¿Cómo atreverse a salir a la calle con este aspecto tan horrible? ¿Quién osaría ponerse un traje de baño con un cuerpo semejante? Cuando encienden el televisor, el programa lo deja muy claro: Si tu físico te acompleja, nosotros te lo cambiamos. Y luego, viendo esas caras tan felices de todos los que han pasado por él, es imposible resistirse a la tentación: una buena cirugía seguro que reporta felicidad.

Unas cifras que van en aumento

Según el presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre) cada año el número de operaciones crece un 5% en nuestro país. En cirugía estética España es el primer país europeo con el 8% de todas las que se hacen en el mundo. Sólo la superan Estados Unidos (13%), México (9%) y Argentina (8,5%). En estos últimos tiempos el culto al cuerpo ha pasado a ser uno de los negocios más rentables que existen. Más de 800 millones de euros se facturan en España cada año viniendo de este negocio. Hoy en día cualquier persona se puede cambiar la nariz, quitarse unas arrugas, aumentarse el pecho, tensar el abdomen... siempre y cuando tenga los euros que se necesitan para poder llevarlo a cabo. Aunque también las formas de pago ya han dejado de ser un problema, pues en muchos casos ya existen todo tipo de facilidades para poder pagar a plazos. Si inicialmente la cirugía estética tenía una función sobre todo reparadora, ante algún infortunio de la vida, hoy en día esto ya no es así. Estados Unidos abanderó en los años 60 un nuevo género de cirugía, y España le siguió en la década de los 80. Y no es un campo restringido a las mujeres, que mientras el número de operaciones de ellas va creciendo de forma moderada, las de los hombres alcanzan cifras que se van doblando. Actualmente la cirugía no está destinada exclusivamente al mundo del espectáculo, sino que ya forma parte del presupuesto doméstico de las familias españolas. Y es que en España tenemos muchas playas, mucho sol, y somos muy mediterráneos.

¿Cirugía igual a felicidad?

Asociar un cambio físico al logro de la felicidad, podría resultar algo un tanto irrisorio. Precisamente este pensamiento es el que se cuela cada vez más entre las adolescentes españolas. También los padres tenemos la culpa, que intentando crear una motivación hacia el estudio, hay quién compensa las buenas notas con el coste de una operación. Si apruebas las mates te pago una cirugía... algunos se atreven a decir. Poniendo en duda la eficacia educativa de una actuación de este calibre, cabe decir que las operaciones a estas edades —y principalmente las de algunos tipos— comportan sus riesgos. Las rinoplastas (arreglo de la nariz), por poner un ejemplo, no se deben realizar antes de los 17 años.

La publicidad, y determinados programas televisivos, están engendrando verdaderos adeptos que se operan de todo, y de forma periódica. Incluso algunos cirujanos ya tienen que ejercer también de psicólogos, intentando convencer a algunos pacientes que no es necesario tanto cambio.

Si nos quieren vender el producto, que también se sinceren con los riesgos que comportan las operaciones de este tipo. ¿Sabían que el artículo 10 de la Ley General de Sanidad recoge los derechos de los pacientes? Derecho al respeto, a obtener información de los servicios sanitarios, a ser advertido de los procedimientos... de todo ello también deberían hablarnos.

Esta misma semana salía la noticia que la cirugía estética es la principal fuente de reclamaciones. ¿Por qué? Por la falta de transparencia entre el médico y el paciente, los pobres resultados tras múltiples operaciones, consultas llenas a reventar... Así lo señala el estudio Situación actual de la Responsabilidad Civil en el Ámbito Sanitario, presentado en la jornada Escenario y Perspectivas de la Sanidad Española.

La búsqueda de la felicidad a través del bisturí viene impuesto por los cánones de belleza que nos imponen Teresa Viejo y sus colegas. Pero la felicidad no es ésto. Quién pretenda encontrarla en un pase por quirófano se puede llevar un gran chasco. La felicidad es algo mucho más profundo.

Respeto para quien desee operarse, pero también respeto para aquellos tachados como feos. El mundo no está hecho sólo para los guapos, y si no que se lo pregunten a Barbara Streisand, que bien presume de una nariz muy lejana de los arquetipos actuales. ¡Que viva los feos! Que como decía la Bestia... la belleza está en el interior.

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