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¿Educación versus ciudadanía?

Ha aparecido en la jungla de siglas -no confundir con acrónimos y menos con abreviaturas- que enturbia el mundo educativo, una nueva que está postergando a otras muchas: ESO, LOGSE, LOCE, LOE, PAU y un sinfín de ellas, cuya memorización resulta casi imposible, incluso para aquellos que consagran lo mejor de su vida a la educación y a quienes, por deseo del Defensor del Pueblo, habrá que tratar en un futuro no muy lejano, como en los viejos tiempos, de usted. La nueva sigla de marras se corresponde con un aparente enigma y es EC, es decir, Educación para la Ciudadanía.

Por lo que se oye y se lee, todo el mundo está capacitado para opinar de las nuevas materias que formarán el programa futuro de EC. No importa que los contenidos sean elevados o vulgares, propios de especialistas o simplemente desafortunados. A quienes sí parece importarles es a los profesores que impartirán dicha asignatura, cuyas principales bases son el relativismo moral, el adoctrinamiento ideológico estatal y la ausencia de cualquier dimensión trascendente-religiosa, sin olvidar el intento de secuestrar a los padres el derecho fundamental reconocido por la Constitución española —aún vigente— de exigir la educación moral y religiosa que deseen para su hijos, sin ser perseguidos o marginados por ejercer libre y democráticamente ese derecho.

A esto se debe añadir que la actual formación del profesorado para impartir el 'totum revolutum' que es el conato de programa de la futura EC es, según los expertos, claramente deficiente. Desde mi óptica es así puesto que exige esta materia (surgida en el laboratorio del que fuera presidente del Congreso, el señor Peces Barba, y de un ex cura, un tal Llamazares, catedrático de Derecho Canónico por más señas y uno de los encargados de intentar adoctrinar a algunos profesores en la ideología masónica del Estado nacional laicista) unos conocimientos muy especiales sobre temas ajenos a su especialidad docente. Me refiero al control de las emociones, la libertad y la responsabilidad en la toma de decisiones, la identificación de rasgos de diversidad cultural, la división social y sexual del trabajo, el funcionamiento del régimen democrático, el consumo racional, los conflictos del mundo actual, los interrogantes del ser humano y un largo etcétera de temas complicados y de difícil explicación en las aulas.

Resulta sorprendente que sólo la llamada Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas, que tiene su sigla propia, FEERI, esté a favor de la Educación para la Ciudadanía. En Europa, algunos países tienen su propia EC, pero sin los ribetes laicistas, masónicos y anticristianos de la española.