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La igualdad de sesos

La Ley de la Paridad como las que regulan el matrimonio y la que establece la obligatoriedad de la asignatura de 'Educación para la Ciudadanía' crean múltiples problemas relacionados con la lógica, las matemáticas y la vida real de todos los días.

La 'paridad' podría significar la exigencia moral de tratar igual a los iguales, tratarlos 'de modo parejo' o a la par, lo que no equivale a la igualdad tal como los exégetas del Gobierno han expresado.

Todo ciudadano español puede ser miembro de un Consejo de Administración. Me parece correcto y elemental. La obligación legal de que el número de varones y mujeres sea el mismo es, sin embargo, digno de las Coplas de la Panadera (¿Ay! Panadera) sin que ello desmerezca la indudable calidad de nuestro Ladrón de Guevara. Dígase lo mismo de la paridad aplicada a las listas electorales, etc.

Para que una oveja sea igual a otra oveja es imprescindible que sean dos ovejas y para que sean dos ovejas es irremediable que no sean iguales. ¿Cómo funcionan pues las matemáticas? No hay dos ovejas iguales ni aunque las clones como la oveja Dolly, porque ocupan un espacio y un tiempo distinto. La prueba del algodón de que no hay dos ovejas iguales es que puedes comerte una con un par de amigos pero si después de la comilona te insisten que te comas la otra 'porque son iguales y lo mismo', la madre Naturaleza producirá probablemente náuseas y vómitos.

¿Qué hacer? La aritmética es una ficción útil, una herramienta maravillosa porque reduce las diferencias a un común denominador. Dos ovejas son 'dos' y aunque no son 'dos de lo mismo', la aritmética reduce las diferencias y ficticiamente tiene en cuenta sólo la igualdad. Así dos y dos son cuatro, siempre que no sean dos cosas existentes sino números en un papel.

La proclamación de la igualdad entre todos los hombres a partir de la Revolución Francesa es un resultado de la fascinación que las ciencias y en especial las matemáticas ejercían sobre los ilustrados. Si la matemática es la verdad absoluta apliquemos la matemática a la política, y la justicia y la paz reinarán en el mundo. Por este criterio los Departamentos franceses hicieron caso omiso de las diferencias regionales históricas y dividieron Francia como si se tratase de una tarta o de una finca muy grande. Lo mismo ocurrió en Estados Unidos. Los ingleses y los alemanes en esto conservaron las regiones históricas porque decir a un bávaro que es igual a un originario de Silesia no tiene ningún sentido.

¿Son iguales las mujeres y los hombres? Si dos ovejas no son iguales, la respuesta se adivina. ¿'Deben' ser iguales? El deber ser alude a la moral y el ideal moral de la igualdad aritmética presupone hacer de la tabla de sumar el supremo imperativo moral. Ni somos iguales ni debemos ser iguales. ¿Debe practicarse alguna discriminación? De ninguna manera.

Las mejores leyes son las que no existen porque la educación de los ciudadanos las hace innecesarias. Si las leyes imponen además la igualdad aritmética e ideológica en política y educación son las peores leyes que pueda pensarse.

Todos sabemos que el ejercicio físico es en general muy saludable. Una de las razones parece ser que consiste en que estimula la secreción de endorfinas e incluso que aumenta el número de neuronas. Las endorfinas hacen sentirse bien, porque son neurotransmisores que facilitan el sueño, por ejemplo. Tener más neuronas no está mal, pero aquí nos salta de nuevo otro aspecto de la igualdad aritmética: ¿De que sirve tener más neuronas y sentirse bien?

Las neuronas son células cerebrales y me contaba Fernando Reinoso, uno de los fundadores de las Neurociencias en España, que cada neurona es una historia diferente, elaborada a través de los años. No hay dos neuronas iguales. Por eso no tendría mucho sentido establecer por decreto la igualdad de sesos. No creo que llegue el día en que uno pueda ir al supermercado a comprar neuronas, porque sirve de poco tener muchas neuronas; no es garantía de mayor inteligencia.

Los seres humanos, como las neuronas somos todos diferentes, incluso dentro del mismo sexo. Hay alumnos que les encanta la música y otros la velocidad, a unos les pirra los viajes y a otros leer en su cuarto a solas, unos hablan sin parar (ellas en especial por lo del hemisferio izquierdo) y otros son como tumbas.

En esta situación de la vida vital, viene un señor y se le ocurre que en una clase debe haber el mismo número de alumnos músicos y lectores de novelas, o que sea obligatorio que la mitad sean disléxicos y la otra mitad corrientitas. ¿Qué pensar?

A mí no me molesta que las mujeres sean más numerosas que los hombres en la Seguridad Social porque además lo hacen muy bien. Parece razonable la 'igualdad de oportunidades' a todos los niveles, en todas las profesiones, aunque evidentemente que no es posible por pura lógica que el censo de padres esté compuesto de madres o a la inversa.

Qué paradojas genera el hambre de votos. Las especies se extingue y la biodiversidad debe ser promovida. Bien, pero ¿Y la biodiversidad humana? ¿No merece protección la minoría masculina que va de baja y según las estadísticas últimas van camino de la esterilidad por falta de cantidad y calidad de los espermatozoos?

Que protejan al lince, formidable. También debe velarse por el quebrantahuesos y las algas marinas. ¿Por qué no se vigila la probable extinción de la especie humana por falta de varones fértiles? ¿Es normal que las cifras de esterilidad en España dupliquen a las europeas a la vez que el consumo de cocaína es cuatro veces mayor?

El machismo puede ser criminal pero la supresión del varón es suicida. Suicidio de especie diría yo.

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