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Imposición para la Ciudadanía

Oponerse a Educación para la Ciudadanía (EpC) es una obligación para toda familia responsable. Es cuestión de libertad, de defensa del derecho fundamental y preferente a educar a nuestros hijos según nuestros principios. Es luchar contra el totalitarismo, recordar al poder que tiene obligación de protegernos y servirnos, que sus competencias tienen un límite: los derechos fundamentales del individuo.

El Gobierno utiliza EpC para usurpar el papel de los padres y educar las conciencias de nuestros hijos como si fueran suyos. Como hicieran déspotas del pasado, quiere súbditos y no ciudadanos para imponerles el pensamiento políticamente correcto, eliminando el valor de cada individuo como ser irrepetible, impidiéndole crecer y desarrollarse en un marco de libertad y trascendencia.

Concapa —padres católicos— remitió al Ministerio de Educación una propuesta de contenidos y propuso un debate para consensuar valores comunes en que formar a nuestros estudiantes. Creíamos posible el consenso pero el silencio fue la respuesta.

Los padres decidimos defender nuestro derecho a educar a nuestros hijos sin ingerencias, luchar por nuestra libertad pero, sobre todo, por la suya, porque les queremos hombres y mujeres libres, con una formación moral sólida. Más de treinta organizaciones planteamos a la sociedad la oposición a la EpC por cualquier medio legítimo, especialmente, a través de la objeción de conciencia.

El Gobierno nos llama insumisos e incluso nos ha amenazado. Pero los defensores de la libertad siguen aumentando y ya son varios miles los objetores. Cada día más familias se oponen a la arrogancia de un Gobierno que pretende colonizar el alma de nuestros hijos, que se resiste al diálogo, que sólo busca imponer su modelo de ciudadano, ajeno al valor de la libertad y dignidad que merece toda persona.

Concapa ha dado de plazo este mes de julio para que el Ministerio suspenda el ejercicio de esta asignatura y abra el diálogo con los representantes de los padres para consensuar sus contenidos y establecer su carácter voluntario.

Sin embargo, la actitud del Gobierno nos conduce a un principio de curso donde será inevitable otra gran manifestación para exigir libertad de enseñanza y el fin del fracaso escolar. Ahora será mucho más difícil que Zapatero vuelva a engañarnos. Hace tiempo que dejamos de confiar en quien tenía la obligación de ser presidente para servir a todos los españoles, para garantizar y acrecentar nuestros derechos y libertades, no para acabar con ellos, restringirlos o desunirnos.