» Ciencia y Fe » Relativismo y Cultura » Tolerancia y Progresismo

Imponen la «gobernanza global socialdemócrata»

Profunda sorpresa ha causado el nombramiento realizado por el «Consejo de Ministros de España» del pasado viernes 27 de julio, al designar al ex Presidente de Gobierno, Felipe González, como Embajador extraordinario y plenipotenciario de España, para los «fastos» (es decir los festejos) que van a «conmemorar» los bicentenarios de la Independencia (inicios) de las repúblicas Iberoamericanas en 2010. La responsabilidad que le ha conferido Rodríguez Zapatero, según indicó el decreto del nombramiento: «No es un encargo ornamental, dada su especial vinculación con Iberoamérica, incrementada en los últimos años.

España quiere compartir con las naciones del otro lado del Atlántico la definitiva consolidación del constitucionalismo y la democracia (¿estarán pensando en Venezuela, Bolivia y Ecuador?), así como profundizar en la construcción progresiva de la Comunidad Iberoamericana, en todas sus vertientes de cooperación: política, económica, social y cultural».

El inesperado nombramiento suscita algunas preguntas: ¿Por qué se hace ahora y no se esperaron a marzo de 2008, cuando celebren las elecciones generales, de las que saldrá Jefe de Gobierno? Todo parece indicar que se trata de un audaz y anticipado golpe político para «garantizar» la tribuna mediática y política a favor del proyecto de la «Gobernanza Global Socialdemócrata», preconizada por la «Fundación Progreso Global» de la Internacional Socialista, de la cual es presidente Felipe González, quien fuera diputado del PSOE de 77 a 82 y Jefe del Gobierno español, de 82 a 96. En ese lapso se cumplió la promesa hecha por Alfonso Guerra, su segundo de abordo en el partido y en la primera fase del gobierno, quien afirmó: «Cuando culmine el gobierno socialista del pesoe, a España no la va a reconocer ni la madre que la parió». Este mismo personaje luego se convirtió en «símbolo» de la corrupción política, al extremo de que durante su gestión se volvió frase célebre, en los medios de comunicación españoles: «la priización del pesoe».

Es de sobra conocido cómo a fines de los setentas y principios de los ochentas, en la Internacional Socialista repudiaron a Marx y la «lucha de clases» (para quien la causa de la explotación y las injusticias, es la propiedad privada, por lo que hay que destruirla), pero adoptaron a Engels (para quien la causa de la explotación y las injusticias, es la familia, por lo que hay que destruirla) y con él a la «cultura de la muerte», que se describe como: todo lo que va del divorcio y el aborto, hasta la eutanasia; de la corrupción de las fuentes de la vida, hasta la presumible «clonación humana» y desde el alcoholismo y la drogadicción hasta el suicidio». Todo esto como parte de la guerra cultural, que tiene por objeto derogar los principios y valores del mundo occidental cristiano, hasta implantar la «dictadura del relativismo», nefasta herencia del «mayo de 68».

Otra pregunta es ¿por qué Felipe Gónzalez se apresuró a aceptar el nombramiento a pesar de sus profundas e inocultables diferencias con Rodríguez Zapatero? En este caso la explicación parece más pueril. Los antecedentes indican que desde 1976 los patriarcas de la IS, Willy Brandt, Olof Palme y Mario Soares, avalaron al jovencito Felipe, para establecer fuertes e interesadas relaciones con los «priistas» Luis Echeverría y José López Portillo y con el «adeco» Carlos Andrés Pérez, quienes vivían las primeras ensoñaciones de los cuantiosos ingresos por los altos precios del petróleo de entonces, gracias a lo cual financiaron espléndidamente al pesoe, para que llegara al poder en España en 1982. Pasado el tiempo del gobierno «felipista», después de 1996, es cuando el ex presidente González empezó a viajar por toda América Latina, pronunciando espectaculares conferencias en las que describió lo que llamó «socialismo descafeinado», vaticinó el «fin de la lucha de clases», el advenimiento de la «cohesión social» (versión descafeinada de la «lucha de clases», que así elude hablar del binomio solidaridad-subsidiariedad) y se ofrecía como «domesticador de tribus», como lo dijo al participar en el VI Congreso Nacional del PRD, en Zacatecas, en abril de 2001.

Las conferencias se daban y se dan a políticos, empresarios, académicos, líderes sindicales y a los mismos dueños y operadores de los grandes medios de comunicación. La «tarifa» para las exposiciones oscilaban entre los setenta y los cien mil dólares (que ahora podrá incrementarse sustancialmente), además de los pasajes en primera clase y los hospedajes y viáticos correspondientes y, por qué no decirlo, de pilón, una espléndida caja de finísimos puros. Como bien se puede apreciar, la difusión de las novedosas tesis de la «Internacional Socialista» y de la «Fundación Progreso Global», bajo los términos de «Gobernanza Global Socialdemócrata», presentadas durante la clausura del «I Forum Mundial de las Culturas», celebrado en Barcelona, España, en 2004, además de servir para «imponer la revolución cultural» lograda en España, en sólo 14 años, y que se pretende lograr ahora en toda América Latina, son, a la vez, el «modus vivendi» que ahora con el nombramiento de embajador extraordinario y plenipotenciario, podrán incrementar los montos de la tarifa. No deja de ser interesante que el día 5 de agosto, el diario «El País», publique una larga entrevista de Felipe González, en donde hace el inesperado elogio de José Luis Rodríguez Zapatero: «Aplaudo que Zapatero haya afirmado su liderazgo sin mí». Ya habrá tiempo para analizar en más detalle dicha entrevista, que revela aspectos subterráneos de la vida íntima del pesoe.