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Ferrer Guardia
Francesc Ferrer Guardia, fundador de la "Escuela Moderna", fue un exaltado, de ideas realmente simples, por no decir simplonas: "Vivamos en República, tengamos al frente de los Municipios a hermanos nuestros que organicen la administración, nos eduquen y repartan los impuestos de modo que todo el mundo tenga qué comer". Para ello predicaba una "revolución sangrienta, ferozmente sangrienta", pues, aclaraba, "no importa que se haga precisa la efusión de sangre. Si ha de salir de ahí la purificación de las conciencias, que corra a torrentes".
Las enseñanzas de su talibanesca escuela iban a la par: "no nos interesa hoy hacer buenos obreros, buenos empleados, buenos comerciantes; queremos destruir la sociedad desde sus fundamentos. Hoy nos contentamos con introducir ideas de revolución en los cerebros". Para Unamuno era "la obra de incultura y barbarización de aquel frío energúmeno, de aquel fanático ignorante". Cuenta Lerroux que poco antes del atentado de la calle Mayor de Madrid, contra el cortejo nupcial del rey, le abordó Ferrer, "el hombre que había previsto el atentado contra Alfonso XIII en París", y le preguntó si tenían los republicanos algo "preparado si, por ejemplo, con motivo de la boda del rey, ocurría cualquier tontería". La tontería, cerca de 30 muertos y casi un centenar de heridos y mutilados, fue cometida por Morral, un profesor de la Escuela Moderna. Otro alumno de ella intentó matar a Maura. El ex secretario de Ferrer, Miguel Sánchez, recordará al pedagogo como "vil engendro de la especie humana, artero, felino, malvado, miserable inductor", acusándole de estar también detrás del asesinato de Cánovas.
Condenado a muerte en relación con la Semana Trágica en 1909, se desató en toda Europa una inmensa campaña de apoyo al llamado "pedagogo genial", "nuevo Galileo", "educador de España". Para Cambó, "aquel hombre inculto, grosero, apareció como el símbolo de la virtud y la cultura. La España que lo había fusilado en cumplimiento de la Ley aparecía como la España de la Inquisición. No hay que olvidar que Ferrer i Guàrdia ocupaba uno de los lugares prominentes en la Masonería, y que la Masonería internacional tomó el affaire con el más grande entusiasmo". El movimiento sirvió de modelo a Juan Simeón Vidarte, después de la insurrección de octubre de 1934, para montar otra campaña intensísima sobre la represión de la derecha contra los mineros insurrectos en Asturias. Como creo haber demostrado en el libro El derrumbe de la República, esa campaña se basó en falsedades o exageraciones, pero logró envenenar la vida social en España y crear el ambiente propicio a la guerra civil.
Leo ahora a Alicia Delibes que el PSOE reivindica los méritos pedagógicos de aquel fanático embrutecido, y exige su inclusión entre los hacedores de la enseñanza pública española. Solo esa reivindicación explica más cosas que todo un libro sobre la pedagogía socialista.
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