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España y los judíos
Tan pronto como España expulsó a los judíos, el país floreció en las artes y las letras, desarrolló su comercio y sus manufacturas durante un siglo hasta que por diversas razones empezó a decaer económicamente, descubrió buena parte del mundo, colonizó extensas tierras, y se convirtió en la primera potencia mundial. ¿Qué les parece el aserto? Ciertamente, sus dos partes son verdaderas, pues a la expulsión de los judíos siguió un florecimiento de España como nunca antes o después. Sin embargo, sugerir una relación de causa a efecto entre las dos cosas es una estupidez que no merece comentario, y que, por lo demás, nadie sostiene, que yo sepa.
Lo que sí sostienen muchos, con aires de seriedad y buenos sentimientos, es una estupidez contraria y equivalente: que la expulsión de los judíos dejó a España esquilmada de sus mejores y más preparados elementos en los órdenes intelectual y económico, que sobrevino inmediatamente una decadencia profunda aunque por el momento no fuera aparente, y que sobre España cayó, por tal acto, una especie de estigma imborrable, manifiesto, por ejemplo, en nuestra propensión a la guerra civil, a matarnos entre nosotros. Algo así creyó descubrir el buen Américo Castro, seguido luego por Juan Goytisolo y una legión de escritores supuestamente progresistas, tan tenaces que han convertido aquella necedad en un lugar común incuestionable en amplios e influyentes medios intelectuales. Y ello a pesar de que España fuera entre el siglo XVI y el XIX quizás el país internamente más estable de Europa no digamos si hacemos la comparación con el Magreb, tan querido por aquellos y cuya historia casi se resume en una guerra civil permanente. Las luchas intestinas en España pertenecen más bien al siglo XIX, como una plaga de la época, con una prolongación en el XX que cabe esperar sea la última, si los nacionalistas periféricos cesan por fin en su empeño de balcanizar el país.
Desde luego, la expulsión de los judíos no es un hecho del que podamos sentirnos orgullosos; pero dista mucho de lo que pretender esos supuestos bienintencionados. Con ocasión del V centenario de América, el célebre cazador de criminales de guerra nazis Simon Wiesenthal afirmó que aquella expulsión constituía un precedente del exterminio de los judíos por Hitler. Nada de eso. Si constituye algún precedente sólo puede serlo de la expulsión de los palestinos por los israelíes en el siglo XX. Con dos diferencias, y no muy favorables a las tesis de Wiesenthal: que los palestinos fueron expulsados por medio del terror, y que aquella tierra había sido suya por muchos siglos. ¿O no?
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