» Baúl de autor » Eleuterio Fernández Guzmán » Eleuterio - 2008
¿Por qué leer la Biblia tanto tiempo?
Los seres humanos tenemos la costumbre de ocupar nuestro tiempo, en determinadas ocasiones, de las formas más diversas: en largos viajes de descanso, por ejemplo, para ver alguna lejana cultura que nos es muy extraña pero, no por eso, carente de interés para nosotros.
Tenemos, por esto, ciertas preferencias que dirigimos a hacer tales cosas.
En Italia tuvieron la idea de ocupar el tiempo de unos días (7) en hacer algo que, hoy día, puede parecer fuera de lugar para aquellas personas que, pegadas al mundo más de la cuenta, no suelen fijar su atención en las, digamos, cosas espirituales: han leído la Biblia durante tales días con, es de suponer, el general gozo de lectores, oyentes y todas aquellas personas que amen lo que es importante para sus vidas.
Exhortación a leer la Biblia
Antes que nada hay que saber que, desde la Iglesia católica, se nos dice, por activa y por pasiva, que es necesario, para nuestra vida, dejar de tener una actitud pasiva con las Sagradas Escrituras (limitarnos, sólo, a escucharla, en las Eucaristías o en otros Sacramentos) y que, al contrario de tal forma de actuar, hemos de acercarnos a la Palabra de Dios pues en ella nos habla el Padre.
A este respecto, dice san Pablo, en su Primera Epístola a los Tesalonicenses (en 2:13), que «De ahí que también por nuestra parte no cesemos de dar gracias a Dios porque, al recibir la Palabra de Dios que os predicamos, la acogisteis, no como palabra de hombre, sino cual es en verdad, como Palabra de Dios, que permanece operante en vosotros, los creyentes»,
Así, las indicaciones dadas en tal sentido, no pueden caer en saco roto sino en corazón abierto a tal propuesta que no es, sino, la de acercarse a Dios entrando, como personajes propios de sus páginas, a formar parte, verdadera y cierta, de la historia de la salvación y no permaneciendo como testigos mudos de la misma.
Además, en los libros que conforman las Sagradas Escrituras, Dios nos habla a los que, como hijos suyos, estamos pendientes de lo que nos quiera decir y es ahí donde podemos beber, de tal agua viva, y llenar nuestro corazón.
Razones para leer la Biblia
Además de lo dicho arriba (que Dios nos habla e interpela en las Sagradas Escrituras), aquello que nos ha de impulsar a leer la Biblia, han de ser, seguro, de otro sentido.
- Porque es una acción buena, en sí misma.
- ¿Qué puede haber mejor que acercarse a Dios? Seguramente nada habrá más acertado, para nuestra vida, que reconocernos, en lo que corresponda, en las Sagradas Escrituras. Eso es algo que, por lo tanto, no puede calificarse sino como bueno.
- Porque nos permite conocer la voluntad de Dios.
- Es en el texto de la Biblia donde podemos encontrar, expresa, qué es lo que Dios quiere para nosotros.
- Porque supone dar cumplimiento a un deber de nuestra religión.
- No podemos olvidar que tenemos que tener conocimiento de eso que profesamos y de la fe que decimos tener. Por tanto, leer la Biblia ha de ser uno de nuestros primeros deberes.
- Porque, por sus valores culturales, amplía nuestros conocimientos.
- La información que contienen las Sagradas Escrituras nos permite el acceso a multitud de aspectos culturales que nos enriquecen.
- Porque es la forma más adecuada de comprender nuestra propia vida.
- Conociendo cómo respondieron a sus problemas aquellos que se ven reflejados en las Sagradas Escrituras podremos acercarnos a la solución de nuestros quehaceres.
- Porque nos ayuda a ser mejores.
- Sin duda, saber lo que Dios quiere es la mejor forma de ser mejores.
Formas de leer la Biblia
Hay diversas formas de leer la Biblia. Sin embargo, y por ejemplo, las siguientes pueden ser unas pautas con las que acercarse a la Palabra de Dios:
- Leer regularmente.
- Leer Pausadamente.
- Leer desde el Principio hasta el Fin.
- Leer Cuidadosamente.
- Leer Inquisitivamente (preguntándose y haciendo preguntas)
- Leer con Amor.
- Leer con Oración.
- Compartir lo que ha leído.
- Meditar en Ella.
- Vivir de acuerdo a ello.
Seguramente, con tal, digamos, proceso, seamos capaces de comprender lo que Dios, Padre y Creador nuestro, nos quiere decir en los libros que, con tanto Amor, inspiró a sus escritores.
Y, ahora, a nosotros, nos toca hacerlos presentes y, así, futuros.
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