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Un corruptor llamado «Robin»
El Ministerio de Sanidad debería abandonar de una vez por todas su radical tendencia manipuladora y destructora en el «desarrollo físico, mental y moral» de la juventud española. Es más, dado que el apoyo ciudadano en las urnas así se lo exige, debería abandonar sus ansias de «corruptor de menores» y comportarse como el primer garante de la legislación, especialmente, de todo lo referente a la Protección del Menor.
La puesta en marcha de «Robin», el ciberconsejero, en páginas accesibles para la mayoría de jóvenes y adolescentes, como son Hotmail y Messenger, atenta directamente contra el art.5.3 de la Ley 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor, en el que se dice claramente:
- Los menores tienen derecho a buscar, recibir y utilizar la información adecuada a su desarrollo.
- 2. Los padres o tutores y los poderes públicos velarán porque la información que reciban los menores sea veraz, plural y respetuosa con los principios constitucionales.
- 3. Las Administraciones públicas incentivarán la producción y difusión de materiales informativos y otros destinados a los menores, que respeten los criterios enunciados.
Además, «dirigir mensajes claros y directos a los más jóvenes, en su propio lenguaje, para aclarar sus dudas de forma más cercana y sencilla» es, sin lugar a dudas, otro paso más para defenestrar el derecho y la responsabilidad que tienen los padres en la educación sexual de sus hijos
«Robin» tiene como finalidad, muy loable por cierto, de prevenir enfermedades de transmisión sexual y el consumo de alcohol. Pero, nadie duda, que este nuevo experimento es otra señal de alarma de la educación sexual manipuladora y sectaria que pretende imponer Papá-Estado.
Y lo que es todavía más grave. Las respuestas robotizadas y programadas de «Robin» atacan directamente el derecho que tienen los jóvenes a una educación sexual exclusiva, individual y progresiva según las necesidades afectivas, emocionales y sociales de cada uno de ellos.
Puesto que un robot no puede NUNCA estar programado para conocer la bondad y la maldad de los actos humanos, «Robin» representa un atentado al respeto de los valores morales y éticos del usuario que lo utiliza. Además de que puedan «perjudicar seriamente el desarrollo físico, mental y moral de los menores».
Dejémonos de pamplinas y defendámonos de la educación sexual manipuladora, precoz y sectaria que pretende imponer este gobierno. Es intolerable. Los contenidos, no digamos su intromisión en la intimidad de nuestros menores sin conocimiento de padres y tutores, hacen que muchos de nosotros nos estemos planteando seriamente acudir a los tribunales de justicia.
No nos faltan razones legales para denunciar al ministro Bernat Soria y sus secuaces por maltrato psicológico y/o emocional. Ya que , además de lo anteriormente expuesto, referente a la ley de Protección del Menor, el montaje y funcionamiento de «Robin» incumple , por lo menos, varios artículos del Código Penal .Concretamente los relativos a promover y difundir la prostitución y la corrupción de menores (art.185, 186,187)
Por ejemplo, el articulo 189.3 dice que «el que haga participar a un menor o incapaz en un comportamiento de naturaleza sexual que perjudique la evolución o desarrollo de la personalidad de éste, será castigado con la pena de prisión de seis meses a un año o multa de seis a doce meses».
Pues eso.
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