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Ocúpense sus sucesores de lo bueno
[...]En el campo de la estética es obviedad decir que la obra es independiente de su autor. Dostoievski era un intemperante sexual, Baudelaire un drogadicto, F. Scott Fitzgerald un ebrio consuetudinario; pero eso no afecta nada a «Los hermanos Karamazov», «Las flores del mal» o «Tender is the night».
Me pregunto si eso que en la estética se reconoce es aplicable también al más complejo mundo de la ética. Tiendo a dar la respuesta afirmativa. Creo que una obra intrínsecamente buena no pierde su calidad de tal por el hecho de que su realizador se haya apartado, ya en forma ocasional, ya en modo sistemático, de ese camino que se llama «el bien».
De otra cosa estoy igualmente convencido: las culpas de los padres no deben caer sobre los hijos. Esos dos pensamientos me ocurrieron al leer la información según la cual el padre Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, llevaba una doble vida. Chocolate por la noticia, como se dice burlonamente en Argentina cuando alguien presenta como novedad algo que ya era bien sabido.
La verdad es que todos llevamos una doble vida, si no en la realidad sí al menos en las oscuras salas del deseo. (Permítanme un momentito: voy a apuntar eso de «Las oscuras salas del deseo» para usarlo como título de alguna próxima novela).
Quizá yo sea una excepción a la regla de que todos llevamos una doble vida: yo llevo una triple vida, y en ocasiones hasta cuádruple o quíntuple, según se presente le ocasión. Digo eso sin jactancia, pero también sin arrepentimiento, pues he procurado siempre no hacer mal a ninguno —ni a mí mismo— con esas múltiples y gozosas existencias. Pienso que la obra de los Legionarios de Cristo es una labor de bien que no debe sufrir mengua por los yerros en que incurrió su fundador.
Ocúpense sus sucesores de lo bueno; destierren hasta la última sombra de lo malo y pidan por el alma de quien hizo una fundación que, por su méritos, debe continuar. Lección profunda de humildad es ésta. El tiempo y los hechos —que tan tercos son— dieron al fin y al cabo la razón a quienes en su tiempo denunciaron las demasías de aquel infortunado sacerdote que no pudo armonizar su naturaleza corporal con las aspiraciones de su espíritu.
Den vuelta los Legionarios a esta desdichada página, y con buenas vidas y obras buenas borren, como con un bautismo continuado, ese pecado original del que no tienen culpa... Cumplida está por hoy mi labor orientadora. Sé que ha de dirigirse especialmente al bien de la República, pero nada impide que allá de vez en cuando pueda también servir para orientar legiones.
[...]
Nota del Editor
El señor Armando Fuentes Aguirre «Catón», es un conocido periodista mexicano de tono irónico y satírico. Hemos publicado su opinión, recogida originalmente en el diario El Milenio, para poder ofrecer una visión externa a la situación, escéptica y descreída, pero que creemos que supone un acercamiento al tema desde otros campos como el de la estética.
En ningún caso se comparte la «justificación» de que poseamos una doble vida, aunque sea en tono chistoso, como aquí se propone. Confío que se entienda el fondo del artículo y la intención al publicarlo.
Del mismo modo he suprimido los chistes con los que abre y cierra el artículo original por parecernos inapropiados para esta publicación.
Quería dar las gracias a los lectores que han motivado esta nota.
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