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¿Híbridos humanos?
La Autoridad para la Fecundación y la Embriología Humanas (HFEA) del Reino Unido, aprobó días pasados —28/11/2007 y revisión de 9/1/2008—, dos proyectos que persiguen obtener células madre embrionarias a partir de la transferencia nuclear entre una célula humana y un ovocito no humano. No se trataría pues de unir gametos de distintas especies, sino de llegar a un tipo de células que tendrían una dotación genética nuclear humana y un ambiente citoplasmático (mitocondrias incluidas) de carácter animal.
El camino para llegar a esta decisión ha durado año y medio, y ha sido muy controvertido. Por una parte la opinión pública británica ha pasado, desde un rechazo total, a un 61% de aprobación (The Guardian), al hilo de los debates que han recogido los medios de comunicación.
En el campo científico las opiniones también han estado contrapuestas. La motivación de acudir a esta técnica viene dada por la dificultad de obtener suficientes óvulos humanos para investigar. El mismo Ian Wilmut que hace dos años obtuvo permiso para clonar, ahora ha cambiado a esta nueva técnica. Pero las expectativas son muy difusas. No hay que olvidar que cuando se clonó la oveja Dolly, hicieron falta más de 300 blastocistos para que uno fuese viable. Los demás eran monstruosos, inviables, etc. ¿Cuántos harán falta ahora, para, suponiendo que pueda darse esa posibilidad, obtener uno que sea viable?
Lo más probable es que lo que se pretenda con estas investigaciones sea explorar la creación de estructuras embrionarias humano-animal, algo que es difícil que ocurra, pero que, en cualquier caso, inspira una repugnancia notable.
En el campo ético la controversia ha sido especialmente virulenta porque se promueven prácticas de laboratorio que actúan sobre lo más profundo de la especie humana, que es su propio ADN. Es difícil no ver en esta práctica una agresión seria a la dignidad humana.
En el campo jurídico se ha actuado en dos frentes. Por una parte la HFEA aprueba estas prácticas porque, se dice, entran dentro de los motivos previstos de la Human Fertilisation and Embryology Act 1990, ya que se hace con el fin de investigar enfermedades graves. Por otra parte el Gobierno, que había rechazado admitir estas prácticas, el 7 de noviembre pasado, presentó en el Parlamento británico una propuesta de reforma de la ley actual, donde se permita lo que ahora se ha aprobado, y otras varias actuaciones con embriones, prohibidas en este momento. Se prevé que la ley se apruebe a primeros de 2009.
¿Va a haber algún límite a la investigación con seres humanos? En estos momentos podríamos nombrar diversos límites: niños, ancianos, presos, etc., pero desde una postura fundamentalmente emocional —como afirma P. Singer—.
El problema surge de una elección ética que se tomó hace algunos años en Inglaterra, y en la que España ha andado a la rueda. La elección fue: «siempre puede haber algún fin que justifique cualquier medio que pongamos». En efecto, con el Informe Warnock (1984) en el Reino Unido, y con el Informe Palacios (1986) en España, se proponía legislar la reproducción asistida y evitar que se diesen situaciones descontroladas («pendiente resbaladiza»). En el debate biológico se enfrentaron posturas que después han sido científicamente superadas (se ha demostrado que desde la concepción estamos ante un individuo de la especie humana). También en el plano ético había quienes mantenían que no era admisible la fabricación de embriones, mientras que otros la admitían y también la investigación con ellos. Al final se tomó un acuerdo político: se pueden fabricar e investigar siempre que sea antes de los 14 días de vida del embrión (al que entonces políticamente se le llamó «preembrión»).
Parecería que se había tomado una decisión de «centro» entre dos extremos. Sin embargo se había saltado una barrera ética importante: el ser humano ya no es intocable, se le puede manipular siempre que tenga menos de 14 días.
Las argumentaciones que se daban para tomar esa decisión se han demostrado falsas: a) no se ha evitado sino que se ha producido un deslizamiento hacia todo tipo de actuaciones con el embrión; b) se han encontrado otros caminos para terapias para enfermedades graves (Parkinson, diabetes): las células madre adultas, y las embrionarias no provenientes de embriones han dado resultados positivos.
A la vista de la realidad parece que sería razonable recuperar como barrera infranqueable un respeto al ser humano en estado embrionario, que impida que pueda ser fabricado o manipulado si no es en su propio beneficio. No será fácil pero parece que es lo mejor.
Del director
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