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Listas paritarias, eso sí, pero sin evaluar el talento

En política ocurre igual que en otras profesiones: las mujeres han accedido al mundo laboral poco a poco, con gran esfuerzo, con cierto rechazo por parte de sus colegas especialmente si se ocupan puestos de responsabilidad, y por la vía de demostrar la valía. En ningún caso se ha contado con apoyos externos y para triunfar, se ha currado y mucho. Por ello, es lógico, hoy por hoy, que en política sean menos las mujeres que los hombres sin que signifique una merma de su profesionalidad y mucho menos de su capacidad para hacerlo bien o muy bien.

Ésta es una de las razones por las que enarbolar la bandera de la paridad en las listas electorales sea una tontería y en el fondo, un disfraz o una falacia, porque eso no es igualdad, es otra cosa. En política deben estar las y los que valen, las y los que posean una clara vocación por el servicio al bien común y a la sociedad desde el sector político-público, las y los que dejen una profesión anterior en la que se han curtido y en la que han dejado lo mejor de sí mismos. Sí no es así, los que figuran en las listas electorales llegarán a la política para forrarse, para mangonear y para servirse de la «cosa publica» y convertir en un feudo una honrada profesión. ¿Por qué? Sencillamente porque no han sido designados por el partido político por sus méritos sino en función de su sexo y para rellenar los vacíos existenciales: para las listas electorales se debe elegir a la mejor o al mejor, a todas aquellas personas que posean un perfil adecuado, por su talento, por su preparación, por su capacidad, por su imagen, por su edad, por su entrega y disponibilidad, y por su rectitud y hombría de bien.

Como las mujeres no cejamos en el empeño de ser cada día mejores profesionales, sea dónde sea, y como las mujeres no nos arredramos ante las dificultades que conlleva una mejor capacitación y una auténtica conciliación vida familiar y laboral, no dudo que serán cada vez más las que opten por la política, por el desempeño de un trabajo institucional, y por la defensa de los intereses de la sociedad civil. Pero quizá esto ocurra en las elecciones generales del 2012, porque en las próximas del 9 de marzo y en el caso de un determinado partido político, que por cierto, es el que gobierna en la nación, en sus listas paritarias no figuran los y las que deben, y sí los y las que no alcanzan un buen perfil.