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Acerca del secularismo

La aceptación del secularismo bajo todas sus formas, es radicalmente contrario a la naturaleza de la sociedad y a la naturaleza humana. Pertenece a la naturaleza del hombre y de la sociedad, presentar una esfera que sea lo sagrado. La antropología que desarrolla la constitución conciliar Gaudium et Spes dice que existen en la experiencia humana en cuanto tal, tres esferas privilegiadas:

1. La esfera de la técnica, es decir, el dominio del mundo, y en este sentido, la civilización de la técnica está profundamente en el espíritu de la Biblia.
2. La comunión entre las personas, es decir, el trabajo para crear en todos los niveles una sociedad verdaderamente humana.
3. Lugar de la relación con Dios, es decir, la adoración que es constitutiva del humanismo y por consiguiente, de la sociedad en cuanto tal. La idea de una sociedad puramente secular, es profundamente antihumana.

Uno de los mayores peligros de nuestros días, no sólo para el cristianismo sino para toda la humanidad, es la disminución del lugar de Dios en la experiencia humana. El problema que se les presenta a los teólogos de la muerte de Dios, un Altizer o un Hamilton, que son los más radicales que puedo mencionar, es saber que será del cristianismo en un mundo donde la religión ha desaparecido, donde Dios haya muerto.

Esto que parece paradójico, en realidad si se interroga a muchos cristianos de hoy, parece ser la expresión de su comportamiento. Para muchos cristianos, el amor al prójimo, el servicio a los demás, representan la substancia misma del cristianismo. Pero afirmar esto significa ser un cristiano ateo, ya que consideran que la relación con Dios no es tan esencial como la relación con las demás personas, con el prójimo. En este punto es donde reside precisamente lo más peligroso del problema, ya que ataca al cristianismo en su médula, en el medio a través del cual podemos entrar en relación con Dios. Es la ilusión existente de querer reducir al cristianismo a una mera doctrina social.