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Éxito escolar y escuela diferenciada

Tenemos un nuevo Ministerio cuya competencia específica es la igualdad. Reconozcamos que halaga a los más pobres, a los más tontos y a los más feos, saber que una ministra tutelará su derecho inalienable a ser igual en todo, a todos. Será interesante saber que pensarán hacer con los diferentes, que tienen la paradójica cualidad de ser todos iguales, puesto que todos son lo mismo: diferentes.

El fracaso escolar, que en España alcanza alturas nunca logradas en otras épocas, tiene varias causas. Una de ellas, la escuela mixta, la coeducación, vendida como progresista y revolucionaria. Así piensan en Francia, Alemania, Suecia, Estados Unidos, Inglaterra y en consecuencia, están adaptando su legislación a estas evidencias. El error fundamental está en el concepto ilustrado de igualdad que como todas las cosas, tiene sus aspectos positivos y negativos. En realidad la mejor manera de ser progresista y de apuntarse a lo positivo, es ser verdadero y respetar las evidencias de sentido común.

La igualdad puede ser entendida, como igualdad de oportunidades o como sinónimo de justicia conmutativa que tiende a tratar igual a los iguales, pero puede ser entendida insensatamente, como la igualación mecánica de todos los hombres y mujeres como si fueran números. Es una forma descarnada de destrucción del hombre por el hombre, puesto que parte de la base de destruir lo que en cada uno es original, íntimo, personal.

¿Por qué los varones son distintos de las mujeres? ¿Un error de la naturaleza? ¿Una grave aberración genética?¿Es que no saben que un país civilizado está formado por ciudadanos todos iguales ante la ley?

Una retórica superficialmente intelectual, llena de ideología insostenible, convence a la opinión publica de cualquier cosa, en este caso, de que un hombre y una mujer son lo mismo. Lo cual es cierto. Según y cómo, sino hubiera lo que el célebre presidente francés Mitterrand llamaba la 'pétite difference'.

Esa 'petite difference' no está en los órganos aparcados debajo de los intestinos. Esta ubicación, permitiría mediante cirugía, aparentar a un hombre ser mujer y viceversa. La pequeña diferencia está en el cerebro y ahí está el núcleo de la cuestión: La masculinidad y la feminidad, dependen de la estructura del cerebro puesto que en todo organismo vivo, todo afecta a todo. Lo hormonal, lo genital, lo mental y lo cerebral interaccionan mutuamente.

En términos de enseñanza primaria y secundaria, si a un varón lo educas con mujeres, puesto que su desarrollo biopsíquico, es muy diferente, estas igualando a desiguales. La maduración femenina es más precoz que la masculina, estás fomentando la agresividad, puesto que en el varón adolescente hay hormonas pero la mente no ha madurado al mismo nivel. Una de las consecuencias es la del fracaso de los varones, su crecida agresividad, el esfuerzo desproporcionado de las mujeres, para superarse a sí mismas y un largo etcétera que forma el entrerramado psicológico y humano, no sólo del fracaso escolar sino de los desajustes de la sociedad española actual.

La masculinización de las chicas y la feminización de los varones no es un resultado necesario de la coeducación. Incluso puede pensarse que alguna compensación de caracteres pudiera ser socialmente beneficiosa. Tengo mis dudas, porque el mayor beneficio de cada ser vivo, es mejorar su propia naturaleza.

Los varones reciben menos información a través de sus terminales sensitivas. Si la información es menor e incluso menos vivaz, es posible controlarla y emplearla mejor. El varón, en general, es menos tendente a la ansiedad, al nerviosismo, a las emociones. La mujer por gozar de mayor información, está más centrada en el caso concreto-es más intuitiva, solemos decir, lo que le hace una buen médico, una buena investigadora y debiera ser una política competente si no fuera por la gran resistencia física que exige la política activa. Indira Gandhi, la Thatcher, Golda Meier son perlas cultivadas, bastante masculinizadas, por cierto. Y bastante belicosas, rasgo dependiente de la testosterona como es bien sabido. Así las cosas, educar sin distinguir es francamente maleducar. Mucho de lo que nos ocurre, no son debidas al cambio generacional o al progreso indefinido de la historia que los ancianos no asimilan, sino a la pura insensatez que la vida se encargará de superar.

Y ¿qué me dicen del lenguaje sexista? Me recuerda a 'La cantante calva' de Ionesco. Es posible que la idea pueda dar su 'pasta', porque habría que cambiar muchas cosas, con alto coste financiero. Es realmente significativo pensar en la gramática como un producto cultural determinado por el sistema impuesto por la clase dominante. Los franceses, que escriben bellamente la filosofía, han dicho cosas notables: Eliminar el sujeto, que es un reflejo del poder (del macho sobre la hembra) y por supuesto, eliminar el orden sintáctico que no es otra cosa que la reverberación del orden injusto establecido. En consecuencia como dice Mingote, no digamos ya 'tolerancia' sino 'tolerancio'. ¿Por qué, entonces vende más 'tolerancio' que tolerancia?

Por razones elementales. Se halaga a todos aquellos que quieren lo que no tienen, lo que Platón llamaba Eros y otros, la finitud. Ser limitados es algo que la mayoría lleva muy mal.